Olvido García Valdés

OLVIDO GARCÍA VALDÉS nace el 2 de diciembre de 1950 en Santianes de Pravia, Asturias. Licenciada en Filología Románica por la Universidad de Oviedo y en Filosofía por la Universidad de Valladolid . Profesionalmente, ha sido catedrática de Lengua Española y Literatura en institutos de Valladolid y Toledo. Fue también directora del Instituto Cervantes  de Toulouse (Francia) y directora general del Libro y Fomento de la Lectura. Está casada con el poeta y crítico literario Miguel Casado.

Entre otros premios, se le concedió en 2007 el Premio Nacional de Poesía por Y todos estábamos vivos. También ha recibido en 2016 el Premio de las Letras de Asturias de Filosofía, Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda  (2021) y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2022)​

Libros suyos han sido traducidos a varios idiomas.

Es asimismo autora del ensayo biográfico Teresa de Jesús (2001), de textos para catálogos de artes plásticas (Zush, Kiefer, Vicente Rojo, Tàpies, Juan Soriano, Bienal de Venecia 2001, Broto…) y de numerosos ensayos de reflexión literaria. Ha traducido La religión de mi tiempo y Larga carretera de arena de Pier Paolo Pasolini, y (en colaboración) la antología de Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva El canto y la ceniza, así como El resto del viaje y otros poemas, de Bernard Noël.

Ha sido codirectora de la revista Los Infolios desde 1987, y miembro del consejo editor de la hispano-portuguesa Hablar/Falar de Poesia, creada en 1996; cofundadora de El signo del gorrión, a cuyo consejo editorial perteneció durante sus diez años de vida (1992-2002).

Ha dirigido o coordinado diversos cursos, seminarios y ciclos de poesía contemporánea.

Ha formado parte del proyecto Estudios de Poética, y coordinado la página de poesía «Y todos estábamos vivos» en ABC Cultural.

Libros de Poesía:

  • El tercer jardín, Ediciones del Faro, Valladolid, 1986.
  • Exposición, Ferrol, 1990, premio Ícaro de Literatura.
  • ella, los pájaros, Diputación, Soria, 1994, premio Leonor de Poesía.
  • caza nocturna, Ave del Paraíso, Madrid, 1997.
  • Del ojo al hueso, Ave del Paraíso, Madrid, 2001.
  • Y todos estábamos vivos, Tusquets, Barcelona, 2006, premio Nacional de Poesía 2007 .
  • Lo solo del animal, Tusquets, Barcelona, 2012.
  • Confía en la gracia, Tusquets, Barcelona, 2020.

Más información de su obra: Olvido García Valdés – Wikipedia, la enciclopedia libre

Se publicó una antología, Esa polilla que delante de mí revolotea. Poesía reunida (1982-2008)- su título se corresponde con un verso de un poema de Caza nocturna- y ahora se ha publicado La caída de Ícaro, con prólogo de Amelia Gamoneda, pero no tiene poemas inéditos.

LA CAÍDA DE ÍCARO

                                                             1

                     Los atardeceres se suceden,
                                   hace frío

                     y las casas de adobe en las afueras
                                   se reflejan sobre charcos quietos.
                                   Tierra removida.

Cézanne elevó la «nature morte»
a una altura
en que las cosas exteriormente muertas
cobran vida, dice Kandinsky.

Vida es emoción.
Pero quedará de vosotros
lo que ha quedado de los hombres
que vivieron antes, previene Lucrecio.
Es poco: polvo, alguna imagen tópica
y restos de edificios.
El alma muere con el cuerpo.
El alma es el cuerpo. O tres fotografías
quedan, si alguien muere.

También un gesto inexplicable,
díscolo para los ojos, desafío,
erizado. Cuerpo es lo otro.
Irreconocible. Dolor.
Sólo cuerpo. Cuerpo es no yo.
No yo.

Lo quieto de las cosas
en el atardecer. La quietud,
por ejemplo, de los edificios.
El ensombrecimiento
mudo y apagado.

Como ojos,
dos piedras azules me miran
desde un anillo.
Los anillos
cuidadosamente extraídos
al final.
Como aquél de azabache y plata
o este otro de un pálido, pálido rosa.
Rostros y luces
nítidamente se reflejan en él.

En la noche corro por un campo
que desciende, corro entre arbustos
y choco con algo vivo
que trata de ovillarse, de encogerse.
Es un niño pequeño, le pregunto
quién es y contesta que nadie.

Esta respiración honda
y este nudo en la pelvis
que se deshace y fluye. Esto soy yo
y al mismo tiempo
dolor en la nuca y en los ojos.

Terminada la juventud,
se está a merced del miedo.

2
Verde. Verde. Agua. Marrón.
Todo mojado, embarrado.
Es invierno. Es perceptible
en el silencio y en brillos
como del aire.
Yo soy muy pequeña.

Un cuerpo caminando.
Un cuerpo solo;
lo enfermo en la piel, en la mirada.
El asombro, la dureza absoluta
en los ojos. Lo impenetrable.
La descompensación
entre lo interno y lo externo.
Un cuerpo enfermo que avanza.

Desde un interior de cristales muy amplios
contemplo los árboles.
Hay un viento ligero, un movimiento
silencioso de hojas y ramas.
Como algo desconocido
y en suspenso. Más allá.
Como una luz
sesgada y quieta. Lo verde
que hiere o acaricia. Brisa
verde. Y si yo hubiera muerto
eso sería también así.

                                          La caída de Ícaro (1982-1989)

CUANDO VOY A TRABAJAR es de noche,
después amanece poco a poco,
hace mucho frío aún.
A menudo en el cine
me parece oír lluvia azotando el tejado,
como si no hubiese lugar
donde guarecerse.
Hoy alguien en un sueño dijo:
ten, en esta garrafa
hay agua limpia, por si toma moho
la del corazón. 

—-

VERDE. Las hojas de geranio
en la luz gris de la tormenta
tiemblan, tensión
de nervadura verde oscuro.
Te mirabas las manos,
nervadura de venas; si los dedos
fueran deliciosos, decías.
Al caminar
apoyaba mi sien contra la tuya
y en la noche escuchaba
el ruiseñor y el graznido
del pavo. Indiferencia
de todo, oscuridad.
Me llamabas con voz muy baja.
Sólo un día reíste.

ella, los pájaros (1989-1992)

—-

SÓLO LO QUE HAGAS y digas
eres, incierto lo que piensas, invisible
lo que sientes dentro de ti.
¿Qué significa
dentro de ti? Nada eres si, como dicen,
no es intersubjetivamente comprobado
(al menos comprobable). Juan de la Cruz no es
más que unos poemas. Emily
Dickinson, Edgar Allan Poe, sólo palabras.
¿Qué significa
intersubjetivamente? ¿Cuántos sujetos
hacen falta? ¿Cuántos que digan
a la vez: Juan de la Cruz, Emily
Dickinson, Edgar Allan Poe son cimas
de la vida humana, cimas
de la miseria humana en este hermoso
mundo?

ESCRIBIR el miedo es escribir
despacio, con letra
pequeña y líneas separadas,
describir lo próximo, los humores,
la próxima inocencia
de lo vivo, las familiares
dependencias carnosas, la piel
sonrosada, sanguínea, las venas,
venillas, capilares


ES RARO que seamos tantos en el mundo,

tantos en esta ciudad

y que no haya nadie,

casi nadie a quien no mentir.

Ayer leía fragmentos

de prosa autobiográfica,

alguien se describía salvaje

o masoquista en un desierto

africano y hablaba con un ojo

puesto en su salvajez —así decía—

y otro puesto en Europa;

resultaba curioso

que no hubiera manera de tomárselo en serio.

Qué distinto hablaría, pensé,

una mujer, ciertas mujeres cuyos nombres

 me vinieron a la cabeza,

o que bien ese otro

modo de no contar las cosas y contarlas

que algunos hombres tienen

si no son en exceso afirmativos

o mercaderes; no mentir,

no mirarse el ombligo, no ser

delicuescente, no llegar

al decálogo.

                                 Caza nocturna (1992-1996)

FULGOR de los espinos y el musgo, casa

no hay para nadie, en los bosques

moramos

EL FRÍO que sentías por los animales

del bosque estaba en ti

                                        igual

que el miedo sube

sagrado lo que indica

que anidando en el centro

de quien lo siente corre

por las paredes de su pecho, insecto

en la pared de los patios interiores.

Del ojo al hueso (1997-2000)

CON LA LUNA de marzo llegó

la foto y todos

estábamos vivos;

palabras

de velocidad

de esa sustancia

que es veloz

y gira y se desprende;

lenta, la luna

vuelve mes a mes

EN MI CASA me escondo por si alguien

me quisiera ver que no me vea

me escondo ahora

que es diciembre con la luz

apagada

               ( ¿eres

tú quien llama a la desgracia?

-desgracia, ven- ¿eres tú?)

hedor animal de la guarida

donde el frío donde

paredes y negra

de trapos

UN ALMA pájaro vuelve y te llama,

vuelve diciéndote: ven, vamos

por el sendero este, junto al arroyo. Lo oyes

como como si el canto llegara desde lejos, sin

abrir los ojos dejas que lo repita: el sendero este

junto al arroyo. Un lugar así te parece

de cuando recios pies no hollaran aún la hierba,

de antes de que el río bajara tan oscuro y aquel cuerpo

flotara junto a varas de mimbre. Qué despacio recuerdas

y vuelves, es del gozo ese canto, no

ruiseñor ni mirlo sino otro más tuyo, pájaro

que llamara a la senda y frescura. Ya voy, ya

voy, vas a decirle, y te demoras por oírlo de nuevo.

Y todos estábamos vivos (2001-2005)

¿Qué esperas, corazón? ¿qué quieres de mí?

¿Y aquél, Zenón de Elea, que se cortó la lengua

de un mordisco

y se la escupió al tirano?

El ángel bueno el ángel

malo dice: lo soportable lo

insoportable.

Quedan como la quietud

las tomó (¿a una señal de peligro?

¿en un instante preciso de la caída

de la luz? ¿por un trabajo o alambique

interior?), en un panal de rica miel.

Del otro acepto todo lo que no

insoportablemente me desagrada

lo acepto de corazón (¿quién puede aceptar

de corazón lo insoportable, casi

–eso que no se soporta– inhumano?).

Lo que hay de único y que hace de alguien alguien no puede ser comunicado.

Algunas palabras hablan

de la actitud; tolerante es actitud

de quien puede, el otro

es tolerado. ¿Quién

eres tú?

El ángel bueno el ángel

malo dice: qué

ideología.

La historia de las mujeres muestra que la historia

ha sido tolerante con las mujeres (el peldaño

donde se desarrollaba su vida estaba

un peldaño por debajo del peldaño

donde se desarrollaba la vida de los hombres

de quienes ellas dependían). La protección

arrulla si no mata –¿será el amor?–.

El sol nos diluye nos destensa y repliega

como azucarillos nos disuelve nada

dulces, en el mar de calor nos deshacemos.

Para que algo permanezca en la memoria tiene que haberse grabado a fuego; sólo lo que no cesa de doler permanece en la memoria.

Los grajos junto a las ovejas es

su interés el excremento verdes

transparentes alamillos.

La voz de la pérdida dice: qué raro no volver

a oír su voz.

Le parecían ángeles

aquellos pájaros en tránsito

garzas, martinetes y garzas

al pie de la charca y la laguna.

Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero. También si dos durmieren juntos, se calentarán; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra el uno, dos estarán contra él; y cordón de tres dobleces no presto se rompe.

Perros merodean cerca

de un zorro, opaco

el mundo en su espesor

olores que identifican.

No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra: por tanto, sean pocas tus palabras.

¿Qué sabes de lo verde, centinela,

verde de invierno, miedo?

Sin casi mantillo brota

pura luciérnaga o savia

hueco trasluz.*

* Con la incorporación de fragmentos de Décio Pignatari, Nietzsche y el Ecclesiastés
Lo solo del animal (2006-2011).

Presentación del ensayo «Turismo y Literatura. Crimen y desafío de los patrimonios invisibles» de Miguel Hermoso Alonso

Si queréis conocer con cierto nivel de concreción los criterios de Interpretación del Patrimonio que Miguel Hermoso ha utilizado para las rutas durante estos años y algunos temas relacionados más con sus contenidos,  acaba de editar, “Turismo y Literatura”,  que se suma a otros dos títulos sobre temas relacionados con las rutas, como son “San Luis. Arte, mensaje y enigma” y “Dueños de un mundo que no basta. Los Jesuitas. Protagonistas y dinamismos”  (en caso de querer adquirirlos podréis contacta con Librería Nuño. San Luis, 23 Sevilla 41003. También podrán enviarlos si contactáis con ellos en 954 904 147 o 660 794 192). EL 9 de FEBRERO, jueves, ha sido la presentación en la Biblioteca Pública Infanta Elena de Sevilla (18:30) y yo tuve el placer de de acompañar al autor, junto a dos buenos amigos y declamadores excelentes: Rosa María García Barja y Pedro Bautista Abellán.

Profundizar en el disfrute de nuevas o poco conocidas formas de entender la literatura en la degustación y apreciación de nuestro patrimonio, es la propuesta de esta publicación.

El autor nos habla de la utilización de la literatura como herramienta interpretativa. Importancia de la literatura para promocionar, difundir y consolidar el patrimonio. Hace referencia, como no podía ser de otro modo, al turismo en nuestro país, cómo logró abrir la mentalidad de una sociedad conservadora en un régimen dictatorial y modernizarnos un poco.

Resulta muy interesante la exposición de escritores extranjeros que viajaron durante siglos por España y dejaron su relato del viaje por escrito, forjando una imagen de nuestro país como exótico, oriental, el ideal romántico que creo que impera. Estos libros o guías inspiraron a otros extranjeros a conocernos. Así “Manual para viajeros por España y lectores en casa” publicado en 1844 por Richard Ford, y mucho más anécdotas e interesantes datos encontraréis en este libro.

Os dejo algunas fotografías de ayer:

14 de febrero: encuentro con Jesús Beades y su poemario «Orden de alejamiento»

Como cada mes en este V ciclo de encuentros «El poeta y su voz», podremos charlar con un poeta, y en esta ocasión será Jesús Beades y su último poemario, «Orden de alejamiento», publicado por Visor, al lograr el áccesit en el XXXII Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma. Será el 14 de febrero a las 20 horas en Casa del Libro Viapol, Av. de Diego Martínez Barrio 4, Sevilla. La participación es libre y gratuita, hasta completar aforo. Normalmente es a las 19 horas, pero por circunstancias sobrevenidas lo hemos tenido que atrasar a las 20 horas.

Jesús Beades (Sevilla, 1978) es poeta, músico, traductor y maestro. También colabora como crítico literario en varios medios y es redactor en la revista Númenor -revista que surgió en el colegio Altair-. Ha publicado los libros Tierra firme (2000), Centinelas (2003), La ciudad dormida (2005), Tibidabo 10 (2018) y su antología Resumiendo (2021). Entre sus traducciones destacan los poemas de Chesterton en Canciones de La taberna errante (2020). Su casa virtual es https://jesusbeades.com/

La contraportada del libro nos indica lo siguiente: «Orden de alejamiento es el testimonio de una relación tóxica. Como si fuese un único poema fragmentado, sus versos comienzan por la primera ilusión que enciende el amor y enseguida dan paso a un territorio hostil de confusión, en el que cada movimiento es una nueva caída inevitable. Así, sin dar un momento de tregua, estas páginas avanzan sobre un filo cortante donde la luz y la oscuridad se unen y separan, adentrándose en el trauma, la desesperación, la nostalgia de un pasado mejor -que acaso nunca haya existido- y el deseo de olvido. Este libro, visceral y lírico, irónico y valiente, enseña el abismo que todo amor oculta y en el que siempre se puede caer.»

Poemario intimista y confesional, en él se retrata con un lenguaje coloquial, tono conversacional y escenas cotidianas -solo necesita unas breves pinceladas, bañadas de realismo, para transmitirnos la historia y su sentir- la ruptura de una relación de pareja. La historia nos puede recordar las obras teatrales ¿Quién teme a Virginia Woolf? o Danza Macabra, en cuanto al reflejo del deterioro de un matrimonio. Poemas de gran visualidad, un rasgo de la escritura de Gil de Biedma, como si el lector estuviera viendo diferentes fotogramas. Parece una poesía heredera de la estética de nuestro gran poeta catalán, quien influyó, junto a otros de su generación, como Ángel González, en los llamados poetas de la experiencia; aunque introduce Jesús rasgos innovadores que aportan modernidad, como es la ausencia de signos de puntuación y otro uso del lenguaje.

Lo íntimo, lo subjetivo, puede convertirse en político. La poesía objetiviza una experiencia y la reflexiona o analiza, nos la hace revivir. Estas eran algunas cuestiones inherentes a la poética de Gil de Biedma. Y en este libro, Jesús Beades nos hace revivir las emociones de su duelo con versos intensos y afilados: el desengaño, el dolor, la tristeza, la nostalgia, la incertidumbre de futuro y el apego a un amor que fue luz y vida y pasión para convertirse en desdicha y dolor y odio. En sus páginas se pasa por todos estos sentimientos , hay un proceso de transformación, pues se inicia con el sufrimiento y el enorme esfuerzo para olvidar y se llega a la aceptación, al deseo de vivir en paz y estar bien, a bendecir aquel amor que le ha arrastrado a los infiernos, a bendecir todos los amores. Decía Eliot que el poema debía convertirse en la emoción misma, y Jesús lo logra y con fuerza nos lo transmite. En esta evolución la fe le ayuda, como dice expresamente en su poema Cruz.

En cuanto al ritmo, cuestión importante en poesía, está en consonancia con su emoción, una agitación, nerviosismo o agobio, todo el poema es un bloque de versos continuos sin signos de puntuación, un flujo de conciencia o monólogo, en versos blancos; o bien, una conversación con un tú, quien fue su pareja. Se canta, se canta el derribo de una relación y cómo se lleva.

El lenguaje usado también aporta modernidad, nada de retóricas vacías, en un estilo sobrio y preciso, de una gran naturalidad para tratar nuestro dolor. Una voz que nos habla desde su intimidad para retratarnos a todos, pues como decía Antonio Machado: «…porque en amor locura es lo sensato».

No obstante, profundizaremos más el martes 14 de febrero, solo dejaros algunos poemas:

Revista Disidentes de febrero de 2023.

Comparto la Revista Disidentes del mes de febrero. Viene con interesantes artículos de opinión, buenos poemas, preciosas fotografías de Rosario Muñoz , mi artículo «Diálogo entre teoría literaria y poesía» (en la página 32), podéis además escuchar los estupendos poemas de Juan Orozco, da gusto oír lo bien que recita y mucho más. Espero que lo disfruten.