Ciclo «El poeta y su voz»: Esther Garboni y «A mano Alzada». 14 de junio a las 20 horas.

Terminamos esta temporada de encuentros de autores con la poeta y dramaturga Esther Garboni para charlar de poesía y de su último poemario, A mano alzada. Y será el miércoles 14 de junio a las 20.00 horas en Casa del Libro de Viapol. El aforo es libre y seguro que nos alegrará veros.

Esther Garboni nace en Sevilla, ciudad donde reside y ejerce de profesora de Lengua y Literatura. Es autora de los libros Las estaciones perdidas (2006, premio Searus), Tarjeta de embarque (SIM Libros, 2009; reeditado en 2011) y Sala de espera (Ed. en Huida, 2014). Apasionada de la poesía desde temprana edad, ve publicado su primer poema a los nueve años en los Cuadernillos de Lengua de la editorial SM; desde entonces, el ejercicio de la palabra poética es su mayor dedicación. También el teatro y la narrativa ocupan un lugar importante en su producción creativa. En 1998 recibe mención de honor de la Universidad de Sevilla por su relato Se alquila corazón y en su periodo universitario interpreta, dirige y adapta textos dramáticos para el Taller de Teatro Clásico. Numerosos poemas suyos están publicados en antologías y revistas literarias. Su último libro publicado ha sido una obra teatral, Pasos de guerra (2021, Ediciones Pangea) y próximamente presentará su nueva obra de teatro, Ni tristes ni tigres.

A mano alzada lo publica Libros de la herida en el 2018 y estoy de acuerdo con la sinopsis que encontramos en la página de la editorial : «Una celebración del lenguaje. Versos que cantan y cuentan plenitudes y quebrantos, presencias y ausencias, sueños, tentativas, convicciones, fatalidades, fidelidades, asombros, hallazgos, decepciones, desobediencias, fugas, aprendizajes… La vida hecha palabras. Un libro sobre la belleza. Un libro sobre el dolor. Un libro sobre las posibilidades de la escritura y el arte para salvarnos. Poesía que incumbe, que interpela, que cuestiona y conmueve. Poesía precisa, sugerente y musical, que pinta, a mano alzada, paisajes imperecederos y firmes en el alma. Lean. Canten, miren, vivan, celebren.»

Parece que la autora relaciona poesía y pintura en este libro, tal como decía el poeta latino Horacio: Ut pictura poesis, y titula con técnicas gráficas tres de las partes del libro, que consta en total de 5: Prefacio, Aguafuerte, Pincel Seco, Invinación y Epílogo y testamento.

Encontramos poemas de denuncia y reivindicación, como ya nos consta en su poema A mano alzada, único poema del prefacio, y en el que expresamente se indica: «Solo tengo mi voz. / Nunca fue recta mi línea, ni firme el pulso, / pero mi palabra es un lápiz afilado/ con el que dibujo siempre, / indómitamente, / a mano alzada.»

Nos presenta la poesía como un acto de rebeldía y de toma de conciencia ante situaciones injustas, así en el poema Tenía trece años: «Lapidaron mi voz sin preguntarme…» , o bien ante el dolor, como el que pueden tener los niños que sufren cualquier guerra. Encontramos tanto sufrimiento y es tan excesiva la injusticia en el mundo, que siente que de poco sirve la poesía ante las terribles circunstancias.

Está presente igualmente el tema de la identidad, y en concreto la identidad de género, la mujer que se fortalece con los golpes de la vida y afronta todos los agravios del machismo, llegando a la androginia, a reunir en sí ambos géneros, tal como refiere en Virilidad. Lo femenino y lo masculino que hay dentro de uno, en este grito de liberación y de superación de la mujer.

Frente al discurso de odio y violencia, levantar la poesía; para abolir esas banderas, cantar las verdades.

Predominan las reflexiones metaliterarias en su tercera parte, Pincel seco: referentes a la lectura, la escritura, la significación de la poesía, la relación de intimidad establecida con el lector. La mirada del poeta, tal como pensaban los románticos, va siempre más allá, es un visionario capaz de reconocer la belleza y, por ello, de sentir de modo más agudo el dolor de la pérdida. La poesía es la casa de la intensidad y de la visión, del misterio y de la belleza, del éxtasis y del dolor, «el hilo de sutura/ que nos ate a la vida.» ¿Y qué cabida tiene entonces la mentira en el poema?

En su cuarta parte, Invinación, técnica que consiste en convertir el vino en tinta, el vino será metáfora de la juventud, la pasión, la loca embriaguez. Beber una copa de vino como se bebe el fulgor del pasado. Igualmente, el vino puede devenir en metáfora del desamor.

Su última parte contiene una despedida, pues en Último poema confiesa dejar la poesía porque: «No sirven. / No reconstruyen ciudades devastada por la guerra. / No repueblan los bosques. / No calman la tormenta / ni el hambre.» Y por ahora lo ha cumplido, pues sus libros siguientes pertenecen al género dramático, pero quién sabe, tal vez nos comente de algún proyecto poético, no es tan fácil abandonar la poesía cuando la siente tan adentro, como parece que ocurre en Esther Garboni.

Termina el libro con el poema Voluntades anticipadas, una declaración de principios a favor del crecimiento ante las adversidades y el dolor, la relevancia de la literatura en la vida, la salvación de la lectura: «Si no te excita, si no te incendia por dentro, / si no grita lo bello en el dolor y sin fuerza te desarma, / no es literatura. / Porque el acto de leer es íntimo y silencioso;/ es obsceno. / Y te salva.» Apela , además, a la necesidad de rebelarse ante lo impuesto, la búsqueda de otras respuestas y otras preguntas, la necesidad de cuestionar y cuestionarse. Una declaración de principios y una declaración de amor a los otros, los lectores: «Tú eres la belleza./ No olvides, crece, lee, busca, mira, ama.»

El poema es grandioso y aquí podemos escucharlo en la voz de su autora, pero lo podéis leer al final de esta entrada: https://www.ivoox.com/voluntades-anticipadas-un-poema-del-libro-a-mano-audios-mp3_rf_103896871_1.html

La editorial añade al final de este poemario:

«Libros para pensar el mundo.

Palabras que cuenten la herida abierta del vivir,

su horror y su milagro.

Esa forma de resistencia:

Poesía.»

Os dejo como siempre algunos poemas:

A MANO ALZADA

Busco el trazo preciso, la imagen más nítida,

el dócil pincel que dé vida a la idea

y limite con ímpetu mi irreductible abismo.

Busco atrapar la luz que contiene el tiempo;

busco el lienzo sagrado donde toma forma

la verdad policromática

y busco, ante todo y ante ti,

las áureas proporciones del amor…

Pero yo solo tengo la soledad del verbo primero

frente al misterio de lo no expresado.

Solo tengo un idioma heredado y vivo,

a veces enemigo, a veces cómplice.

Solo tengo mi voz.

Nunca fue recta mi línea, ni firme el pulso,

pero mi palabra es un lápiz afilado

con el que dibujo siempre,

indómitamente,

a mano alzada.

POETA

Se te dio, poeta, el don de la mirada

sobre las cosas bellas; pudiste ver arder

el mar y encenderse los bosques en la noche.

Se te dio, poeta, el color, el sabor, el tacto

de la belleza.

Se te dio la palabra.

Se te dio la música.

Y a cambio, poeta, se te dio el dolor,

el desgarro infinito, inconsolable, impúdico

de contemplar

cómo lo bello se hace mentira

a poco que alguien se recree en su goce.

Se te dio, poeta, el dolor de saber

que, al cabo, de nada sirve tu palabra.

Es la poesía, y no tú, poeta,

la que resiste al tiempo.

Morirás, poeta,

aunque tuyos sean ahora

el color, el sabor, el tacto… la poesía.

VOLUNTADES ANTICIPADAS

-I –

No olvido. Crezco hacia la luz, 

como las ramas crezco,  

hacia los otros, 

crezco y aprendo la paz del hombre sin ruido en las hojas de hierba y me celebro 

minúscula, pobre y lenta. 

Nadie posee a quien nada codicia. 

Solo a la tierra pertenezco, de ella soy.

-II- 

No olvido. Busco belleza y leo. 

La palabra es pintura. Escribo. 

Escribo, busco y leo. 

Encontré en la cultura un redil para mansos  

que aplastaba el genio con su peso de siglos. 

Te encontré en ese camino. Leías. 

Leías y caminabas.  

No mirabas al suelo. 

No al mundo. 

No al horizonte. 

No a mis ojos. 

Buscabas respuestas. 

Alguien puso en tu mano un libro de moda que usabas para dormir y solo servía para calzar muebles,  

pero intuías:  

Si no te excita, si no te incendia por dentro,  

si no grita lo bello en el dolor y sin fuerza te desarma, no es literatura. 

Porque el acto de leer es íntimo y silencioso;  

es obsceno. 

Y te salva.

-III- 

Domesticado lector, rebélate, 

no dejes que un artista te encuentre, 

sal en su busca;  

hay respuestas inéditas,  

¡interroga! 

El mundo entero está detrás de una pregunta, sigue leyendo. Sigue buscando. 

Levántate de tu butaca. 

Detrás del telón se esconde una mujer con bozal. No habrá luz para ella. 

No aplausos. 

No reverencias. 

No laureles. 

Como maldición atávica, 

leerá lo que otros decidan  

y nadie escuchará lo que ella diga. 

Escupió Apolo en la boca de Casandra:  

peor que muda, loca. 

Y ella crece hacia la luz, 

como las ramas de la hiedra 

que sube a su balcón: 

callada, pobre y sabia. 

Encuéntrala. 

Sé, lector, insumiso.  

Libérate del ruido del lenguaje que doma tu pensamiento. Sé libre en la metáfora,  

imagen tornasolada de una verdad informe.  Pon tú los límites.

-IV- 

No olvido. Pregunto. Dibujo. Lloro. 

No se sabe el artista siervo de la belleza, 

se piensa libre, se cree salvaje, 

pero es esclavo. 

El arte es amo cruel.  

Su violencia silenciosa domina lo que salva.  En el gozo del acto creativo 

está también el dolor. 

Somete al intelecto, 

anula el deseo 

y da alas de cera 

para que nunca llegues al sol. 

Alimenta el alma, pero no llena el estómago. Para la sed, tierra.  

Segar silencio. 

Vivir de café y nicotina. 

Pintar un cuadro para comprar calcetines. Y no venderse. Sentirse solo. Rendir obediencia a la belleza. Ceder cada día un poco. Ir deshaciéndose en la obra. Fundirse en ella. Morir en ella. 

Porque crear no es reproducir ecos aprendidos, sino saltar con un saco de palabras 

al vacío. 

Crear mata.

-V- 

No olvido. Miro. Pregunto. Crezco. 

No tengo más certeza que la vida. 

Pregunto muerte. Pregunto fe. Pregunto abismo. Pregunto y miro. Te miro. 

No veo tu cara.  

No tu ropa, no tus zapatos. 

No el atrezzo de tu puesta en escena… Te veo a ti. 

Tus dolores, tus miedos, 

el niño que fuiste y el anciano 

que, sin saberlo, anuncias. 

Conozco el final.  

También el principio, porque no existe argumento,  no la línea,  

no el renglón, no el pespunte, 

no la secuencia, no el camino.  

El tiempo es una mentira que el lenguaje  esconde en los adverbios.  

Encontré la trampa del ilusionista.  

No existe la magia. 

Guardaba la gramática una carta en el bolsillo: Siempre es sí.  

Nunca es sí.  

¡El ahora sale de la chistera 

de lo inconmensurable! 

¡Aplaudan! 

Vuelvan a casa pensando dónde estaba el truco: Somos pequeños, somos eternos.

No es de verdad el tiempo. 

No llega la lluvia por azar,  

ni por accidente el verso. 

La suerte es la excepción no estudiada, podría predecirse,  

como yo te predigo cada septiembre, como yo te presiento al tacto del amor antes de darte nombre. 

Llámalo magia. 

No hay un final. No hay un principio. No es la línea, de izquierda a derecha, la que explica el universo. 

¡Aplaudan!

-VI –

No olvido. Pregunto. Dibujo. Hablo. Hablo y me escondo en otro apellido. No quiero que me mires, 

quiero que me veas. 

No mis ojos,  

no mis manos, 

no mis señales. 

Más lejos, detrás. 

Al abrir las palabras, 

como naranjas agrias, 

desgajadas, sin piel 

jugosas, densas,  

generosas, salvajes, 

entonces.  

Allí. 

Ese es el lugar. 

Donde no llegan los prejuicios 

vive un animal 

que aún no has visto. 

Y se esconde. 

Son versos negros sus huellas profundas al final de un camino sin retorno ni paisajes, sin atajos. Sin tiempo.  

Más lejos, dentro. 

Donde fluye el agua, la sangre y la vida. En el origen, a escondidas.

Donde no llega el ruido. Al fondo, 

una mujer sin cara 

sin cuerpo, sin sexo, sin deseo respira. Sangra. 

Aún no la has visto. 

Cierra los ojos. Escucha. No mires. ¿La ves? 

Una mujer, un animal, la vida.

-VII- 

No olvido. Crezco. Leo. Busco belleza. Miro. Intuyo y vivo. 

Un día olvidaré. 

Es necesario.  

Pero siempre sabré que te quiero. 

No tengo otra certeza. 

La vida y el amor. 

Sin preguntas. 

Guardemos la ley y la gramática. 

Aunque parezca magia, 

el no es un invento 

que certifica el sí, 

la muerte es una farsa. 

¿Te desvelo el misterio? 

Somos pequeños,  

somos eternos. 

Tú eres la belleza. 

No olvides, crece, lee, busca, mira, ama.

¡ Muchas gracias a todos/as, y a Esther! Fue un placer compartir la tarde con vosotros/as, disfrutar de la poesía de Esther y dialogar y contrastar diferentes opiniones sobre temas que están en el candelero.

Revista Disidentes nº18, Junio 2023

Llega la revista Disidentes de este mes con muy buen material: no os perdáis los poemas de Mario Lourtau López y Emilia Oliva García (dos extremeños) , de Dolors Alberola y Francisco Álvarez Koki; los inteligentes aforismos de Javier Salvago, los artículos, la música de Tina Turner -nuestra despedida a esta magnífica cantante-, las fotografías de José Lira sobre los ritos y simbología azteca, el ajedrez, así como los poemas recitados por Joros y Blanca Sánchez en nuestros podcast. Espero que os guste.

Mi artículo en esta ocasión versa sobre la poesía de Cesare Pavese ,notas al hilo de mi lectura de su poesía completa y de su diario «El oficio de vivir».

Revista Disidentes No. 18 Junio 2023 by Revista Disidentes – Issuu