SALVATORE QUASIMODO

 

 

portada Poesía completa de Quasimodo

Os dejo algunos datos sobre la biografía y poemas de este autor , muy apreciado por mí, quien recibió el Premio Nobel en 1959. Los poemas están traducidos por el poeta Antonio Colinas.

Su biografía la podréis conocer en este enlace:

https://es.wikipedia.org/wiki/Salvatore_Quasimodo

 

Y DE PRONTO ANOCHECE

 Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra

atravesado por un rayo de sol:

y de pronto anochece.

 

REFUGIO DE AVES NOCTURNAS
  
En lo alto hay un pino torcido;
atento está y escucha al abismo
con el tronco doblado como ballesta.

Refugio de nocturnas aves
en la hora más alta resuena
con un latir de alas veloces.

También mi corazón tiene su nido
colgado en lo oscuro, una voz;
también él está escuchando la noche.

 

ESPEJO

Y he aquí que sobre el tronco
se abren las yemas:
un verdor más nuevo que la hierba
que apacigua el corazón:
el tronco parecía ya muerto,
inclinado sobre el barranco.

Y todo me sabe a milagro;
y soy esa agua de nube
que hoy refleja en las fosas
más azul su trozo de cielo,
ese verde que entreabre la corteza
y que sin embargo anoche no existía.

de Aguas y Tierras (1930)

 

OTOÑO

Manso otoño, me domino
e inclino a tus aguas por beber el cielo,
suave fuga de árboles y abismos.

Áspera pena del nacer
me encuentra unido a ti;
y en tí me quiebro y recobro la salud

pobre cosa caída
que la tierra recoge.

De Oboe sumergido (1932)

 

GARZA MUERTA

En el pantano caliente, hundida en el fango,
llena de insectos, me duele
una garza muerta.

Me consumo en voz y sonido;
temblando en débiles ecos
de tiempo en tiempo gime un soplo
olvidado.

Piedad, que no me halle
sin voces y sin rostros
en la memoria un día.

 Érato y Apolo (1932-1936)

 

EN LAS FRONDAS DE LOS SAUCES

¿Y cómo podíamos cantar
con el pie extranjero sobre el corazón,
entre los muertos abandonados en las plazas
sobre la hierba dura de hielo, ante el gemido
de cordero de los niños, ante el alarido negro
de la madre que iba a encontrar a su hijo
crucificado en el poste del telégrafo?
En las frondas de los sauces, como ex votos,
también nuestras liras estaban colgadas,
oscilaban levemente al triste viento.

Día tras día (1947)

 

SOLO CON QUE AMOR TE HIERA

No olvides que vives en medio de los animales,

los caballos, los gatos, las ratas de alcantarilla

oscuras como la mujer de Salomón, terrible

campo con banderas desplegadas;

no olvides al perro con su lengua y su cola

de armonías de lo irreal, ni al lagarto, al mirlo,

al ruiseñor, a la víbora, al abejorro. O te place pensar

que vives entre hombres puros y mujeres

virtuosas que no sienten

el croar de la rana en celo, verde

como la más verde rama de la sangre.

Los pájaros te contemplan desde los árboles y las hojas

No ignoran que la Mente ha muerto

para siempre, su reliquia sabe a cartílago

quemado o a plástico corroído, no olvides

ser sinuoso y hábil animal

que ardoroso violenta y todo aquí lo quiere

sobre la tierra antes del último grito

cuando el cuerpo es cadencia de acartonados recuerdos

y el espíritu al fin apremia lo eterno:

recuerda que puedes ser el ser del ser

solo con que el amor te hiera feliz en las entrañas.

Deber y haber (1959-1963)

Salvatore Quasimodo

En este blog se puede encontrar su discurso cuando recibió el Premio Nobel sobre el compromiso del poeta :

http://patriciadamiano.blogspot.com/2016/07/salvatore-quasimodo-el-poeta-y-el.html

 

 

Poesía Arabigoandaluza

Poesía arabigoandaluza (2)

 

He encontrado casualmente  en la biblioteca esta antología de poesía andalusí, escrita por escritores árabes asentados en Al-Ándalus,  cuyos versos rebosan preciosismo,  sensualidad y pasión.  Se titula Diván andalusí. Antología de poetas arabigoandaluces, elaborada por el doctor Juan Rey y publicada por la editorial Guadalmena en 1991.

 

EL MEMBRILLO

 

Es de color amarillo, como si llevase una túnica

de narciso y huele como el almizcle de penetrante

aroma.

Tiene el perfume de la amada y su misma dureza

de corazón, pero tiene el color del amante apasionado

y macilento.

Su palidez es un préstamo de mi palidez, su olor

es el aliento de mi amiga.

Cuando se irguió  fragante en la rama y las horas

le habían tejido mantos de brocado,

extendí mi mano suavemente para cogerlo y

colocarlo como pebetero en el centro de mi sala.

Tenía un vestido de pelusa cenicienta que

revoloteaba sobre un liso cuerpo de oro.

Y cuando se quedó desnudo en mi mano, sin más

que su camisa color de narciso,

me hizo recordar a quien no puedo decir, y el

ardor de mi aliento lo marchitó entre mis dedos.

Chafar ibn Utman al-Mushafi (m. 982)

 

 

LA TORMENTA

 

Cada flor abría en la oscuridad su boca buscando

las ubres de la lluvia fecunda.

Y los ejércitos de las negras nubes, cargadas de

agua, desfilaban majestuosamente, armadas con los

sables dorados del relámpago.

Ibn Suhayd (992-1035)

 

 

VISITA

 

Espera mi visita cuando apunta la oscuridad,

pues opino que la noche es más encubridora de los secretos.

Tengo algo contigo que si coincidiera con el sol,

éste no brillaría

y si con la luna, ésta no saldría

y si con las estrellas

éstas no caminarían.

Wallada ( 994-1091)

 

 

EN AUSENCIA DE LA AMADA

 

En sueños tu imagen presentó a la mía, mejilla y pecho,

recogía la rosa y mordí la manzana.

Me ofreció los rojos labios y aspiré su aliento.

Me pareció que sentía el olor a sándalo.

Si quisiera visitarme cuando estoy despierto…

pero entre nosotros pende el velo de la separación.

¿Por qué la tristeza no se aparta de nosotros,

por qué no se aleja la desgracia?

¡Que Dios refresque a Umm Ybayda con fina lluvia

como ella lo ha hecho en mi corazón!

Es un antílope por su cuello, una gacela por sus ojos,

un jardín de arriates por su fragancia, una rama de

sauce por su talle.

Al- Mutamid (1068-1091)

 

 

LOS LUNARES

 

Levantó sus ojos hacia las estrellas y las estrellas,

admiradas de tanta hermosura, perdieron pie

y se fueron cayendo en la mejilla donde con

envidia las he visto ennegrecerse.

Ibn Labbana (m.  1113)

 

 

EL AZAHAR Y LA ROSA

 

Ensartamos nuestras rimas como un collar en

honor del que presidía la tertulia,

en una casa a cuyo cobijo arrastramos el manto de

la gloria.

Los luceros brillaban allí vivos como brasas, la

noche exhalaba ámbar gris.

Nos perfumaba el azahar fragante, entreverados

con la rosa

como una blanca boca dulce que sonriese besando

una mejilla.

 

 

ESCENA DE AMOR

 

Sus miradas eran de gacela, su cuello como el del

ciervo blanco, sus labios rojos como el vino, sus

dientes como las burbujas.

La embriaguez la hacía languidecer en su túnica

bordada de oro que la ceñía como las estrellas brillantes

se entrelazan en torno de la luna.

La mano del amor nos vistió en la noche con una

túnica de abrazos que rasgó la mano de la aurora.

Ibn Jafacha ( 1058-1138)

 

 

LAS ROSAS

 

Las rosas se han esparcido en el río y los vientos,

al pasar, las han escalonado con su soplo

como si el río fuese la coraza de un héroe desgarrada

por la lanza y en la que corre la sangre de las heridas.

Ibn az-Zaqqaq ( 1094-1135)

 

 

ESCENA DE AMOR

 

Cuando el sol se inclinaba para alejarse, le fijé,

para que cumpliera su promesa de visitarme como

un sol, el momento en que la luna de las tinieblas

hace su viaje nocturno.

Y vino como la claridad de la aurora que se abre

paso entre las tinieblas y a veces como pasa el

céfiro sobre el río.

En torno mío se perfumaban los horizontes, anunciándome

su llegada como el aroma anuncia la flor.

Yo recorrí con mis besos las huellas de su paso

como el lector recorre las letras de la línea.

Y pasé con ella la noche, mientras la noche dormía

y el amor despertaba entre la rama de su talle, la

duna de sus caderas y la luna de su rostro.

Unas veces la abrazaba y otras la besaba hasta

que el estandarte de la aurora nos llamó para alejarnos.

Y se rompieron los collares del abrazo entre nosotros.

¡Oh noche de al-qadr, suspende la hora de la separación!

Ibn Safar al-Marini (S. XII)

 

 

TÚ QUE CABALGAS

 

Tú que cabalgas, a tu izquierdas dunas

y a la derecha tamarindos,

Hacia Nayd, un camino que atraviesan

los ojos del céfiro,

saluda de mi parte, cuando llegues,

a un amigo cuyos ojos

son las espadas más penetrantes

y di en un valle, junto a un bosque

en cuyas ramas las palomas zurean:

«Ay  bosque, las palomas padecen

los sentimientos del que triste añora.

Si las palomas sintiesen

lo que mi pecho siente,

quemarían la rama en que se posan».

Ar-Rusafi (S. XII)

 

LAS CANAS

 

Canas dijeron. ¿Os extraña? Contesté.

¿Es raro que el alba raye la oscuridad nocturna?

No estáis viendo canas, sino

el bayo de la juventud vuelto gris de tanto correr.

Ibn Gayyat ( S. XIII)

 

 

EL SURTIDOR

 

¡Qué bello el surtidor, que apedrea el cielo con

estrellas fugaces que saltan como ágiles acróbatas!

De él se deslizan a borbotones sierpes de agua que

corren hacia la taza como amedrentadas víboras.

Y es que el agua, acostumbrada a correr furtivamente

debajo de la tierra, al ver un espacio abierto, aprieta a huir.

Mas luego, al reposarse, satisfecha de su nueva

morada, sonríe orgullosamente mostrando sus dientes

de burbujas.

Y entonces, cuando la sonrisa ha descubierto su

deliciosa dentadura, inclínanse las ramas enamoradas

a besarla.

Ibn Raia ( S. XIII)

 

 

 

 

 

 

JUANA CASTRO

 

BIOGRAFÍA DE JUANA CASTRO: http://www.juanacastro.es/index.php/biografia

 

ENTREVISTA de Juana Castro en la radio de la UNED https://canal.uned.es/video/5a6f1fe0b1111f28298b4861

 

MARÍA ENCADENADA

Llora pequeña.
Te están circuncidando la belleza,

llora,
tus tenues agujeros de esclava
pregonarán tu rol desde la sangre.
Te están atando al oro
para que no recuerdes
ni voluntad ni inteligencia,
para que seas eternamente la muñeca
presa de adornos y miradas.
Tus dos pétalos de rosa taladrados
son el primer dolor de tu recuerdo,

llora,
te espera una isla de vestidos
donde cada deseo te mojará las alas.
Un paraíso de espejos,
de tules y de encajes
te da la bienvenida,

tu mañana

tendrá el color del maquillaje.
Los focos, las joyas y las fiestas
con miles de tentáculos
apresarán tu tiempo atenazado.
Sonreirás
la sumisión estándar que te marquen
en el mundo consumo de los sexos.

de Cóncava mujer (1978)

 

DAFNE

Que tu luz no me busque, Apolo, porque soy una hoja
que vive con el viento.
Toda la savia es
una caricia blanda,
tengo verdes los brazos de besarme en las ramas,
de mirar en las sombras el cristal desvaído de mi cuerpo.
Los helechos me abren su corazón de agua,
poseo dos mil lunas ganadas al ocaso,
los tilos, el espliego, la frescura
de todos los diamantes que se mueren de frío,
las lianas que adornan
la libertad, el talle, las avenas,
mis pestañas, las rosas, los pedernales tiernos de los frutos,
las blancas mariposas donde beben su plata las raíces,
donde el bosque se espesa de semillas y muerte.
No deseo tu fuego, adoro la ceniza que es espora del trigo
y no quiero otro rayo que el resplandor redondo en las naranjas,
el cenit que atomiza la techumbre calada de los árboles,
los troncos como dioses,
las auroras cebadas en su vientre de polen solitario.
Es inútil que corras, porque este paraíso que fecundan tus ojos
me pertenece ya, es la textura
del fondo de mi carne
y crezco vegetal
desde la dermis al vello más oscuro donde duermen los mundos,
es inútil que corras, inútil que me alcances,
porque tengo las plantas
vaciadas en la tierra
y el laurel
es ya un triunfo de oro en mi cabeza.

de Paranoia de otoño (1985)

 

INANNA

Como la flor madura del magnolio
era alta y feliz. En el principio
sólo Ella existía. Húmeda y dulce, blanca,
se amaba en la sombría
saliva de las algas,
en los senos vallados de las trufas,
en los pubis suaves de los mirlos.
Dormía en las avenas
sobre lechos de estambres
y sus labios de abeja
entreabrían las vulvas
doradas de los lotos.
Acariciaba toda
la luz de las adelfas
y en los saurios azules
se bebía la savia
gloriosa de la luna.
Se abarcaba en los muslos
fragantes de los cedros
y pulsaba sus poros con el polen
indemne de las larvas.
¡Gloria y loor a Ella,
a su útero vivo de pistilos,
a su orquídea feraz y a su cintura!
Reverbere su gozo
en uvas y en estrellas,
en palomas y espigas,
porque es hermosa y grande,
oh la magnolia blanca. Sola!
            de Narcisia (1986)
DE COMO SE DESAÍNA AL HALCÓN
Desconocí, hasta ahora, el precio de mi carne.
Porque nunca amé cuerpos, sino estrellas,
imágenes, ideas, la luz alta y lejana
de una efigie trazada sobre el viento.
Mas en ti no hay descanso. La mentira
de tu injusta distancia resplandece y me asedia.
Veo el sol, y sé que ya es el tiempo de romper
las estampas, rasgar en mil pedazos
las siluetas del humo, aquello que no existe
sino en mí o en mis ojos.
Hambre mía olvidada, tal vez nunca
sabida. El corazón, en un minuto
de cuatrocientos golpes te demanda.
Voy a ir hacia ti pues soy una oquedad
que al vacío se cae en su vacío.
Boca mía y el hambre.
Hambre sola total, que en el espacio
sus cuencas desmorona, y a llenarse,
abierta sobre ti se precipita.
           de Arte de cetrería (1989)
LOS ENCERRADOS
Los atrancados. Los encerrados vivos.
Oscurecidos, aherrojados en el último cuerpo
de la casa, se consumen y hablan.
Corre la muerte afuera.
Hablan con el televisor y con sus muertos.
Olvidan los plazos del futuro
igual que olvidan hoy
qué cosas les dolieron ayer tarde.
No abren las ventanas
porque no entren el sol ni los ladrones
y el cielo está techado de uralita,
y no quieren saber a cuántos años
se murieron su madre ni su padre-
Por olvidar, olvidan enfadarse, se tragan
las horas, el caldo, las pastillas, y arrastran
su nombre y sus dos pies como un misterio.
Y leen y releen, una vez y otra vez,
tercos como funambulistas,
la cuenta de la luz, el testamento,
la invitación de boda de una sobrina nieta.
-Anda, padre, hay que andar.
Y se levanta, y sale, y anda, porque su hija
le ha dicho que hay que andar cada día
si no quiere oxidarse.
Mientras madre, para no ver el filo,
para no ver la muerte,
olvida que hoy es miércoles, olvida que es agosto.
Olvida que ha vivido.
Y se afana, y trajina, y se ríe.
-Cómo voy a tener yo ochenta años.
De Los cuerpos oscuros ( 2005)

Encuentro con Jacobo Cortines y «Nombre entre nombres»

Portada Nombre entre nombres

El jueves 17 de octubre a las 19.00 horas en la Casa del Libro- C/Velázquez n.8, Sevilla,- tendremos la suerte de contar con la presencia de Jacobo Cortines. Todo un lujo. Nos hablará de poesía y de su poemario Nombre entre nombres, publicado por Renacimiento.

Nombre entre nombres es un libro intimista, confesional, reflexivo, elegíaco y celebratorio.

Dulce resulta pasear la mirada por la claridad del verso blanco, melodioso y rítmico- con predominio del ritmo endecasílabo y alejandrino, sin perder el verso la naturalidad a pesar de sujetarse a medida-; dulce dejarse mecer por las olas del mar del verano o contemplar y deleitarse con los campos del sur, espacios que otorgan paz y refugio, los lugares preferidos o amados referidos en el primer capítulo del libro, Escenarios, título que saca a colación su concepción de la vida como un teatro y los lugares que habitamos, sus escenarios.

La Naturaleza, atenazada por la codicia y el exceso de construcción, adquiere una relevante significación. Además de aportar serenidad, representa un paisaje sentimental y simbólico, actúa como correlato objetivo del sentir del poeta, igual que sucede en Antonio Machado o en los poetas simbolistas, y antes en algunos románticos: descripciones crepusculares, el adiós de la tarde entre cipreses, paisajes solitarios, campos secos o el jardín de la casa. Descripciones que transmiten el interior, donde lo de dentro y lo de fuera se funde.

En el segundo capítulo, Ausencias, nos introduce en un túnel y en un sueño de sombras, en la tragedia que nos habrá de venir, si no la hemos sufrido ya. Será una voz intimista, confesional, cercana, quien nos habla en tono contenido del duelo por la muerte de los seres queridos. La memoria y el presente apelan y se aferran a sus recuerdos, el pasado asalta constante su presente. En la casa encendida de su poema Buenas noches -nítida referencia a La casa encendida de Luis rosales- el sujeto, invadido por la añoranza y la nostalgia, se pierde entre brumas de ensueños y nostalgias y deseos, sin saber, tal vez, dónde realmente se encuentra: ¿dónde están?, ¿dónde estoy? Qué es realidad y qué es sueño, dónde el pasado y dónde el presente.

Los contrapuntos, su tercer capítulo, serán esos labios que le devuelven a la vida, la esperanza agazapada tenaz en el fondo, la vida que en su eterno retorno vuelve a reafirmarse y logra despertarlo, como un Ulises que regresa de un viaje doloroso: Una tierra le afirma, / y en la tierra se afirma, entre los otros/ Al fondo el mar con su empezar eterno. Su lectura nos alienta y nos avisa de la luz que alumbra al final del túnel, de la posibilidad de comenzar de nuevo; igual que Lázaro, también nosotros podremos resucitar.

En el último poema de este capítulo, Olas de ayer, reflexiona sobre el tema del tiempo: ¿ese ayer- se pregunta-, / no es este hoy; tal vez también mañana? Al igual que el poeta T.S Eliot, viene a concebir el tiempo como un continuum donde pasado, presente y futuro se funden en su conciencia del tiempo. Así, en su extenso poema Nombre entre nombres indicará que se siente en un presente/ que es a su vez infancia, vejez, todo, suma de eternidades.

Su cuarto capítulo lo constituye el extenso poema que da título al libro, Nombre entre nombres. Puede aludir a la frase bíblica por amor de su nombre, pues encontramos varias referencias y símbolos bíblicos, con los cuales logra trascender y universalizar el relato, y otorgaría al poema varios planos de interpretación: en un primer plano, literal, el nombre es la casa de campo heredada y cuya construcción le renueva el entusiasmo al otorgarle un lugar rodeado de campo y naturaleza, semejante al que disfrutaba en la niñez, donde encontrar paz; en un segundo plano, de sentido religioso, pudiera ser que la fe o, en todo caso, la sabiduría que expresamente aprecia en el Libro del Eclesiastés –Anda, come tu pan con alegría,/ y disfruta la vida con quien amas…- le ayuden a continuar con entusiasmo su vida.

Precedido el último capítulo por los famosos versos de Juan Ramón Jiménez: “¡Intelijencia, dame/ el nombre exacto de las cosas!”, de cuando nuestro poeta Nobel quería encontrar la realidad más auténtica a través de la poesía- pero no con la inteligencia racional, sino por la intuitiva y poética- y poder comunicarla a los demás con un lenguaje desnudo y preciso, la llamada poesía “pura”. Perteneciente el poema a su libro Eternidades, igual que en él, Jacobo Cortines presenta una vida cotidiana, trascendida, eternizada, pero con un estilo preciso, realista y contenido, escritos que me esfuerzo en que sean/ testimonios del tiempo en el que estoy.

Este poema narrativo y dialógico parece constar de dos partes: en su primera parte, más trágica, la voz que habla en el poema interpela a un tú, a modo de narrador que se dirige a sí mismo. Este desdoblamiento permite un distanciamiento, tal vez necesario para contar los hechos, y modera y suaviza el sufrimiento que subyace en el relato; en su segunda parte, el narrador le otorga la palabra al protagonista, Sé tú ya, pues, quien hable, y continúa el poema en primera persona, momento en el que se produce un giro en la escritura, convirtiéndose en un canto y celebración de la belleza de la vida.

Al principio, ese nombre está vacío para el sujeto, pues lo que aporta sentido a los nombres es el haberlos vivido y haberlos sentido suyo. La importancia de este nombre deriva de su raíz, de la familia, de su madre, constituye una seña de identidad, un retorno al paisaje de la infancia -aunque no sea el mismo lugar- y a pesar del dolor sentido o de la soledad, sabe que la vida tiene que seguir, y no es posible, vivir sin nombre alguno.

A partir de recibir en herencia una casa de campo, un lugar como retiro/ del ruido del mundo, el poema se ilumina, le inyecta ilusión el proyecto de levantarla de su derrumbe, a la vez que él y su vida se van levantado, retoma con entusiasmo la reconstrucción de la finca y de sí mismo, por amor a las cosas de este nombre, todos los sentidos se despiertan. Y todo alrededor se vuelve hermoso: los árboles, la luz, el aire, la noche, el canto de los pájaros, el estudio, el jardín, los amaneceres, la sucesión de estaciones. Después de arduos trabajos, lista está la casa y la persona para sentir con amor todo el encanto que le rodea.

Emulando a Walt Whitman, quien lea este libro está adentrándose en la vida, en su tragedia, en su belleza y en la vital enseñanza de confiar que siempre puede haber un nombre que ilumine el regreso del reino de Hades. Cada cual tendrá que buscar el suyo, aquel que sea capaz de resucitarlo. Un placer su lectura, por supuesto.

De todo esto y de más hablaremos el próximo jueves 17 de octubre a las 19.00 horas. Os esperamos. Y terminamos con algunos poemas del libro.

 

PASEO

 

Sereno el mar al acabar la tarde,

y el cielo entre celeste y amarillo.

Dos cañas de pescar sobre las piedras

el horizonte enmarcan.

Rota y Cádiz, envueltas en la bruma,

fantasmales ciudades que en la noche

poco a poco se van iluminando.

Por esta larga playa yo paseo

con mi silencio a solas. No hay respuestas

porque nada pregunto. Sólo escucho

el romper de las olas, las espumas

con su frágil murmullo en retirada,

el viento en mis oídos, algún pájaro

que canta mientras vuela. Nada quiero

sino hundir los talones en la arena,

seguir, seguir, hasta sentir cansancio,

y volver lentamente

como un oscuro bulto que regresa

al punto de partida. Ya es bastante

no naufragar en el silencio propio.

 

BAJO LOS PÁRPADOS

 

Como un derrumbe o el tajo de una espada,

así, bajo los párpados, el día.

«¿No estaba- se pregunta- en aquel sitio

con aquellos con los que estuve siempre?»

No entendía con ellos lo que hablaba,

pero sí recordaba haberlo hablado

quizás en otros sueños. Y de pronto,

entre sudores fríos, la penumbra

del cuarto ante sus ojos, y una vida

cargada de torpezas y quimeras,

de errores, desengaños y despistes.

Un rápido desfile que le lleva

a hundirse entre las grietas como huyendo.

No quiere el nuevo día, la mañana

con los huesos helados, ni la tarde

de hirientes horas lentas y vacías.

Pero al fin se levanta , y el espejo

en silencio le otorga la esperanza.

 

NOMBRE ENTRE NOMBRES

Todo ha de ser más claro

en la nueva conciencia, más hermoso

que nunca con esfuerzo y con constancia,

por amor a las cosas de este nombre.

Desde lo más pequeño a lo sublime,

de raíz a la flor, de piedra al cielo.

Una explosión de súbita alegría,

íntima, contenida, esperanzada,

derriba laberintos y cloacas,

prisiones del pasado

que ya no han de volver, porque el deseo

no permite que vuelva lo ya sido,

y es más fuerte que miedos y amenanzas.

Él es afirmación, no negaciones,

construcción, no derribo, acción, proyectos,

y el tiempo mismo es tiempo en sí distinto,

no su enemigo, sino su aliado,

sí posibilidad frente a impotencia.

El tiempo entre mis brazos que me impulsa

a rescatar el nombre antes perdido…

 

Jacobo Cortines (Lebrija, 1946) es autor de los siguientes libros de poesía: Primera entrega (1978), Pasión y paisaje (1983), Carta de Junio y otros poemas (1994), Consolaciones (2004), por el que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica, y este último, Nombre entre nombres. Una antología de sus versos se encuentra en la colección Poética y Poesía de la Fundación March (2006). De Petrarca ha traducido los Triunfos (1983) y el Cancionero (1989), así como, de Sterbini, el libreto de El barbero de Sevilla (1997). Entre sus obras en prosa figuran Itálica famosa (1995), Separatas de Literatura, Arte y Música (2000), Burlas y veras de Don Juan (2007), Nuevas separatas (2012), y sus ediciones de Escritos sobre Fernando Villalón (1982), Poemas escogidos (1908-1961) de Felipe Cortines Murube (1983), Actas del Primer Congreso Internacional sobre Luis Cernuda (1990), e Historial de una vida (2003), y, en colaboración con Juan Lamillar, Obra selecta I, II y III (2004), de Joaquín Romero Murube. Vive en Sevilla, en cuya Universidad se doctoró en Filosofía y Letras y ha ejercido la docencia. Es miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y director de la colección de poesía Vandalia.