A veces ando atareada y olvido publicar en el blog reseñas que yo he realizado o que han dedicado a mi libro, y este es el caso, que la profesora de Lengua y Literatura Leonor Morente Vallejo publicó en la revista Sonograma este análisis de mi última obra. Mi agradecimiento y como dicen, más vale tarde que nunca.
Archivos Mensuales: diciembre 2018
Reseña de Ana Recio Mir a «Púrpura de cristal»
Agradezco a Ana Recio Mir su generosidad y su amable mirada hacia mi poemario «Púrpura de cristal» y a la revista artística y literaria En Sentido Figurado su publicación .
Ana Recio Mir es Doctora en Lengua y Literatura Española , profesora de lengua y Literatura, poeta y crítica literaria, y como persona es muy generosa y solidaria, de una exquisita sensibilidad.
La revista En Sentido Figurado es una revista digital de muy larga trayectoria que recoge todos los géneros literarios , incluida poesía visual y fotografía.
http://www.ensentidofigurado.com/4%20esf.php
Y la reseña en la página 151:
Encuentro con María AR y su poemario «Mapa de la memoria»
El próximo jueves, 13 de diciembre a las 19.30 horas, estará con nosotros en la Casa del Libro de Sevilla, Calle Velázquez n.8, Remedios Álvarez Rosario para hablar de su último poemario, IV Premio de Poesía Juana Castro.
En «Mapa de la memoria», a través de un personaje ficticio, Galit, la hija de una familia sefardí víctima de la expulsión de los judíos en España en el año 1942, Remedios Álvarez da voz a todas las personas que han tenido que huir de su patria por diversos motivos , a todos los migrantes y desplazados, a quienes dedica este poemario; en cuya piel se sitúa gracias al recurso del monólogo dramático, el cual nos ayuda a tomar la distancia necesaria a la hora de escribir , sin dejar da acercarse al lector con el tono confesional de la primera persona del singular. Una técnica de gran influencia en nuestra poesía, y en la poesía moderna en general, y analizada por Robert Langbaum en su ensayo “La poesía de la experiencia: el monólogo dramático en la tradición literaria moderna”. Por lo tanto, quien habla en el libro es una niña, una niña que muestra su ingenuidad, inocencia y asombro ante el triste y trágico acontecimiento; quien dialoga con su padre o su madre, a los que interpela en muchos poemas, y a los que interroga en un intento de entender las circunstancias, la injusticia cometida.
Padre,
¿puede el Rey escribir en un edicto
que a partir de tal día de tal año
ésta no será ya nuestra tierra,
y que sea cierto?
Libro que trata sobre el destierro y exilio que pueda sentir cualquiera de nosotros, pues como muy bien dice la poeta Chelín Alcayde sobre este poemario , todos guardamos la nostalgia de alguna patria perdida: la infancia , algún amor, la madre, los abuelos. Todos hemos perdido alguna vez una casa, nuestro refugio o centro de felicidad, y nos quedamos con las llaves, su recuerdo en la memoria. ¿Podré llevarme, madre/ la luz de las mañanas? El hecho de que se dedique también el libro a las abuelas y abuelos, personas siempre necesarias, que nos provocan una enorme ternura y nos llevan a la infancia, y que la protagonista sea una niña, nos lleva a considerar que el poemario está tratando dos pérdidas: la pérdida física del lugar de origen y de la casa, y a su vez, la pérdida de la infancia , de la inocencia y pureza.
En esta expulsión todo lo material cobra suma importancia: el sauce del fondo del camino, su espejito de plata, la sortija esmeralda, el camisón de novia de la madre… todos los objetos amados, pues acompañaron en la vida, porque formaron parte de las vivencias y de la propia identidad. Subyace un fuerte y arraigado vínculo no solo con el lugar, sino también con los objetos que no puede uno llevarse y que se siente parte de sí mismo.
…Esto no puedes llevártelo, Galit.
Tampoco eso.
¿Cómo dejar atrás
las cosas tan amadas?
Un sentimiento de desarraigo la inunda al arrancarla de su tierra, igual que si arrancaran una raíz, dejando desolados a ella y a su familia.
La casa que tiene que abandonar es fuente de amor, acogida, alegría, ternura, bienestar, belleza, la casa de la familia que guarda la historia de su linaje, donde aprendió a leer, donde aguardan las tumbas de sus familiares, como si parte de su identidad también se disolviera. Y no sólo dejarán atras bienes, tambien personas cuya amistad siente insustituible.
Después de este obligado viaje nada será igual. Supone cierta pérdida de lo que uno es y de sus costumbres, una necesaria exigencia de adaptación. Conlleva una triste maduración y crecimiento en otro lugar, donde no hablan su lengua, no la conocen y donde no se siente entendida. Dentro de las pérdidas irreparables, de lo que dejó atrás, estará la alegría.
Y resiste este nuevo comienzo volviendo continuamente a la memoria de su casa y a su origen, donde fue feliz y se sintió alegre.
Quien habla, casi al final del libro, no será la niña Galit, sino quien ha sentido el dolor de la expulsión del paraíso y ha entrado en el mundo desencantado de los adultos. Ya nos lo advertia Rilke, la belleza es el comiemzo de lo terrible.
Lo único que le queda entonces será el lenguaje, su acto de resistencia: Conservar/ con todas las palabras a mi alcance/ la única patria que me queda.
Pero esto es solo un breve avance de todo lo que hablaremos el 13 de diciembre. Y como bien sabéis, estáis invitados. Os recuerdo que la librería tiene la buena costumbre de acogernos e invitarnos a una copa de Manzanilla La Guita, Bodega Valdespino, del Grupo Estévez.
Y os dejo con algunos de sus poemas:
MI NOMBRE ES GALIT
Mi nombre es Galit,
hija de Yehuda Ibn Dana y de su amada esposa,
Sara.
Nací en Sefarad,
aún guardo las llaves de mi casa.
Sólo eso me dejó este destierro eterno.
CREÍMOS
Creímos,
muy dolorosamente,
que dejábamos allí nuestros enseres,
sin darnos cuenta
que éramos nosotros mismos
los que se quedaban.
ACTO DE RESISTENCIA
Seguir llamando patio al patio
y jazmín al jazmín
aunque no haya.
Al agua
llamarla siempre agua
¿O acaso
puede quitar la sed otra palabra?
Llamar a los sabores por sus nombres:
pimentón dulce,
aceite y aceitunas,
matalahúva y miel,
canela en rama.
Al amor llamarlo amor,
ternura a la ternura
y decir alegría
para invocarla.
Conservar
con todas las palabras a mi alcance
la única patria que me queda.