Confiesa Joan Margarit que Cartas a un joven poeta de Rilke, libro de lectura obligatoria para cualquier aprendiz de poeta, le mostró algunas verdades en las que todavía cree. Esta buena compañía le habrá impulsado a escribir sus propias cartas donde reflexionar sobre la poesía .
Un poema, para Joan, es el que le hace mejor persona, le procura un mayor equilibrio interior, le consuela y le deja un poco más cerca de la felicidad.
Destaca como rasgos de la poesía : la concisión, la exactitud y la intensidad. No podemos perder de vista tampoco la tradición literaria, ese poso del que brota nuestros versos, como tampoco la métrica ( el ritmo más bien) o la retórica.
«Ser poeta es una manera de ser o estar en el mundo, como diría Heidegger».
«Hay que sumergirse en la obra de los maestros, pero también hay que saber salir».
La poesía se le muestra a Joan como una necesidad, el poeta no puede vivir sin escribir poemas, se convierte en una sana obsesión y en una pasión.
«La poesía es donde hallamos un reflejo de nuestra propia verdad. A veces una sombra de la verdad del mundo».
Experiencia lectora: Leer un buen poema es entrar en él y cuando se acaba de leer ,ya no somos los mismos.
Dos movimientos artísticos y literarios cuya influencia continúa hoy en día: el Romanticismo y las Vanguardias.
La versión inicial de un poema, después de mucho trabajarlo, suele parecerse poco a su versión final.
Aconseja para el aprendizaje de poesía empezar copiando a los grandes poetas, incluso copiar a mano los poemas más interesantes. Después, intentar volver a escribir el poema que antes se ha copiado, pero sin mirarlo, dar un paso más allá y escribir sobre mismo tema, pero copiando el estilo, para luego buscar y aportar de nuestra propia cosecha.
Cuidado con los tópicos, esta es una advertencia que siempre hago también a mis alumnos.
«El poema siempre enmascara alguna crueldad desde el momento que está dispuesto a revelar algún tipo de verdad».
«Un poeta da miedo por la verdad que busca y por la soledad que trae».
La poesía como la última Casa de la Misericordia.
Para terminar, qué mejor modo que precisamente con su poema Casa de Misericordia:
Casa de Misericordia
El padre fusilado.
O, como dice el juez, ejecutado.
La madre, ahora, la miseria, el hambre,
la instancia que le escribe alguien a máquina:
Saludo al Vencedor, Segundo Año Triunfal,
Solicito a Vuecencia poder dejar mis hijos
en esta Casa de Misericordia.
El frío del mañana está en la instancia.
Hospicios y orfanatos fueron duros,
pero más dura era la intemperie.
La verdadera caridad da miedo.
Igual que la poesía: un buen poema,
por más bello que sea, será cruel.
No hay nada más. La poesía es hoy
la última casa de misericordia.
Excelente mensaje que nos envía Ana Isabel Alvea Sánchez
joan palmarola nogué