El epicureísmo de Emilio Lledó

portada de El epicureismo

Aguardaba este libro, del filósofo y profesor Emilio Lledó, en la estantería el momento propicio para abordarlo. Hacía tiempo que me rondaba la curiosidad y por fin se colmó.  Nos advierte que queda poco testimonio de Epicuro: una docena de páginas originales rescatadas por Diógenes Laercio en el Libro X de sus Vidas de los filósofos, algunos papiros, los textos de sus alumnos, tres cartas conservadas por Diógenes Laercio -dirigidas a Heródoto, a Pitocles y a Meneceo- , las cuarenta máximas en las que se condensa su pensamiento. Parece ser que su filosofía fue malinterpretada y quedó sepultada en cierto malditismo.

Epicuro habitó una época, el Helenismo, de cambios sociales y políticos, incertidumbres y miserias, que hacen comprender el giro en los planteamientos de este filósofo, distante de Platón. Él no alaba ningún dualismo, se centra en el presente y en la corporeidad. El cuerpo como nuestra fuente de conocimiento y de placer y gozo para conseguir una vida serena. Se pregunta por la felicidad o eudaimonía: «Vana es la palabra del filósofo, que no sirve para curar algún sufrimiento del hombre».

Según el autor, para Epicuro el saber no solo nos hará más libres, sino también felices. El conocimiento nos llega por la observación y la experiencia. Los sentidos serán el primer cauce del conocimiento y ponen de relieve el constante dinamismo y transcurso de instantáneas sensoriales, el movimiento perpetuo de lo real. Este movimiento, génesis, el proceso de lo que está siendo, puede tener sosiego en la memoria, la mnéme, gracias al recuerdo. Y será la memoria la que permita crear asociaciones, nociones, esquemas, opiniones, que orientan nuestra experiencia. Igualmente, esta génesis tiene lugar con el lenguaje, ámbito en el que empieza a funcionar la experiencia y comienza a encontrar consistencia la fugacidad de la sensación.

Pero el lenguaje no es inocente. Epicuro también se preocupó del lenguaje, así en la Epístola a Heródoto: «En primer lugar conviene ser consciente, Heródoto, de lo que denotan las palabras… no se nos vaya todo confuso…Es preciso, pues , que en cada vocablo atendamos a su sentido primero y que no requiera explicación… Luego hay que velar, en todo caso, por nuestras sensaciones y, de forma simple, por las percepciones presentes en nosotros, ya sean de la mente o de cualquier otro de los criterios, y del mismo modo por nuestros sentimientos actuales…»

Frente a la muerte, apela contemplarla con naturalidad y revalorizar el tiempo de la vida: «Es posible frente a las demás cosas procurarse una seguridad; pero frente a la muerte todos habitamos una ciudad sin murallas», escribirá, y en Epístola a Meneceo: «Acostúmbrate a pensar que la muerte nada es para nosotros… mientras nosotros somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte se presenta, entonces no existimos…».

Nos manifiesta Emilio Lledó que «es sobre esta base primera de la sensación, de la corporeidad y de su afirmación como placer, donde Epicuro quiere establecer el fundamento primero de la vida humana». Entendiendo el placer del cuerpo no solo como la afirmación de lo sensible, incluye igualmente de la inteligencia, de la mente, del lenguaje  y el arte, del conocimiento y la sabiduría. No es cuestión, según Lledó, de reducir la vida a sus niveles elementales, sino de concederle su importancia y necesidad.

En la Epístola a Meneceo y en las Máximas capitales se relacionan la vida feliz con la inteligencia, la belleza y la justicia.

«Rebosa mi cuerpo dulzura viviendo a pan y agua, y escupo sobre esos placeres de lujo, no por ellos mismos, sino por las complicaciones que llevan consigo». Esta frase de Epicuro pone de relieve que su placer no es el innecesario o caprichoso, sino el necesario. Emilio Lledó concibe el pan y el agua como metáforas  para la solidaridad colectiva.

Sobre la amistad dirá : «De todos los bienes que la sabiduría ofrece para la felicidad de una vida plena, el más grande es la adquisición de la amistad». Amigos que se entienden, colaboran y ayudan. «La amistad hace su ronda alrededor del mundo y, como un heraldo, nos convoca a todos a que nos despertemos para colaborar en la mutua felicidad».

«La filosofía es una actividad que con la razón y con el diálogo consigue una vida feliz».

«El que pone el oído a la naturaleza y no a las vanas opiniones será siempre autosuficiente. Porque en relación con aquello que por naturaleza es suficiente, la más mínima adquisición es riqueza, y en relación con los deseos ilimitados la mayor riqueza es pobreza».  Nuestro autor contrasta esta postura con el consumismo exacerbado de nuestra sociedad, basada no en la ideología del ser, sino del tener, con sus múltiples ofertan que solo logran atrofiar la sensibilidad , aletargar el pensamiento y devaluar los ideales de la democracia.

Nos resalta Emilio Lledó cómo el epicureísmo apenas tiene que ver con el cultivo de los placeres , tal como se ha interpretado. Nos concluye que el epicureísmo es una sabiduría que defiende el gozo y el placer para procurar nuestro bienestar, el bienser.  Este planteamiento me trae a la mente la película Fanny y Alexander, del gran cineasta sueco Ingmar Bergman, donde se contrasta la felicidad de los pequeños protagonistas en la familia de su padre, quienes proceden del mundo del teatro, con su desdicha en la casa del obispo, con una educación tan fanática y espartana que se convierte en crueldad. Entre la abuela Helena Ekdahl y el obispo Edvard y su familia, nos quedamos con la abuela Helena.

Toda lectura y selección de la misma es subjetiva, por supuesto, y he condensado en grado sumo el contenido, pues en el libro se habla de variados e interesantes temas, hace referencia a Platón, Aristóteles, los sofistas, los cirenaicos, y nos expone un inteligente y revelador engranaje de pensamientos. Nos rescata el pensamiento de Epicuro, quien señala una vereda que nada tiene que ver con un desenfrenado consumismo ni con la injusticia o la insolidaridad.

Y para profundizar en las ideas de Emilio Lledó, con motivo del Día Internacional del Libro, la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, a través del Centro Andaluz de las Letras, ha editado la antología ‘En torno al bienser, una galería de textos donde se recoge lo más significativo de la escritura y el pensamiento del filósofo Emilio Lledó, elaborada por Emma Rodríguez. Esta periodista, gran conocedora de su obra, explica a través de este vídeo las particularidades de la antología invitando a los lectores a sumergirse en el mundo del pensador.

Feliz Día Mundial del Libro. Cuídense.