Mi agradecimiento a la revista virtual Rótula y a su editor, José Luis Trullo, por acoger en su espacio mi reseña del poemario de Jesús Cotta, «Digno del barro». Espero que os guste.
El miércoles 1 de diciembre a las 19.00 horas en el Taller de poetas, Jorge Díaz Martínez tratará sobre poesía de Carlos Pardo . La clase se impartirá a través de Meet. Interesados contactad en : aalveasanchez@gmail.com
Jorge Díaz Martínez, Doctor en Teoría de la Literatura y del Arte y Literatura Comparada por la Universidad de Granada, ha sido lector de español en universidades de Asia, África y Europa. Actualmente, es profesor de enseñanza secundaria en Andalucía. Ha publicado los libros: Escribiendo mandalas (Ediciones En Huida, 2021), Transbordo. Poemas del metro de Barcelona (La Garúa, 2012), Almizcle y tabaco (Premio Arcipreste de Hita, Pre-Textos, 2005) y La piel de la memoria (Premio Vicente Núñez, Visor, 2004). Como crítico, ha seleccionado y prologado la antología Voces del nuevo siglo. Poesía española contemporánea (2014), traducida y publicada en Armenia por Hakob Simonyan. Y también, junto a Ana Isabel Alvea Sánchez: La vida por delante. Antología de jóvenes poetas andaluces (Ediciones En Huida, 2012).
El martes 23 de noviembre a las 19.00 horas podremos hablar con Rosario Troncoso de poesía y , en especial, de su poemario «Nuestra orilla salvaje». Un imprevisto imposibilita a la autora a venir a Sevilla y el encuentro será virtual a través de Meet, desde la librería Casa del Libro de Viapol, Avenida de Diego Martínez Barrio nº 4, Sevilla. Quienes estén interesados podrán contactad conmigo en este correo: aalveasanchez@gmail.com .
Mi compañera Ana Recio Mir, profesora de Lengua y Literatura, Doctora en Filología Hispánica, crítica literaria y poeta, ha realizado la semblanza de la autora y breve reseña del poemario que os dejo a continuación:
«La gaditana Rosario Troncoso es autora de más de una decena de libros y cultiva la poesía y el guión teatral. Es licenciada en Humanidades por la Universidad de Cádiz y máster en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Además es profesora de Lengua y Literatura españolas en secundaria y bachillerato.
En 2012 logró el accésit al XV Premio de Poesía del Ateneo de Sanlúcar de Barrameda por su obra Reconstrucción. Ha dirigido encuentros literarios en Andalucía y es integrante del Centro Andaluz de las Letras. Colabora en medios de comunicación como Onda Cero de Cádiz, y publica artículos literarios en La voz del sur, CaoCultura, y en Diario Bahía de Cádiz, donde han visto la luz sus colaboraciones sobre la enseñanza, la música y hasta sobre el alcalde de la ciudad. Dirige la revista El ático de los gatos, y El ático de los gatitos para niños.
Ha impartido talleres literarios en el Centro penitenciario Puerto III y este año ha sido invitada y ha participado en el Festival Internacional de Poesía de Granada. Es autora de una adaptación didáctica de La Celestina y ha impartido escritura creativa en el programa de Mentorías de la Universidad de Cádiz para alumnado de altas capacidades intelectuales.
La riqueza de sus intereses culturales se plasma en su revista El ático de los gatos o en las páginas de “Magia, brujería y esoterismo en la Historia” publicado por la Universidad de Cádiz.
Mujer trabajadora, antes de Nuestra orilla salvaje (2017) Rosario Troncoso ya había publicado siete poemarios entre los que destacan entre otros Huir de los domingos (2006), Delirios y mareas (2008), Juguetes de Dios (2010), y Eternidad provisional (2016). Ha colaborado también en numerosas revistas como La Gaya ciencia, Estación poesía, Crátera, Maremágnum o Dos orillas y es, además, editora en Takara editorial.
Sus últimos libros son Los ángeles fríos (2019) y En el corazón escamas (2020). Algunos de sus poemas han sido traducidos al hindí, inglés, alemán e italiano. Ha coordinado recientemente una antología de poesía femenina con Carmen Canet titulada Maternidades.
Nuestra orilla salvaje reúne un ramillete de 37 poemas que se organizan en dos secciones: “El abrazo de los extraños” y “El final de las hadas”. El título del volumen parece una declaración de intenciones, como si manifestara su deseo de mostrar al lector lo menos lógico y convencional del ser humano.
En los 26 textos de la primera parte se abordan temas como el paso del tiempo, la muerte, le lejanía, la búsqueda del equilibrio, la aceptación del camino del existir, el triunfo sobre la muerte, el goce del presente o el dolor, entre otros. El rótulo de la segunda parte “El final de las hadas” parece apuntar al fin de la infancia, esa época en que muchas cosas se sueñan o se idealizan. La naturaleza parece ser un refugio, casi un nido para la felicidad, por eso en su vuelo jubiloso las gaviotas “gritan mi nombre”.
En lo que respecta a la métrica, la autora escribe con total libertad, sin ajustarse a las estrofas clásicas, ni buscar premeditadamente la rima. Emplea el endecasílabo combinado con versos de arte menor, como el heptasílabo, en poemas, por lo general, más breves en la primera parte que en la segunda.
Su lengua es clara y cristalina, lo que facilita la comunión con el lector y la emplea de un modo original, sobre todo al usar recursos como la personificación:
Y el odio en las chinchetas
del tablón de noticias.
Es una grosería
Dejarse el cuerpo inútil con corbata.
Poeta de exquisita sensibilidad, su alma se conmueve ante las tragedias cotidianas, como la muerte de un vecino. el último poema del libro, de acendrado lirismo y de temática amorosa, pone la guinda a este excelente poemario»
Por mi parte, en mi lectura he encontrado en este poemario, intimista y confesional, la historia de un derrumbe, de un dificultoso período de crisis personal ; el final de una relación y el principio de una nueva vida. La ruptura y su doloroso duelo en un verso claro y tono contenido por el que nos lleva a sentir las cenizas de lo que ardió, el duro trecho que hay que recorrer, el bullir de todas las emociones que atraviesan por ella: “Inquietud. No toques nada por dentro./ Pues no hay control . Y todo arde» ; hasta llegar a una estoica aceptación y a la idea de que mejor ese paso que vivir enterrados en vida. Al final la aceptación la hace libre.
Se retrata a dos personas distanciadas, dos desconocidos que apenas se entienden, una casa invadida por la desgana, el sentimiento de vacío y de muerte, una muerte que se piensa necesaria para seguir viviendo. Será preciso buscar el equilibrio cuando uno tiene que enfrentarse a la soledad y al hueco que deja un nombre, reunir todas las fuerzas posibles; pero el sujeto poético , de fuerza, parece saber bastante.
Un día el mundo se quedó en silencio; los árboles, arriba, eran hondos y majestuosos y nosotros sentíamos bajo nuestra piel el movimiento de la tierra.
Tus manos fueron suaves en las mías y yo sentí la gravedad y la luz y que vivías en mi corazón.
Todo era verdad bajo los árboles, todo era verdad. Yo comprendía todas las cosas como se comprende un fruto con la boca, una luz con los ojos.
—
YO ME CALLO, YO ESPERO hasta que mi pasión y mi poesía y mi esperanza sean como la que anda por la calle; hasta que pueda ver con los ojos cerrados el dolor que ya veo con los ojos abiertos.
De Exentos I (1959-1960)
DESPUÉS DE VEINTE AÑOS.
Cuando yo tenía catorce años, me hacían trabajar hasta muy tarde. Cuando llegaba a casa, me cogía la cabeza mi madre entre sus manos.
Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra y los gritos de mis camaradas en el soto y las hogueras en la noche y todas las cosas que dan salud y amistad y hacen crecer el corazón.
A las cinco del día, en el invierno, mi madre iba hasta el borde de mi cama y me llamaba por mi nombre y acariciaba mi rostro hasta despertarme.
Yo salía a la calle y aún no amanecía y mis ojos parecían endurecerse con el frío.
Esto no es justo, aunque era hermoso ir por las calles y escuchar mis pasos y sentir la noche de los que dormían y comprenderlos como a un solo ser, como si descansaran de la misma existencia, todos en el mismo sueño.
Entraba en el trabajo. La oficina
olía mal y daba pena. Luego, llegaban las mujeres. Se ponían a fregar en silencio.
Veinte años. He sido escarnecido y olvidado. Ya no comprendo la noche ni el canto de los muchachos sobre las praderas. Y, sin embargo, sé que algo más grande y más real que yo hay en mí, va en mis huesos:
Tierra incansable, firma la paz que sabes. Danos nuestra existencia a nosotros mismos.
—
CAIGO SOBRE UNAS MANOS
Cuando no sabía
aún que yo vivía en unas manos,
ellas pasaban sobre mi rostro y mi corazón.
Yo sentía que la noche era dulce
como una leche silenciosa. Y grande.
Mucho más grande que mi vida.
Madre:
eran tus manos y la noche juntas.
Por eso aquella oscuridad me amaba.
No lo recuerdo pero está conmigo.
Donde yo existo más, en lo olvidado,
están las manos y la noche.
A veces,
cuando mi cabeza cuelga sobre la tierra
y ya no puedo más y está vacío
el mundo, alguna vez, sube el olvido
aún al corazón.
Y me arrodillo
a respirar sobre tus manos.
Bajo
y tú escondes mi rostro; y soy pequeño;
y tus manos son grandes; y la noche
viene otra vez, viene otra vez.
Descanso
de ser hombre, descanso de ser hombre
—
AMOR
Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.
Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.
Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.
De Blues castellano (1961-1966)
—
EL ÓXIDO SE POSÓ EN MI LENGUA
El óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición. El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido, y no acepté otro valor que la imposibilidad. Como un barco calcificado en un país del que se ha retirado el mar, escuché la rendición de mis huesos depositándose en el descanso; escuché la huida de los insectos y la retracción de la sombra al ingresar en lo que quedaba de mí; escuché hasta que la verdad dejó de existir en el espacio y en mi espíritu, y no pude resistir la perfección del silencio. No creo en las invocaciones pero las invocaciones creen en mí: han venido otra vez como líquenes inevitables. La fermentación del verano se introduce en mi corazón y mis manos se deslizan cansadas en la lentitud. Vienen rostros sin proyectar sombra ni hacer crujir la sencillez del aire; sin osamenta ni tránsito, como si consistieran únicamente en el contenido de mis ojos, en la unidad de mis palabras, en el espesor de mis oídos. Son obedientes y yo siento su reunión como una salud que se refugia en la oscuridad. Es una amistad dentro de mí mismo; es un estambre urdido por manos que son suaves en el interior de los días.
—
Vi la muerte rodeada de árboles (árboles más esbeltos que el llanto de tus hermanas), urces en el fulgor y la serenidad.
Vi sombra azul distribuida en sernas, sólo advertida por los animales tan antiguos como mi corazón, por emisarios muy cansados;
la deserción sobre la boca que yo amaba (grandes banderas ante los espejos del suicidio)
la esperanza dentro del acero.
El otoño se expresa como pájaros invisibles. ¿Qué harías tú si tu memoria estuviera llena de olvido, qué harías tú en un país al que no querías llegar?
Pesan las máscaras de la pureza, pesan los paños sobre la forma de la patria.
La vergüenza es la paz. Yo acudiré con mi vergüenza.
Pasan los cuerpos hacia la tortura y otros son ágiles en las posturas del amor, pero la sabiduría aumenta en cálices más profundos.
¿Qué harías tú si tu memoria estuviera llena de olvido? Todas las cosas son transparentes: cesan las escrituras y cae lluvia dentro de los ojos.
Nuestros labios envejecieron en palabras incomprensibles.
De Descripción de la mentira (1975-1976)
DIOS Y SU MÁSCARA. Oyes a los insectos que se alimentan en tu alma
y, de pronto, un árbol dice su clamor y arde la lengua del olvido
y todo acaba en transparencia, en formas cuya verdad no se concede
hasta que las espumas queman el corazón de hombres desconocidos y los caballos hablan de aquella sangre, de aquel aire extinguido en los patios de España,
de aquella tierra sin descanso,
de aquel olvido lleno de sangre.
(Delación del verano)
De Lápidas (1977-1986)
AMÉ TODAS LAS PÉRDIDAS.
Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.
—
GRITAN LAS SERPIENTES en las celdas del aire. La ebriedad sube desde las piernas femeninas y tú pones tus labios en sus líquidos.
Coge la flor de la agonía. Aún
Hay humedad en la ceniza que amas.
—
AMÉ LAS DESAPARICIONES y ahora el último rostro ha salido de mí.
He atravesado las cortinas blancas:
ya solo hay luz dentro de mis ojos.
El libro del frío (1986-1998)
—
ÉSTA ES LA EDAD DEL HIERRO EN LA GARGANTA. YA.
Te habitas a ti mismo pero te desconoces; vives en una bóveda abandonada
en la que escuchas tu propio corazón
mientras la grasa y el olvido se extienden por tus venas y
te calcificas en el dolor y de tu boca
caen sílabas negras.
Vas hacia lo invisible
y sabes que es real lo que no existe.
Retienes vagamente tus causas y tus sueños
(aún conservas el olor de los suicidas),
te alimentan la ira y la piedad.
Queda poco de ti: vértigo, uñas
y sombras de recuerdos.
Piensas la desaparición. Acaricias
la tiniebla cerebral, bajas al hígado calcinado por la tristeza.
Así es la edad del hierro en la garganta. Ya
todo es incomprensible. Sin embargo,
amas aún cuanto has perdido.
Arden las pérdidas (1993-2003-2004)
CON TUS MANOS CONDUCIDAS por una música que vagamente recuerdas,
dices adiós en el umbral. Ah insensata dulzura,
dices adiós en el umbral y de tus manos se desprende
un instante sin límites.
—
TUS CABELLOS EN MIS MANOS, su resplandor atravesado por enjambres
invisibles, por instantes que no cesan de abandonarme;
tus cabellos entre dos falsas eternidades.
Ah extrañeza llena de luz: tus cabellos
en mis manos.
—
SOBRE EL ESTANQUE
las palomas giran en torno a tu cabeza.
Cuando sus alas rozan tus cabellos yo me inclino y veo tu claridad en el agua
y yo estoy en tu claridad y me desconozco:
estoy coronado de palomas
dentro del agua. En ti.
Cecilia (2000-2004 y 2018)
*Poemas de Esta luz. Poesía reunida. Volumen I, Galaxia Gutenberg
El pasado 3 de noviembre tuvimos en el Taller de poetas un encuentro virtual con la escritora- poeta y narradora- Isabel Bono. Nos encantó charlar con ella, la admiraba como poeta y como persona es una delicia, fue muy lindo e inspirador, y lo pasamos muy bien, se nos pasó el tiempo volando. Os dejo algunos poemas suyos:
Mi agradecimiento a la revista Culturamas y al profesor, poeta y crítico literario Jesús Cárdenas Sánchez por la publicación de mi reseña sobre el poemario «Un temblor en las encinas. Biografía de una mirada» de Gregorio Dávila de Tena.
Os dejo aquí mi reseña del último poemario de Ivan Onia, «Canto a quien» , publicado por Ultramarina Editorial. Es un libro por el que pongo la mano en el fuego, una caja de prodigios la poesía de Iván.
Mi agradecimiento a la revista Culturamas y al profesor, poeta, crítico literario y editor Jesús Sánchez Cárdenas por la edición de la reseña:
El miércoles 10 de noviembre a las 20.00 horas Jesús Cotta y yo presentamos su último poemario «Digno del barro», publicado por Renacimiento. Una poesía vitalista y alegre, una celebración de la vida y el amor, seguro que os contagiaréis de su mirada.
LA GRAVEDAD Y LA GRACIA
Bajo el chubasco va corriendo un niño
feliz de haber prestado su paraguas.
el agua le ha calado hasta los huesos,
pero él ríe, acelera , brinca y salva.
Y espanta a una serpiente con sus risas
que vuelan hasta un olmo y allí cantan
en los sueños que tienen los valientes
después de haber luchado con las gárgolas.
Y no cabe en el mundo su alegría
y nada es más veloz que sus zancadas.
El vendaval no puede detenerlo
aunque él no sabe adónde va ni nada.
Se ha vuelto loca el agua, truenan rayos,
el campo
entero huye en desbandada,
menos en dirección contraria al río
y el niño que ha prestado su paraguas.
NO ME BASTA
No me basta la luz, el mar, el aire.
De todo eso he nacido y no soy suyo,
nada soy a su lado y quiero más.
Yo soy el barro deseando un alma,
soy la tierra buscándose el origen.
¿Por qué tanta belleza no me basta?
¿Por qué andaré buscando yo otra cosa,
un daimon, un cometa, un arca, un grial,
el coro de los santos y las ánimas,
un Ser que sea más que el infinito?
¿Y por qué, si son tantas las estrellas,
son siempre pocas para tanta noche?
JESÚS COTTA cuenta que buscando frases que animaran a sus alumnos a ser buenos y felices se aficionó a leer sentencias y aforismos. A un aforismo le pide que ilumine un poco la oscuridad del mundo, y a un poema, que aumente el número de cosas bellas que hay en él.
Es narrador, ensayista, poeta , traductor y aforista. Ha publicado la novela Las vírgenes prudentes (Mono Azul Editora, 2005) y los ensayos Topicario. Arpones contra el pensamiento simple (Almuzara, 2005), Ulises y las sirenas ( 2009) , y Manual de ayuda contra los libros de autoayuda( 2011); los libros de aforismos Cometario (2015), Motas de polen (Cypress editorial, 2020) y Homo mysticus (Cypress editorial, 2021) y los poemarios A merced de los pájaros, Menos la luna y yo, Niños al hombro y este es su cuarto libro de poesía.
Y aún hay más, a las 19.00 horas será la presentación de «Roma y otros destinos» de Eduardo del Pino, profesor de Filología Latina en la Universidad de Cádiz, por Fidel Villegas. Os esperamos: Casa del Libro, C/ Velázquez nº8, Sevilla