
El martes 25 de octubre a las 19 horas tenemos una oportunidad excepcional para poder hablar con un excelente poeta, Alejandro Duque Amusco, todo un lujo, pues él reside bastante lejos de nuestra ciudad. Será el autor que inaugure el VI ciclo de Encuentros con poetas, en Casa del Libro de Viapol, Avda. De Diego Martínez Barrio, 4, Viapol Center, Sevilla.
ALEJANDRO DUQUE AMUSCO, sevillano afincado en Barcelona, nació el 2 de noviembre de 1949. Profesor de Lengua y Literatura, traductor, uno de los investigadores más reconocidos de la obra de Vicente Aleixandre, editó en Visor sus Obras completas. Como poeta, desde su primer libro de poemas, Esencias de los días (1976), mostró predilección por la expresión depurada y sensorial. En el largo recorrido que ha seguido luego su poesía, guiada por el deseo de equilibrio entre belleza y experiencia, emoción y verdad, merecen especial mención los títulos Sueño en el fuego (1989; reedición 2009) y Donde rompe la noche (1994, Premio Loewe de Poesía; reedición 2015 por Renacimiento). Un nuevo ciclo se abre en su obra posterior con Jardín seco, de 2017, año en que es galardonado desde Italia con el Premio Internacional de Poesía Alfonso Gatto. A ese título viene a sumársele, ahora, este nuevo, Un único corazón, que remite no sólo al corazón singular del poeta sino al que conforman todos los seres humanos, unidos por unos mismos deseos, pasiones e inquietudes. Duque Amusco considera que el primer objetivo al escribir es ahondar en nuestro espíritu, cerrar heridas, aplacar obsesiones y obtener, de ese modo, una liberación interior con la que reencontrar la felicidad y el equilibrio. De él es este aforismo: «El sufrimiento es la gran coartada de los poetas; aún no saben que la poesía exige, al menos, una tarde de felicidad». Para los interesados en la escritura de la poesía, también deciros que publicó en Pre-Textos un libro titulado Cómo se hace un poema. El testimonio de 52 poetas.
Una información más detallada aquí: https://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Duque_Amusco
Como viene siendo costumbre, hablaremos de poesía, de su trayectoria literaria y nos centraremos en su último y excelente libro publicado, Un único corazón, fruto de toda su experiencia de vida y cuyos poemas me han encandilado , un deleite su lectura ( de la que he aprendido bastante, al gusto de Horacio).
Como ya sabéis la entrada es libre y gratuita.
El título del libro puede inspirarse en Heidegger, por la cita que encabeza el poemario: El ámbito más vasto de lo existente se manifiesta en el recinto interior del corazón. En su nota introductoria- acostumbra a escribir notas con las que inicia los libros, lo que nos hace deducir que le gusta reflexionar sobre el acto de la escritura y de la lectura, el proceso creador de cada libro -nos viene a decir que el corazón de un hombre es el de todos los hombres, pone de relieve el carácter universal o general que posee la poesía. Una finalidad de la poesía sería la de dar a los hombres y mujeres la conciencia de un destino común, La poesía es una hermosa fraternidad que nos concierne a todos.
Como decía, la memoria de las vivencias va dejando huella en ese corazón, común a todos, una memoria que es colectiva y en cuyo poso encontramos la tradición literaria.
En una entrevista que le hizo la doctora, profesora, crítica literaria y poeta, Ana Recio Mir, publicada en Alga, Revista de Literatura, el autor manifestó su deseo de escribir un libro de agradecimiento y amor a la vida, intención que se indica en esta nota, que sus versos reconcilien al lector con la vida, en lo que tiene de belleza y de sufrimiento. Y lo logra.
Estructurado en cinco partes: Sur, Servidumbre de amor, Para una reina de corazón gitano, Memento y Zona Crítica.
Por la lectura de este, y otros libros suyos, nos percatamos que coexisten varios estilos: La influencia de la poesía Oriental (haikus, tankas) ; influencia del flamenco (Para una reina de corazón gitano); una poesía de metro corto, esencial, depurada y precisa (tal vez debida a la estela de Juan Ramón Jiménez) y los poemas que predominan en este texto, que vienen a ser largos versículos con música (suma de heptasílabos, endecasílabos, alejandrinos) y arrastran en su canto de imágenes la emoción y el pensamiento. Exquisita su escritura, una maestría su ritmo, con un lenguaje de gran plasticidad y exactitud alcanza a transmitir la vida, rotundos sus poemas.
En Sur encontramos los recuerdos de la infancia, la nostalgia de la tierra de su niñez, el recogimiento de las siestas, el recuerdo de los difuntos; pero también el arraigo de la primavera , de la luz y de la belleza en el presente. Testimonio de un tiempo ido que se queda escrito en los poemas, aunque todo cambie, como nos dice en El bosque de pinos (la destrucción de un bosque de pino donde jugaba de niño simboliza la destrucción de esa infancia).
El contraste y la polaridad están presentes, normalmente en su poesía, reflejando la ambivalencia de la vida: luz y cenizas, oros apagados, temeroso solecito; aunque vence la belleza, su mirada sobre lo bello.
El título de su segunda parte, Servidumbre de amor, nos indica el tema. En él se alude a la tradición clásica (Propercio, Ovidio, Catulo) y a John Donne, a la importancia del deseo y del amor carnal para sentir la dicha, a los amores contrariados, con cierta picaresca e ironía a veces; otras, con un matiz amargo. En todo caso, nada muere del todo y menos el amor.
En homenaje a Manuel Machado, Para una reina de corazón gitano, con sus sentías soleares.
Respecto al paso del tiempo y la muerte, Memento. Nos señala como metáfora de la vida, una vela, porque nos aporta luz y calor (y refleja sombras); pero Al final sólo queda, leve y triste, un penacho de humo por el aire; la identifica también con un loco carrusel, en este loco carrusel dejamos unas manos tendidas diciéndonos/ adiós y el pobre corazón hecho jirones. Nosotros somos partículas de polvo que quieren ser, sentir, formar parte de algo, tener/ un alma acaso, aunque el alma les duela. En un poema ,que versiona otro de Jean Moréas, A solas con Jean Moréas, nos define la existencia: Es la sombra de un sueño, y eso basta.
Nos retrata por igual la muerte que ya nos posee en vida y ronda la idea del momento final. En este terreno están también las ausencias; sin embargo, nada acaba. Todo es continuidad de un solo día. Eternidad y retorno. Siempre nos quedará la poesía de grandes poetas, como Dylan Thomas, pero duele la prematura muerte de su alumna Jania y de otros amigos. Ante el último expiro aconseja: Cuida de este latido que pasa y que no vuelve.
Principalmente dedicado a la escritura, la inspiración, la poesía, la música, al arte, a lo bello, su último apartado, Zona crítica. La lentitud de la escritura como un modo de evitar el olvido, la lucha con las palabras, su propia pantera ( referida por Rilke, Cernuda y Borges) como símbolo de libertad, pasión y poesía. Se escribe desde la soledad de un lugar desnudo, donde se indaga en la pasión y el misterio. La propia patria, su biblioteca. Recrea los últimos momentos de un cansado Cesare Pavese antes de suicidarse en el Hotel Roma de Turín. La poesía como redención de todas las vicisitudes que arrastra la edad. Y nos reflexiona en su poema en prosa Meditación sobre un paisaje de nieve: ¿Todo o nada está vivo? ¿No hay nada real que brilla dentro de lo irreal? Tal vez el paisaje nevado sea la muerte, ¿o la vida?; y el arte, lo eterno (casi eterno, salvo gran catástrofe), esa ramita verde que aparece en un ángulo, promesa de otra realidad distinta, mucho más hermosa.
Se incluyen dos poemas antibélicos: Olivença ( en el que reflexiona sobre el concepto de patria) y Balada para dormir al soldado Rudi Sureck, inspirado este último en un Cementerio Alemán de Cuacos de Yuste.
Una voz vitalista y pasional que reclama la luz, la belleza, la emoción, el amor y sabe del envés de la vida. Lo eterno de lo bello. La salvación de la poesía, su testimonio. El libro es un hermoso lugar al que seguro que al lector le gustará volver.
LLEGADA
Has vuelto a este jardín con su silencio oscuro, únicamente
roto por un fondo de mirlos que vuelan en los pinos.
Como un panal de luz, bulle la tarde en oros apagados.
Has vuelto a oír tu corazón, el solo fiel,
y te quedas al borde del camino (los mirlos ya dejaron de cantar)
para escuchar los pasos de la noche.
Estás aquí. Aquí. La rueda de los días te ha traído con la puntualidad de un reloj implacable.
Todo pasó, espectral y confuso. El tiempo es una lluvia de luz y
de cenizas.
—
INSPIRACIÓN
El camino a la fuente
hay que andarlo, despacio, cada día,
y no para beber (pues quizás sed no tengas)
ni para hallar frescor junto a la sombra.
El camino a la fuente se recorre
sólo por no olvidar
la eterna canción del agua.
—
Evoca su primer encuentro con el poeta Vicente Aleixandre:
AÑOS DESPUÉS
«Solo falta que un puño,
un miserable puño me golpee»
Vicente Aleixandre (De Poemas de la consumación)
Ahora tengo la edad que tú tenías cuando, con diecinueve años,
me acerqué a conocerte al dorado jardín del cedro y la poesía.
Te recuerdo muy bien. Tú leías, echado, en la serena sombra de la tarde.
Julio ardía callado.
Ojos azules de eléctrica bondad e inteligencia lucían en un rostro de tez fina y
rosácea,
que se abría, risueño, al nuevo amigo.
Tu mano adelantaste y se estrechó a la mía. Señal de bienvenida,
también de fe en los hombres.
Cumplías así la que fuera exigencia de tu firme conducta:
ser generoso, darte a los demás,
corresponder a todo impulso de elevación y gracia compartida.
Ese fue, sí, tu denodado esfuerzo para hallar con tu alma otras almas iguales,
que te buscaban y te respondían.
Hija de amor es siempre la gran obra.
Han pasado los años.
La luz se hundió en negros remolinos y tu tiempo vital se hizo memoria.
El mundo, ciego, hoy no desea saber de la grandeza
que en tus versos alienta con maestría.
Mira tu obra en qué manos está, la que fue la razón de tu existencia,
lucha de amor, de soledad y ensueño.
El “miserable puño” que profetizaste (de un codicioso y una avariciosa) cae sobre
ti, como un escarnio, hacia tu obra pura
que desprecian con el rencor de quienes no la entienden.
Pero de las cenizas del oprobio saldrá con alas limpias tu poesía remontando la
altura,
en esa gloria que aguarda a la palabra verdadera, la que acompaña al corazón del
hombre.
Tú ya no necesitas la aquiescencia de nadie. Y los que te buscaban para subir
peldaños y obtener prestigio,
con la primera aurora te negaron. ¿Alguien los oye? Déjalos.
Tú estás en paz con tu vida y tu obra, en equilibrio hermoso,
y eso basta. Duerme en tu cielo y olvídate de todo
para que puedas habitar, al fin, tu perseguido sueño:
el de la pura nada sin memoria, a que aspiraste un día.
Morir no es nada cuando se ha vivido.
Morir no es nada cuando se amó mucho como tú amaste, con total entrega.
Hoy vuelvo a ti, cansado, y con los mismos años que tenías cuando fui a conocerte
aquella tarde.
Vuelve a ser julio. Me he acercado a la verja de tu jardín dormido.
Allí está el cedro
eterno y silencioso. Temo llamar.

Una delicia la tarde- noche de ayer, todos/as nos quedamos cautivados/ as con la interesante charla de Alejandro Duque Amusco, llena de agudas reflexiones , curiosas anécdotas y transmitidas con emoción.Todo un deleite. Le agradecemos muchísimo que aceptara nuestra invitación.

