Revista Disidentes nº18, Junio 2023

Llega la revista Disidentes de este mes con muy buen material: no os perdáis los poemas de Mario Lourtau López y Emilia Oliva García (dos extremeños) , de Dolors Alberola y Francisco Álvarez Koki; los inteligentes aforismos de Javier Salvago, los artículos, la música de Tina Turner -nuestra despedida a esta magnífica cantante-, las fotografías de José Lira sobre los ritos y simbología azteca, el ajedrez, así como los poemas recitados por Joros y Blanca Sánchez en nuestros podcast. Espero que os guste.

Mi artículo en esta ocasión versa sobre la poesía de Cesare Pavese ,notas al hilo de mi lectura de su poesía completa y de su diario «El oficio de vivir».

Revista Disidentes No. 18 Junio 2023 by Revista Disidentes – Issuu

Exposición de fotografías de Maribel Suárez y recital

El jueves 1 de junio a las 19. 00 horas acompañaremos un grupo de amigos poetas a Maribel Suárez en su exposición de fotografías, más bien proyección, unas imágenes impactantes y reveladoras que seguro os harán ver el mundo y la sociedad de otro modo.

Ciclo «El poeta y su voz»: Encuentro con Curtis Bauer y su poemario «Selfie americano», martes 9 de mayo a las 19.30 horas.

Aunque se indique en el cartel a las 19 horas, empezaremos a las 19.30 horas. En esta ocasión, el autor está en nuestra ciudad solo algunos meses al año, así que es una oportunidad única para hablar con él de poesía y de este último poemario, traducido por Natalia Carbajosa. Como me gustó mucho su primer libro en español, «Spanish Sketchbook. España en dibujos», publicado por Ediciones en Huida, estaba pendiente de su trayectoria. Veniros, que la entrada es libre y gratuita.

Curtis Bauer es catedrático de universidad, poeta, traductor y editor. Es autor de tres poemarios: Fence Line, The Real Cause For Your Absence American Selfie. También es traductor de poesía y prosa del español, traducciones entre las que destacan Image of Absence, de Jeannette L. Clariond (The Word Works Press, 2018), que ganó el International Latino Book Award for «Best Nonfiction Book Translation from Spanish to English», Behind What Landscape, de Luis Muñoz y Eros Is More, de Juan Antonio González Iglesias. Ha impartido conferencias y talleres en español e inglés en Estados Unidos, Argentina, Ecuador, México, Venezuela y España. Es editor y redactor de Q Avenue Press Chapbooks y editor de traducciones de la revista literaria The Common. Divide su tiempo entre España y Texas.

En la página web de la editorial Vaso Roto se dice sobre Selfi americano: «Con un epígrafe de Sõren Kierkegaard inicia Curtis Bauer su poemario: «El mayor de todos los peligros, perderse a sí mismo, puede ocurrir inadvertidamente en el mundo, como si no fuera nada». Y es que para este poeta el peligro yace en la distracción, en no darse cuenta. Por eso regresa  lo ido, a un pasado que requiere ser revisitado. América, las distintas américas que conforman el universo de Bauer, se nos presenta en una crudeza llevada a la abstracción. Máquinas, manchas de petróleo, mares de tierra, salamandras, un mundo con atisbos de esperanza y su olor a jazmín. Aquí hay estaciones de una edad a la que Bauer regresa y se pregunta si la belleza es, si la justicia es, si el amor es, y si lo que muestra es lo que nos mantiene asidos a la patria.

Pensar en Bauer es pensar en la pintura de Giorgio Morandi: espacios, silencios, profundidades, barreras, límites. Al lado del padre Bauer el niño lee de modo distinto el trazo, la línea, la luz y su concomitante sombra. Sabe que el pretexto del arte es la cosa y que después de mirarla se transforma en algo más y después en otra hasta que signifique aquello que no es. De eso trata Selfi americano: es el ojo que ha dejado de ver la realidad para entrar en la visión. América, las distintas américas que conforman la poesis de Bauer, se nos presenta en una crudeza llevada a la abstracción. Máquinas, manchas de petróleo, mares de tierra, salamandras, un mundo con atisbos de esperanza y su olor a jazmín.

Onda que se borra en el estanque, la escritura de Bauer se diluye en su propia tinta, pero ahora sus trazos son más sólidos, más seguros para enunciar su incertidumbre. Ha dejado de lado sus vacíos, y se ha llenado de una luz recuperada en la casa de su infancia: ese espacio espiritual se hace más grande, invita a la contemplación.

“En este bello equilibrado poemario elegíaco, Curtis Bauer revisita lo sublime americano y lo rehace en estos momentos de penuria y desastres a través de una claridad digna y honorable. Bauer nos ofrece poemas de humana precisión y callado goce.”
—Vijay Seshadri

En el programa «No es un día cualquier», de Radio Nacional de España, con Antonio Lucas, nos habla Curtis de este libro:

https://www.rtve.es/play/audios/no-es-un-dia-cualquiera/selfi-americano-antonio-lucas-libreria/6493678/

Con un estilo, que parece buscar la objetividad -descripción aparentemente objetiva de una escena o paisaje, a través de la cual se muestra , y generalmente denuncia, un hecho o situación-, narrativo, realista, donde predomina lo cotidiano, de gran visualidad y plasticidad -una cámara de fotografía o vídeo, recogiendo el más mínimo detalle- en largos poemas, profusos en su desarrollo y en tono confesional, nos retrata Texas y América, nos dibuja un retrato social y moral y cuestiona nuestra propia condición y humanidad.

En los poemas se habla en primera persona del singular. Aparece un yo -mayormente en su primera parte, más intimista- un sujeto que vive fuera de su país, en Buenos Aires, un lugar aún desconocido -después serán otras ciudades y países, pero siempre arrastra cierta nostalgia y sentimiento de extranjería- , y que se siente confuso, desorientado, perdido, solo, donde puede que recuerde su tierra y su infancia: Texas, una terra vasta de petróleo y cazadores, la luz de su casa natal, los amigos o amantes. Será un sujeto poco autocomplaciente, quien siente la pérdida de los amigos, pero sabe que mañana serán olvido, como se borra la huella y la onda de una piedra tirada al estanque.

Algunos poemas parecen recoger noticias de sucesos, como la violencia de género o el suicidio de un chico. Y cobran protagonismo personajes marginales : los vagabundos que duermen en la calle y que nadie parece percibir, el vecino borracho que cuelga a su perra de una soga para bailar juntos y la mata, trata la pobreza, el racismo. Escenas duras y posibles, si no reales. Sin embargo, no todo es crudeza, hay dulzura y delicadeza cuando se habla de amor y belleza, la belleza del abrazo de un ser querido -en su poema Lo que la belleza es, es-, o por ejemplo, en Amar a esta mujer: tres movimientos, nos dice:

«…O puedo tomarte de la mano, perderme

en el rastro de tus dedos y seguir

la cartografía de tus venas de la punta al arco del brazo,

como una vara de zahorí en busca

de un chorrito, de un manantial subterráneo

que se abre a cierta profundidad

y forma un arroyo, un río,

un océano en tu interior.

Hasta allí quiero ser arrastrado».

Un estilo ecléctico el suyo, mezcla de narratividad con simbolismo, sugerente, cuyos poemas se abren a la interpretación del lector, a quien hace pensar, sin duda, y cuya conciencia agita.

En su segunda parte la denuncia se intensifica, mostrando la infamia: explotación laboral, inmigración, los migrantes subidos a las vallas, la represión policial, la situación de los ilegales, los abusos sexuales a menores, historias de violencia y hombres violentos, el asesinato de una niña… En definitiva, nuestra maldad y monstruosidad.

Alrededor del deseo, del amor y desamor ronda principalmente su tercera parte, sobre su belleza y sobre la existencia de lo bello, o su ausencia. Nos muestra en este texto, en suma, lo bello y lo terrible.

Selfi en el polvo

Hay una luz que amo, que amaba

en la casa donde nací.

 

Tras la puerta se inundaba el zaguán

de la luz oblicua que brillaba en

 

cascadas de partículas que allí

se remansaban, luego estallaban, se inflaban

 

y avanzaban flotando como si

tuvieran un sitio a donde ir,

 

donde caer a kilómetros de distancia

o salir de la ciudad como yo mismo

 

haría después, aunque no supe por qué

bañado allí entonces en el polvo

 

revuelto que formaba remolinos, bullendo

en esa luz y calor hasta formar

 

el abrazo de un cuerpo que se abriera

sobre mí y me rodeara, un niño

 

alentado por la fuerza de ese espacio,

armado de valor para entrar

 

en ese borboteo y ese baile

en manos del polvo. Mis manos

 

entretejidas en él, tomándolo

y tocándolo. Abrazados. Aprendí

 

en qué parte de la luz me convierto

al flotar y al girar, cómo

 

me elevo desde el suelo,

y salgo, y sigo más allá.

 

Selfi americano

 

Quién es el hombre, pues solo puedo imaginar

un hombre, que tocaría a una niña,

 

que desnudaría a esa niña, que

la haría agacharse y

 

la haría agacharse

y la penetraría y a él y a él

 

y a ella y se dirigiría a la madre

de este o de aquella, la cual,

 

atada con correas a una silla, se quedaría

tan inmóvil como las sillas, tan vacía como las sillas

 

en las que otras madres no quieren sentarse,

aunque lo harán, obligadas a mirar

 

en silencio como lo hacemos en el cine o en un museo,

qué es el hombre que pareciera sonreír

 

a esas madres mientras penetra a aquel niño o a esa niña,

pero no y no a los niños que ahora

 

estarán vomitando en silencio tras llorar hasta que no

les queden lágrimas, si no fuera por la cámara que sostiene

 

otro hombre detrás de esas madres, que hace fotos, instan

táneas para enseñar a los amigos de vuelta a casa,

 

a la familia guardados en una caja de zapatos que un día,

cuando ese hombre sea viejo, haya olvidado lo que ha hecho,

 

porque esta raza de hombres puede olvidar lo que ha

hecho, abrazará a los hijos de sus hijos, que un día

 

descubrirán esa caja llena tan peculiar en un armario, si entonces

aún existen los armarios y las cajas y las fotos,

 

la bajarán por puro aburrimiento, la abrirán y verán

lo que su abuelo, lo que sus amigos y su

 

abuelito hicieron por puro aburrimiento

en nombre de su país.

 

 

Otra mujer a la que amé

 

Fue amargo: la lluvia caía a cántaros sobre nosotros,

los dos más madrugadores que esperábamos en la cola fuera

de la Galería Nacional del Retrato. Como una

riada; como una película (¿Por qué quieres vivir allí?

Preguntó mi hermano. Llueve todo el tiempo); e

Igual que en las películas, yo llevaba paraguas

y ella no, era guapa y yo no,

quería practicar su inglés ya perfecto,

entendía a su cuerpo con exactitud, y yo no.

Hice un gesto, extendí el paraguas hacia ella

y me tomó del brazo, esperamos juntos,

sin hablar del tiempo ni de que los dos

éramos de fuera, sino de los olores familiares

que añorábamos y de la última vez que los sentimos

aquí, o del té amargo al que no nos acostumbrábamos.

Tal vez reímos y yo fui más consciente

de su cuerpo junto al mío. He contado esta historia

muchas veces; algunas mujeres se quedan dentro de un
hombre;

su belleza, por supuesto, era espectacular

y yo no merecía estar tan cerca de ella -su

aplomo- aunque estaba calada hasta los huesos.

Fue su presencia inesperada, mi brazo

fue una puerta que agarró y abrió,

su mano la llave; fue

el pequeño espacio seco y la conversación

que compartimos; no se alejó

cuando entramos, sino que me esperó en un banco,

y yo no me apresuré por una sala llena, digamos,

temblando con su perfume aún en la camisa,

el recuerdo de su brazo rozando mi cadera,

balanceándose. Había ido a ver cuadros

y a escribir a otra mujer.

Ella ya no me quería y yo

no lo quise ver. Lo he postergado durante años, pero ahora
veo

que encontré una pista, o se me concedió una aquella mañana

y tarde en el centro de Londres. Pasaría

otro día con ella, escucharía su voz en el teléfono

dos veces, y luego se marcharía. Hace veinte años

me bebí el té y me inquieté al otro lado de la mesa

por ella, que me cogía las manos; nunca nos volvimos a ver

aunque hicimos planes para un fin de semana juntos…

Podría tener un hijo o una hija que hablaran

un idioma que no conozco, un nieto risueño,

recién nacido y suave, que oliera a leche y calentito

en París o en Dubrovnik. Cada dos años me acuerdo

de ella, me pregunto cómo encontrarla, si todavía

canta, si está viva, y una vez intenté escribirle.

Sólo hice eso. Nunca compartimos una habitación en Ljubljana,

ni nos vimos en Venecia, ni nadamos desnudos en el
Adriático.

He vuelto a pensar en ella esta mañana.

Todavía siento el brazo de esa mujer entre el codo

y el pecho. El recuerdo se agranda, se dulcifica.

No son tantas las mujeres que he amado. Le di

a esa mujer la mitad de mi que no estaba en uso.

Con lo que ahorré, compré esto: la pera de Anjou,

una taza de café, esta mesa roja. La seguí,

ansioso y feliz. Me gané este recuerdo. Seguro que suena

tonto. Su linda cara. Su mano apretada

con la mía. Veintitrés gotas de lluvia en su pelo.

Ayer tuvimos la ocasión y el gusto de compartir poesía y conversación con Curtis Bauer, profundizando en su poemario «Selfi americano». Le estamos muy agradecidos, resultó de gran interés humano, y por supuesto, literario. Desde luego, no se pierdan la posibilidad de escucharlo hoy a las 19 horas en el Aula de Grados de la facultad de Filología.

Os dejo algunas fotografías, realizadas por Gregorio Dávila de Tena y por Rafael García Organvídez.

 

 

 

 

«Las ventanas del tiempo» en el programa de Radio Proverso, «La estantería».

He elegido para encabezar la noticia esta foto de la Feria del Libro de Tomares, donde coincidí en la firma con mi amigo, poeta y escritor, Tomás Sánchez Rubio, para comentaros que podéis escucharme en su programa de radio «La estantería».

En este programa número 46 de “La Estantería” de Radio Proverso, una radio muy cultural, se recuerda al filósofo estoico cordobés Lucio Anneo Séneca, de cuyo fallecimiento el próximo 30 de abril se cumplirán nada menos que 1958 años. Además, podréis escucharme a mí y a la escritora Juana Rodríguez Macías, hablando respectivamente de nuestros poemarios recientemente publicados. Por su parte, en “El rincón de las historias”, José Manuel Martínez nos conmoverá con un nuevo relato titulado “Terapia”. Finalmente, en el espacio “Desde la raíz” trataremos, como siempre, el origen de diversas expresiones y voces de nuestra rica lengua castellana. No os lo perdáis. Así, que si queréis escucharme hablar un poquitín del libro y recitar algunos poemas, aquí mismo, en este enlace de Youtube, o bien en ivoox.

Muy agradecida a Tomás Sánchez Rubio por invitarme a participar en su programa y mis felicitaciones por su enorme labor.

https://www.ivoox.com/estanteria-programa-45-audios-mp3_rf_106216356_1.html

«Las ventanas del tiempo» en la Feria del Libro de Málaga

Una interesante experiencia la Feria del Libro de Málaga y un placer, cómo no, participar y pasear por sus calles, muelle y museos. Aquí os dejo algunas fotografías de Diego Jesús Romero Jaime, se quedará como huella y recuerdo. Eso sí, el madrugón fue de aúpa.

Presentación en Jerez: 20 de abril de 2023 a las 19.30 horas en la Fundación Caballero Bonald

Este jueves tengo la suerte de presentar mi poemario » Las ventanas del tiempo» acompañada de mi amiga y excelente poeta, Isabel de Rueda, quien a su vez presenta su antología «Estaciones». Mejor acompañada imposible. «Versos promiscuos». Agradecida a la Fundación Caballero Bonald por su hospitalidad. Veniros.

Un enorme placer haber compartido poesía, amistad y alegría con Isabel De Rueda Rubiales y su gente, amigos encantadores. Esto me pasa cuando vengo a Jerez de su mano, siempre la hospitalidad y su magnífico acogimiento , la cercanía, la amistad y la alegría, el vino y la buena conversación. Y además, como dice acertadamente Josefa, es la suya una poesía de calidad. Y siempre lo pasamos muy bien.
Muy agradecida también a la Fundación Caballero Bonald y a Josefa Parra Ramos , a quien felicito por su estupenda labor, y sabe hacerte sentir como en casa.
Respecto a las fotografías, tengo una mezcla de fotografías de Diego y José María. Y para mayor testimonio de nuestros «Versos promiscuos» este vídeo:

VIII Encuentro poético de La Rinconada

De esta tarde magnífica hay una excelente crónica del periodista Francisco J. Domínguez en el Correo de Andalucía:

Un hechizo de versos en arte mayor (elcorreoweb.es)

Esta fotografía es de Lourdes Páez Morales, gracias a ella tenemos un hermoso testimonio que podéis ver en este enlace:

Y como no puede ser de otro modo, mis felicitaciones al Ayuntamiento de La Rinconada por esta iniciativa, necesaria, y a nuestra amiga y poeta Miriam Nisa, baluarte de la poesía en su pueblo.

Encuentro con autor: Anabel Caride y su poemario «Los días inabarcables». 18 de abril a las 19.30 horas.

En nuestra cita mensual con poetas, el ciclo de encuentros «El poeta y su voz», el próximo 18 de abril a las 19.30 horas nos reuniremos con Anabel Caride en Casa del Libro de Viapol y espero que nos acompañéis, pues seguro será interesante.

Anabel Caride es una poeta sevillana que comenzó su andadura en la Facultad de Filología, siendo en la actualidad profesora de secundaria. Integrante del circuito andaluz de autores literarios, ha sido miembro de la Unión Nacional de Escritores y copresentadora del programa radiofónico cultural La Inopia.

Ha publicado los poemarios Nanas para hombres grises, Tinta en el almanaque, Allanamiento de morada, Lloverá sobre tu nombre y Calle de los noctámbulos. Ha participado en diversas antologías imprescindibles como Los vicios solitarios, Poesía viva de Andalucía, Poetas en el camino, Femigrama, Poetas para el siglo XXI o Poetas andaluces contemporáneos. Finalista del «X Premio de Narrativa Miguel Cabrera» de Morón . Creadora del blog Nanas para hombres grises, ha sido la primera mujer poeta en español en aparecer publicada en la revista Fishouse de ámbito norteamericano.

anabel-nanasparahombresgrises.blogspot.com

En la sinopsis de este libro que consta en la web de la editorial Anantes se indica: «Poeta rebelde, inconfundible, antipoética a veces y provocativa siempre, Anabel Caride acaba de publicar Los días inabarcables (Editorial Anantes). Como en la cita de Raymond Carver que encabeza el volumen, su sexto poemario utiliza “las cosas que le rodean” para hacer poesía. Así, los temas son tan variados como el día a día y su “lenguaje de las calles” (la tercera de las cuatro secciones en que se desarrolla el libro) resuena a Lorca y a Baudelaire. Los días inabarcables, en realidad, utilizan una poética inabarcable para mostrar una vida inabarcable, que comienza en la madre y en esa niña que planeaba fugarse del colegio con un niño rebelde y concluye con una suerte de epitafio que aspira al eterno retorno.»

Efectivamente, en Los días inabarcables, encontramos ímpetu y rebeldía, un ir contracorriente de la burocracia, de la vida gris y encorsetada, disidencia que podemos comprobar le viene de pequeña; pues este libro bebe, con una mirada irónica, de la memoria y de los recuerdos de una vida transcurrida: su infancia, adolescencia, los años universitarios… hasta llegar a la profesora que hoy es y que comprueba cómo en sus alumnos la vida vuelve a repetirse.

Siente la poesía como salvación -como dice en el poema Pitihopo- y como una guía o mapa que le lleva a otro modo de vivir – más intenso, alegre y bello- sin olvidar esa niña algo traviesa y atrevida que fue y que vuelve cuando las circunstancias lo permiten. Un mundo infantil que retrata con gracia y que se distancia, claro está, de la realidad del adulto: más compleja, con más responsabilidades y obligaciones y con más rutina.

En sus versos podemos leer la vida y costumbres de toda una generación con los veranos de vacaciones en familia, los abuelos y sus mimos, el despertar de la adolescencia en los años ochenta, y de los amores. Y mayormente de amor trata su tercera parte, El lenguaje de las calles, incluido el amor a la abuela, y el de madre, el cariño a las mujeres fuertes de su familia. No puede faltar la felicidad de los veranos en un mar del norte, aquellos viajes felices o abanderar las cuatros soledades gongorinas en su rechazo a la burocracia, a lo impuesto, a las convenciones inertes -como nos indica en el poema El peregrino en su patria-.

Una escritura fresca, desenfadada, en tono jovial e irónico; aunque algunos poemas se impregnen de sentimiento, tristeza y lirismo -como el poema que inicia el libro, Puente de barcas, referente a la muerte de su madre; o bien el último poema, Mar de nubes-.

Como no hemos referido anteriormente a su estructura, ahora os digo que se inicia con el poema Puente de barcas, mencionado antes, y se divide en dos partes: Salitre y piononos – tránsito por su infancia, adolescencia, los años universitarios- y El lenguaje de las calles, en el que predomina el amor; ultima con el poema Mar de nubes, a modo de epílogo, en el que se imagina en la vejez.

Un recuento, en definitiva, de unos días que por su esplendor se sienten inabarcables y eternos, precisamente un mar de nubes. De todo lo acontecido y evaporado en la niebla, solo el amor – como la poesía- se salva.

Por supuesto, trataremos el libro con mayor profundidad el próximo martes. Os esperamos.