Cómo te echamos de menos, Ángel
Cómo te echamos de menos, Ángel
El jueves, 22 de febrero a las 19.30 horas ,estará en el club de lectura de poesía «Versos y vinos» Lutgardo García Díaz para hablarnos principalmente de su último poemario. Un libro que nos abre la puerta a dos misterios, la poesía y el flamenco. Con un lenguaje poético se adentra en el sentir del flamenco ofreciéndonos una galería de cantaores del siglo XIX y XX, los reyes y reinas del cante: Manuel Torre, Antonio Chacón, Antonio Mairena, Manolo Caracol, la Niña de los Peines, Agujetas, José Menese…el baile de Antonio, la guitarra de Sabicas. Supone un homenaje al flamenco, a la vez que una remembranza de su infancia.
MARRURO
Y qué negros carbones lleva dentro este cante,
y cuántos velatorios de niños asfixiados
por la mordaza gris que aprieta en los mercurios,
cuántos trozos de pan con sopas de miseria,
y papeles de cartas perdidas, sin retorno,
sumergidas palabras en el pecho del mar,
cuántas noches en vela, cuántas toses de enfermos,
platos que no alimentan y mantas que no cubren…
Cada ay en descenso de esta triste canción
es igual a una azada que se clava en el tiempo.
Pues no hay más que verdad en la tragedia eterna
de este hombre que solo, con su voz rota dentro
del vientre de ballena que es la noche del mundo,
clama, como Jonás, clemencia al Dios sin nombre.
EL NÚMERO CUATRO
Es el número cuatro
– que al echarse las cartas daba suerte al Mairena,
porque así lo cantaba la feliz bulería-,
el número redondo de los sueños.
Por las claras mañanas de mi infancia,
veo venir a la abuela, empapada en el agua
de colonia de baño,
su vestido de puntos diminutos,
y sus gafas antiguas,
por un patio con tiestos de jazmines,
con el número cuatro en un boleto
donde estaban escritas todas las esperanzas
de no legarnos más que su cariño
y unos cuantos sabores,
«Y es el número cuatro» cantiñea mi padre
dentro del coche ahora,
mientras pacen inmóviles los bueyes
y el mar es un deseo que aguarda tras las dunas.
Y es mi madre que nace -en el cuarenta y cuatro-
en una casa humilde con puerta de cristales
mientras mi abuelo espera con su tabaco negro
y tazas de un brebaje que le sirven sus primas.
La tarde en que el paseo de la orilla del río
quiso venir a ser un film de Leo McCarey,
la muchacha lejana de los ojos de almendra
me miró como nunca lo había hecho nadie.
Era un día de abril, un día cuatro…
«ay el número cuatro».
VOZ DE FRAGUA
a Cayetano Fernández González
Habita en tus arterias
una fragua latiendo con sus hierros, sus yunques,
sus brasas encendidas cuando el alba era niña.
Tu quejido está roto, rajado como caña,
porque rota está el alma y el tiempo de los tuyos.
A tu garganta acuden tus ancestros herreros.
Sagrados artesanos
que, según dice el mito, construyeron el mundo.
De noche van y vienen.
Cuando te quedas solo, a las dos de la noche,
llaman siempre a tu puerta; son los duendes del sueño
que te dicen que Juane está ciclando el fuelle
y sopla en tu recuerdo, y eres niño de nuevo.
Un martinete cantan, imperfecto y salvaje;
y es la única verdad, tú descalzo la escuchas…
Y una estrella de hierro, anaranjada y líquida,
asciende entre tenazas y te marca el camino.
Podéis escuchar el primer poema del libro, La queja, en este vídeo sobre la presentación del poemario:
Lutgardo García Díaz (Sevilla, 1979) es Doctor en Medicina. Es autor de los libros La viña Perdida (Rialp, accésit del Premio Adonáis 2013), El tiempo vivido (fundación Cajasol, 2015) y Lugar de los sagrado (Vandalia, V Premio Iberoamericano Hermanos Machado).