El escritor pesimista y desolador que rememora una y otra vez el paisaje idílico y mítico de su infancia , como las colinas y viñas de su pueblo natal. Su infancia: el paraíso perdido del que el adulto es expulsado. El adulto: la ciudad de Turín y el desencanto. A semejanza de Baudelaire ,que retrataba la ciudad de París, en su primer poemario Trabajar cansa sus protagonistas son seres comunes, pero también marginales, prostitutas, e igualmente a través de poemas narrativos nos refleja una sociedad y la situación de la posguerra italiana: el desempleo, el hambre, la fatiga del trabajo ( él que siempre añoró una vida contemplativa), la infelicidad. A semejanza de Baudelaire, con sus diferencias y distancias evidentes, también hallamos una crítica social y humana en el fondo de sus poemas.
La mayor parte de su obra poética se encuentra en el libro Trabajar cansa publicado en 1936 ( edición corregida posterior en 1943). Su aparición renovó la poesía italiana de su tiempo, pues contrastará con el Hermetismo por su estilo realista, narrativo, coloquial, con sus poemas- relatos , su claridad y objetividad. Se opondrá con la misma fuerza a la poesía grandilocuente y patriotera, promovida por el fascismo, con su mirada derrotista y su atención a la gente común, a sus desgracias, fatigas y penurias. Sus poemas relatos también podrían considerarse poemas- retratos, fotografías de quienes le rodean y de cuanto le rodea.
No obstante, su poesía se irá desnudando de narratividad para hacerse cada vez más lírica en sus dos últimos poemarios, La tierra y la muerte y el famosísimo Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, publicado en 1951. La tierra y la muerte contienen poemas que escribe para Bianca Garufi, uno de sus amores frustrados, y el último libro a la actriz Constance Dowling, de la que también se enamoró sin mejor resultado.
Fue reconocido en su tiempo y disfrutó de éxito literario, pero no era suficiente . Si conocemos un poco su historia comprobamos que motivos para la tristeza tenía: la temprana muerte de su padre , la muerte de sus hermanos, la rigidez de la madre, el contexto histórico de las grandes guerras y posguerras, el fascismo, sus fracasos amorosos, su sentimiento de soledad e incomunicación…
Su biografía y el tiempo que le tocó vivir está muy bien constatado en este enlace: http://www.escribirte.com.ar/informes/68/cesare-pavese-o-la-guerra-mas-cruel-de-todas-htm.
Interesante toda su poesía, emotivos muchos poemas, me resulta difícil seleccionar, por ejemplo:
Fumadores de papel de TRABAJAR CANSA
Me ha llevado a oír su banda. Se sienta en una esquina
y empuña el clarín. Comienza un tumulto infernal
Fuera, un viento furioso y los golpes, entre los relámpagos,
de la lluvia hacen que la luz se vaya
cada cinco minutos. En la sombra, las caras
miran dentro asustadas, al tocar de memoria
un bailable. Enérgico, el pobre amigo
los dirige a todos, desde el fondo. Y el clarín se tuerce,
rompe el barullo sonoro, se eleva, se desahoga
como un alma sola, en un seco silencio.
Esos pobres latones son magullados a menudo:
campesinas las manos que aprietan las teclas,
y las frentes, tozudas, apenas miran la tierra.
Miserable sangre cansada, extenuada
por las muchas fatigas, se siente mugir
en las noches y el amigo los guía con fatiga,
él que tiene manos duras como para alzar una masa,
llevar una garlopa, arrancarse la vida.
Tuvo en un tiempo compañeros y solo tiene treinta años.
Fue de aquellos de después de la guerra, crecidos en el hambre.
Vino también él a Turín, buscándose la vida
y encontró la injusticia. Aprendió a trabajar
en las fábricas sin una sonrisa. Aprendió a medir
sobre la propia fatiga el hambre de los otros,
y encontró por todas partes injusticia. Intentó darse paz
caminando, somnoliento, las calles infinitas
en la noche, pero vio solamente millones de faroles
lucidísimos, sobre la iniquidad: mujeres roncas, ebrios,
vacilantes fantoches perdidos. Había llegado a Turín
un invierno, entre relámpagos de fábricas y escorias de humo,
y sabía qué era el trabajo. Aceptaba el trabajo
como un duro destino del hombre. Pero que todos los hombres
lo aceptasen y en el mundo habría justicia.
Pero se hizo compañeros. Aguantaba las largas palabras
y debía escuchar, esperando el final.
Se hizo compañeros. Cada casa tenía familias.
La ciudad estaba toda cercada por ellos. Y el rostro del mundo
estaba todo cubierto por ellos. Sentían dentro suyo
tanta desesperación como para vencer al mundo.
Suena seco esta noche, a pesar de la banda
que se ha instruido uno a uno. No piensa en el barullo
de la lluvia y la luz. El rostro severo
mira atento un dolor, mordiendo el clarín.
Esos ojos los he visto una noche, en que solos,
con el hermano, diez años mas triste que él
velábamos a una luz deficiente. El hermano estudiaba
sobre un inútil torno construido por él.
Y mi pobre amigo acusaba al destino
que los tiene calvados a la garlopa y a la maza
para nutrir dos viejos, no solicitados.
De repente gritó:
que no era el destino si el mundo sufría,
si la luz del sol arrancaba blasfemias:
era el hombre culpable. Al menos poder irse,
hacer el hombre libre, decir que no
a una vida que usa amor y piedad,
la familia, el pedacito de tierra, para atarnos las manos.
De Vendrá la muerte y tendrá tus ojos (Verrà la morte e avrà i tuoi occhi)
In The Morning You Always Come Back
La lumbrera del alba
respira con tu boca
en las calles vacías.
Luz gris son tus ojos,
dulces gotas del alba
en colinas oscuras.
Tu paso y tu aliento
como el viento del alba
sumergen las casas.
La ciudad se estremece
y las piedras huelen,
eres la vida y el despertar.
Estrella extraviada
en la luz de la aurora,
chirrido de la brisa,
tibieza, respiro—
se ha acabado la noche.
Eres la luz y la mañana.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos –
esa muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, esperanza querida,
ese día sabremos, también nosotros,
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
resurgir un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Descenderemos al abismo, mudos.