Club de lectura 19 de enero: «Historia de una Anatomía», de Francisca Aguirre

El próximo jueves 19 de enero, a las 19.30, en la Casa del Libro de Sevilla, el club de lectura de poesía se reunirá para hablar del poemario que ganó el Premio Nacional de Poesía en 2011 y el Premio Internacional Miguel Hernández Comunidad Valenciana 2010, «Historia de una anatomía», de Francisca Aguirre.

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http://www.elcultural.com/noticias/letras/Francisca-Aguirre-Historia-de-una-anatomia-es-mi-esqueleto/2386

http://cultura.elpais.com/cultura/2011/11/17/actualidad/1321484405_850215.html

Entrevista a Francisca Aguirre: www.cervantesvirtual.com%2FdescargaPdf%2Ffrancisca-aguirre-las-palabras-y-la-memoria-historica-son-mis-dos-grandes-amores

Comenta Noni Benegas que en la poesía de Paca encontramos desgarro . Y desde luego en este libro hay dolor,  horror, pero también asombro y un sentido milagroso de la vida ,  humor e ironía con un punto de amargor .

Francisca dice que se enamoró de las palabras ( le encantaba leer Espasa ), y por ello leía mucho, y por esta razón escribe. También comenta, como consta en estos poemas, su amor por la música. Su padre siempre cantaba y la música ha sido uno de los consuelos para ella.

En Historia de una anatomía encontramos poemas que reflexionan sobre la vida, con una poesía clara y  un tono coloquial, pero de un modo intenso y rotundo. Sus poemas dialogan con el lector, y para crear esa sensación de estar conversando en intimidad usa las expresiones: quiero decir, o sea, o el término cosa, que aparece con regularidad. En cuanto que se inscribe en una poesía conversacional, es un poco prosaica, pero no falta de emotividad ni  de inteligencia, como podemos comprobar en los poemas Voluntad o Los sueños.

Poesía confesional, pues la autora habla de sus vivencias , sus problemas de salud, su vida inserta en el momento histórico que le tocó vivir . Comienza con el tema del cuerpo y sus problemas de salud, que podrían ser el origen de este libro y razón del título, pero en el fondo trasciende lo personal para reflexionar sobre temas como la vida,  el paso del tiempo y la muerte. Intimista y universal a la vez.

Realiza ocurrentes asociaciones de cada una de las partes del cuerpo: las manos, la cabeza, el pensamiento, la boca, la mirada, el oído, el tacto, el pelo , la sonrisa, la columna vertebral, los hombros, la piel,  con lo que será el tema del poema. Por ejemplo, la columna vertebral es símbolo de la moral; los hombros la lleva a pensar en la carga o peso que debemos llevar.

En el capítulo segundo,  titulado Anamnesis. Datos personales y exploración, se acentúa el biografismo : la Guerra Civil y posguerra, el asesinato de su padre, la importancia de la música en su vida, sus cicatrices, la maternidad; sin dejar de reflejar la vida en su inmensidad , lo cercano y la costumbre , que mira desde la perspectiva del asombro, con una mirada propia y ajena a las convenciones.

 

EN ALGÚN SITIO DE ESTE CUERPO

 

Se quejan las heridas

en algún sitio de este cuerpo

y me reclaman y me piden cuentas.

Se quejan de una vida que no quieren:

lo mismo que se quejan los creyentes

se quejan machaconas las heridas

como si yo fuera su dios

su omnipotente y misterioso dios.

Pero ni la divinidad ni yo podemos hacer nada.

Hace ya mucho tiempo que la ruina

la desdicha y la melancólica tristeza

invadieron el territorio de la carne

y en algún sitio de este cuerpo

gritan los navajazos gritan las quemaduras.

 

Frente a tanto lamento sin destino

siento crecer en mi interior

algo que se parece a la piedad.

 

CAJA DE RESONANCIA

Lo misterioso es el sonido que emite.

Bien pensado y a pesar de los defensores del silencio

vivimos gracias al sonido

vivimos también gracias al ritmo del sonido

y a la cadencia del sonido.

Y cuando el sonido cesa

o cuando su ritmo se disloca

esa cosa que hasta ahora nadie ha sabido definir

y a la que todo el mundo llama vida

esa cosa ese misterio alborotador

se detiene cesa se inmoviliza y enmudece.

 

Pero lo misterioso es el sonido

el tam tam de la vida su percusión

la puntual llamada dentro del corazón

su golpeteo en las paredes.

 

A veces en la noche yo me paro a escucharlo.

A veces cuando siento que nadie en el mundo me llama

oigo a mi corazón golpeando en la puerta de la vida.

 

Llama y llama y no deja de llamar

hasta que le respondo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CLUB DE LECTURA: LA CASA ROJA, de Juan Carlos Mestre

 

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El próximo jueves 17 de noviembre a las 19.30 horas en la Casa del Libro de Sevilla, como siempre, el club de lectura Versos y vinos se reunirá para hablar del poemario que fue Premio Nacional de Poesía 2009: La casa roja, de Juan Carlos Mestre.  En esta ocasión la tertulia será coordinada  por Concha Romero Martín.

 

Alguien anda diciendo que en las afueras de la ciudad hay una casa roja. Una casa donde los cardenales negros sacrifican papagayos a la voz del diluvio. El diluvio tiene las barbas blancas como el sauce de la jurisprudencia un domingo de bodas. Los predicadores aman la tempestad y golpean con sus Biblias de nácar la erección de los guardiamarinas. Las familias beben alcohol, se santiguan, recolectan insectos. El niño de la lámina se masturba plácidamente con la transparencia. La rosa de Jericó huele a vainilla. Alguien anda diciendo que en las afueras de la ciudad hay una casa roja. Una casa cuya ilusión está llena de peces, el pez de San Pedro, la conciencia del delfín encerrada en el aro de la bahía desierta. Lorenzo de Médicis tenía una casa roja, los maniquíes de Bizancio tenían una casa roja. Mi corazón es una casa roja con escamas de vidrio, mi corazón es la caseta de los bañistas cuya eternidad es breve como columna de lágrimas. El minotauro hace rodar sus ojos por el acantilado de las estrellas, la herida del anochecer hace su nido en la arena. Yo hablo con alas, yo hablo con lava de lo ardido y humo de diamante. La geometría bebe veneno, en el canto de los pájaros suena la armonía del baile de los muertos. En la casa roja hay una mesa blanca, en la mesa blanca hay una caja de plata con la nada del sábado. La intemperie gime contra los muros, la tristeza gime contra los mármoles. El profeta tuvo una casa de papiro a la orilla del lago, la muchacha del ghetto vivió en la casa de las preguntas. Mi mano izquierda luce un anillo de agua, en el camafeo de la supersticiosa brilla el mercurio de la temperatura. Lo que canto es lumbre, caballos lo que canto contra la aritmética y los números. Alguien anda diciendo que en las afueras de la ciudad hay una casa roja, una casa bajo el índice del cielo y el negro nenúfar de la amante devota. El muchacho con ojos de ebonita ama la enfermedad y el rubí de los reyes. Las mujeres hermosas sueñan con acuarelas, sueñan con garzas y volúmenes y súbitos prodigios sobre las alfombras de lana. Yo vivo extraviado entre dos rosas de sangre, la que tiñe la calamidad de impaciente belleza, la que tiñe la aurora con su astro eucarístico. Mi voluntad tiene la cólera del orfebre, mi capricho tiene el óxido de tu frente de hierro. Nadie cruza los bosques malignos, nadie sobre la yerba de la muerte escucha el desconsolado discurso de las ceremonias asiduas. Yo veo el arco iris, yo veo la patria de los músicos y el olivo de los evangelios. Mi casa es una casa roja bajo la fibra de un rayo, mi casa es la visión y la beldad de una isla. Aquí cabe la gala del mandarín y la escrupulosa usura de las edades antiguas- Esta casa mira al norte hacia las lagunas de los helechos, esta casa mira al sudeste azotada por el aliento de los que piden limosna.
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