Nació el 26 de septiembre de 1892 en Moscú, hija del fundador del Museo Pushkin de Moscú, Iván Tsvetáiev, profesor de la Universidad de Moscú. La madre, María Mein, de origen alemán y polaco, era una gran aficionada a la música y le inculca a su hija el amor por la poesía. Los idiomas que habla Marina de pequeña son el alemán, francés y ruso. La madre sufre un proceso agudo de tuberculosis que le hace trasladarse, con frecuencia, al extranjero, en muchas ocasiones a Alemania, lo que explica su conocimiento temprano de esta lengua, permitiéndole leer a los grandes poetas Goethe, Heine y Hölderlin en su infancia y juventud, y más tarde a Rilke. Debido a su carácter autodidacta e independiente, interpretó a su manera las ideas e inclinaciones de su época, rica en movimientos culturales y poéticos, la llamada modernidad rusa o “Edad de plata”. Su espíritu era más cercano a la rebeldía neorromántica, que se oponía al predominio de la razón sobre los sentimientos y que abogaba por lo espiritual e interior contra lo material y grosero de la experiencia cotidiana.
En su Autobiografía, escrita a los 47 años de edad, Marina describirá la importancia del ambiente familiar que la rodeaba: “Desde los cuatro años mi actividad preferida era la lectura, desde los cinco la escritura. Todo lo que amé fue aquello que ya amaba a los siete años; después no amé nada nuevo”.
Estudia piano y a los 14 años ya se interesa por la poesía de los románticos alemanes y franceses. En 1909 viaja a París donde asiste a lecciones sobre literatura francesa en la Sorbonne.
En 1910 publica su primer libro de poemas Álbum Vespertino dedicado a su heroína, la malograda pintora María Bashkíerseva, cuyo diario íntimo fue tras su muerte un bestseller internacional. Nikolai Gumiliov, marido de Ajmátova, destacó de este libro la originalidad, el tono íntimo y audaz, el espontáneo deleite en lo cotidiano, lo calificó de “excelente poesía”. Abandona la escuela antes de terminar los estudios.
En el año 1911 es incluida en una antología de famosos
En 1912 contrae matrimonio con Serguéi Efron, hijo de una familia revolucionaria ruso-judía, y ese mismo año nace su hija Ariadna. Parece que uno de los atractivos del marido era su condición de judío marginado, pues ella sentía que los poetas eran igual de marginados. Publica su segundo poemario Linterna mágica, dedicado a su marido.

Más tarde publica Extractos de dos libros (1913). En el Prólogo nuestra autora formula sus principios artísticos, cercanos al acmeísmo. Su poesía de los años 1913 y 1914 se aproximaban a la corriente acmeísta, aunque los críticos nunca se pusieron de acuerdo en la “clasificación” de su poesía.
En 1914 había conocido a la traductora y poeta Sofía Parnok, con la que mantiene una relación amorosa atormentada hasta 1916, el sufrimiento vivido cambia la manera poética de Tsvetáieva en el ciclo lírico Amiga de los años 1914-1915.
«Poemas de juventud» (1915), publicado póstumamente en 1976 supone la despedida de un mundo que efectivamente estaba a las puertas de desaparecer. En «Historia de una dedicatoria» (1916) y «Poemas de Moscú» (1916) describe su mutuo enamoramiento con el también poeta Osip Mandelstam. De 1917 a 1922 escribe seis piezas de teatro y tres libros de poemas, el primero será Verstas– se considera una de las cumbres líricas de la poeta-.
Al comienzo de la guerra civil el marido de Tsvetáieva se alista en el Ejército Blanco y hasta 1920 se desconoce su paradero. En su ciclo El campo de los cisnes (1917-1920) idealiza el Movimiento Blanco.
En 1917 nace su hija Irina.
En su última obra de esta época, Mis empleos, refleja su experiencia en el Archivo para las Nacionalidades a las órdenes de Stalin, trabajo que abandonó por su incapacidad para soportar la monotonía burocrática.
Cuando le llegan las noticias de las muertes de Blok, Jlébnikov, el fusilamiento de Gumiliov, el supuesto suicidio de Ajmátova, escribe una especie de diario poético que se convierte en el célebre ciclo El oficio (1921-1922).
Cambia su estilo hacia una poesía más directa, el uso del verso libre, introducción del lenguaje coloquial, influencia simbolista y acmeísta y del poeta Mandelshtam. Otras de sus innovaciones es la creación de una serie de máscaras o personajes con los que dialoga y se distancia la poeta. Pero lo más grandioso de su obra lo escribirá en la emigración.
Marina rechazó la Revolución de Octubre, pero no por motivos políticos, sino por un sentimiento moral que le induce a estar siempre de parte de los derrotados o de los leales a una fe imposible. “La política es una abominación evidente, de la que no se puede esperar otra cosa. ¿Tener una ética y entrar en política?”.
Hemos comentado que su marido se alista y viven separados varios años, los cuales describe en sus diarios Índices terrestres (1919), donde recoge sus impresiones sobre la revolución y sobre la guerra civil. Tendrá una relación pasional con la actriz Sofía Holliday a la que dedicará varios poemas. Su hija pequeña Irina, muere de inanición en un asilo, a los tres años. Marina con la ayuda de los amigos irá luchando por sobrevivir hasta que deja Rusia.
En 1922 viaja a Berlín tras conocer que su marido estudia en Praga donde había huido tras la derrota del ejército blanco. Publica en esta ciudad, «La doncella del zar», «Poemas a Blok», «El fin de Casanova» y el poema Despedida.
Ese mismo año comienza su correspondencia con Boris Pasternak, el gran poeta ruso del cual fue su musa y apoyo moral, de la que se conservan 19 cartas de ella y 84 de él. Estas cartas no serán publicadas hasta el año 2000 por expreso deseo de su hija Ariadna.

En 1923 se instala en Praga. Serán años de intensa escritura. La época de Praga la recordará como una de las más felices. Vive allí una intensa relación amorosa que le lleva a Poema del fin, considerada una de sus mejores obras. Escribe su ciclo de poemas dedicados a Pasternak, «Cables» y «El poeta«. De esa misma época son El poema de la montaña (1924), «El poema del fin» (1924), y sus dramas «Borrasca», «Fortuna», «Una aventura» y «Fénix”.
En 1925 nace su hijo Georg/Mur y vuelve a viajar a París, donde inicia una correspondencia con Rainer María Rilke y decide quedarse en esa ciudad. En principio hizo una lectura pública con éxito y contó con varias ayudas, pero más tarde publicó un ensayo “El poeta ante los críticos” en el que atacaba a la emigración rusa, y también le suspenden la publicación en una revista por su solidaridad con Maiakoski que visitaba París. Reúne y publica todos sus poemas desde 1922 a 1925 bajo el título Después de Rusia, donde desarrolla el motivo del sacrificio como una condición del oficio poético. Relación con el joven poeta Nikolai Gronski.
“En el París de la emigración, resultó claramente fuera de lugar. En el mejor de los casos, se la toleraba en los periódicos y revistas, donde podía publicar algo, y sus colaboraciones a menudo se producían en unas condiciones que a ella le parecían ofensivas. No llegó a ocupar ningún lugar en la «sociedad» emigrada, con sus salones, literarios y políticos, donde todos se conocían […] Era un bicho raro, alguien ajeno, expulsada del grupo, alejada de las relaciones personales y familiares, y destacaba poderosamente, con su rostro, sus palabras, y su vestido gastado, y su imborrable sello de pobreza….»
Mark Slonim, Memorias
En 1932 su marido vuelve a Rusia y trabaja para los servicios secretos rusos. Más tarde volverá a su país de origen su hija.
En 1933 escribe un ensayo sobre Mayakovski y Pasternak, «Epos y Lírica en la Rusia de hoy», y varias de sus prosas autobiográficas: «Madre y música», «Los cuentos de la madre», «El diablo», dedicadas a su madre; «Las Kirilovnas», dedicada a sus temporadas de verano en Tarusa; «Inauguración de museo», «La corona de laurel» y «El museo Alejandro III», dedicadas a su padre. Escribe sobre Alexander Pushkin, mítico poeta ruso, «Mi Pushkin» (1937) y «Pushkin y Pugachov» (1937).
En octubre de ese mismo año tiene noticia de la implicación de su marido en el asesinato de un ex-militar ruso y del hijo de Trotski; atentados en los que nunca se probó fehacientemente su participación. Sufre un registro domiciliario y un interrogatorio por la policía francesa, este hecho la aisló todavía más. Un año después se traslada a vivir a un hotel donde escribe Poemas a los checos, con motivo de la ocupación por los nazis.
“Me niego a ser. Me niego a vivir en el Bedlam de los inhumanos. Me niego a aullar con los lobos en las plazas…A tu mundo demente, una sola respuesta: negación”
En 1939 vuelve a la URSS. Su hermana Anastasia está en un campo de trabajo, su marido y su hija viven bajo vigilancia cerca de Moscú, dos meses más tarde serán detenidos. Su marido será fusilado. Interrogada Marina contesta recitando poemas en francés. Muchos de sus escritos le fueron confiscados y otros los salvó depositándolos en la Universidad de Berna. Marina vive de traducciones (de Baudelaire, de García Lorca), en la más absoluta pobreza y temor constante por la vida de los suyos, con el apoyo de algunos amigos como el de su querido Boris Pasternak. Desaprobada por el régimen, no tenía vivienda ni comida. Las posibilidades de publicación se las cerraba ella misma, pues enviaba los poemas más políticamente radicales. Pasternak estaba censurado desde el 34, Ajmátova desde el 20.
En 1941 en plena invasión nazi y después de que su marido fuera fusilado y su hija enviada a trabajar en un campo de minas , Marina Tsivietaieva es evacuada junto con su hijo Mur- un adolescente por ese tiempo insolente- a Yelabuga, donde el 31 de agosto se suicida , ahorcándose a la edad de 49 años.
Pese a todas esas desdichas (y de la conciencia escrita de ellas) dejó una obra viva, de impresionante calor, intransigente y llena de valentía. En la Unión Soviética permaneció casi inédita hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzó a ser conocida a través de la publicación de literatura en hojas clandestinas.
RELACIÓN EPISTOLAR CON RILKE

Marina estaba enamorada del amor, necesitaba esa pasión constante, fuesen hombres o mujeres, pero siempre le fue leal a su marido: Mandelshtam, Pasternak, Rilke, la poeta Sofía Párnok y la actriz Sonechka Hollida, con las que vivió relaciones tormentosas desde 1914 a 1919. Al amor lésbico también le dedicó un ciclo de poemas. Mantuvo una relación amorosa exclusivamente epistolar con el poeta Rilke.
La breve, pero intensa correspondencia que mantuvieron los dos poetas, durante el verano de 1926, surgió de la manera siguiente: en 1899, en el primer viaje de Rilke a Rusia, va a visitar al joven profesor de la escuela de Bellas Artes Leonid Ósipovich Pasternak, llevándole unas cartas de recomendación de sus amigos alemanes, para que mediase en la presentación de Tolstói. Cumplido el encargo, se inicia una relación entre Pasternak y Rilke, que dura muchos años, con intercambio de cartas y envíos de libros. En el año 1925, el mundo cultural europeo celebra el quincuagésimo aniversario del gran poeta alemán. Entre las múltiples felicitaciones, había una conmovedora carta del amigo ruso, a la que responde en seguida. Estos hechos provocaron indirectamente la comunicación epistolar de Rilke con Borís Pasternak (el hijo de Leonid, que también era poeta), y a través de éste, con Marina Tsvietáieva. Los dos jóvenes poetas moscovitas, Marina Tsvietáieva y Borís Pasternak eran amigos desde hacía tiemp, y ambos consideraban a Rilke como su mentor espiritual por su libertad e independencia creadora. A Borís se le ocurre la idea de hacerle un ‘regalo’ a ella, que consistía en ponerla en contacto con el poeta. Le escribe y Rilke (no sólo por su antigua amistad con su padre, sino también porque conoce su obra y le admira) atiende el requerimiento de Pasternak y escribe de inmediato a Tsvietáieva, enviándole, además, las Elegías de Duino y los Sonetos a Orfeo. Al final de la carta, sugiere un encuentro y habla de la “secreta felicidad” que ello le produciría, que se convertirá en el trágico leitmotiv de sus relaciones. Emocionada y con la pasión que la caracteriza, Marina le contesta.
Siguen una serie de cartas cruzadas, pero es ella la que le escribe a diario, construyendo un diálogo de enamorados, ya que para ella, aunque no lo conozca en persona, el “amor verdadero” es el de la fusión de las almas.
Rilke, posiblemente agobiado por el aluvión de cartas, le advierte de sus escasas fuerzas para responder (moriría siete meses después de la carta citada con anterioridad, el 2 de enero de 1927 de leucemia), que la susceptibilidad de Tsvietáieva interpreta como indiferencia y desinterés. A la noticia de su muerte le escribió el poema Por el año nuevo.