Encuentro con Alejandro Duque Amusco y presentación de su poemario «Un único corazón»

El martes 25 de octubre a las 19 horas tenemos una oportunidad excepcional para poder hablar con un excelente poeta, Alejandro Duque Amusco, todo un lujo, pues él reside bastante lejos de nuestra ciudad. Será el autor que inaugure el VI ciclo de Encuentros con poetas, en Casa del Libro de Viapol, Avda. De Diego Martínez Barrio, 4, Viapol Center, Sevilla.

ALEJANDRO DUQUE AMUSCO, sevillano afincado en Barcelona, nació el 2 de noviembre de 1949. Profesor de Lengua y Literatura, traductor, uno de los investigadores más reconocidos de la obra de Vicente Aleixandre, editó en Visor sus Obras completas. Como poeta, desde su primer libro de poemas, Esencias de los días (1976), mostró predilección por la expresión depurada y sensorial. En el largo recorrido que ha seguido luego su poesía, guiada por el deseo de equilibrio entre belleza y experiencia, emoción y verdad, merecen especial mención los títulos Sueño en el fuego (1989; reedición 2009) y Donde rompe la noche (1994, Premio Loewe de Poesía; reedición 2015 por Renacimiento). Un nuevo ciclo se abre en su obra posterior con Jardín seco, de 2017, año en que es galardonado desde Italia con el Premio Internacional de Poesía Alfonso Gatto. A ese título viene a sumársele, ahora, este nuevo, Un único corazón, que remite no sólo al corazón singular del poeta sino al que conforman todos los seres humanos, unidos por unos mismos deseos, pasiones e inquietudes. Duque Amusco considera que el primer objetivo al escribir es ahondar en nuestro espíritu, cerrar heridas, aplacar obsesiones y obtener, de ese modo, una liberación interior con la que reencontrar la felicidad y el equilibrio. De él es este aforismo: «El sufrimiento es la gran coartada de los poetas; aún no saben que la poesía exige, al menos, una tarde de felicidad». Para los interesados en la escritura de la poesía, también deciros que publicó en Pre-Textos un libro titulado Cómo se hace un poema. El testimonio de 52 poetas.

Una información más detallada aquí: https://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Duque_Amusco

Como viene siendo costumbre, hablaremos de poesía, de su trayectoria literaria y nos centraremos en su último y excelente libro publicado, Un único corazón, fruto de toda su experiencia de vida y cuyos poemas me han encandilado , un deleite su lectura ( de la que he aprendido bastante, al gusto de Horacio).

Como ya sabéis la entrada es libre y gratuita.

El título del libro puede inspirarse en Heidegger, por la cita que encabeza el poemario: El ámbito más vasto de lo existente se manifiesta en el recinto interior del corazón. En su nota introductoria- acostumbra a escribir notas con las que inicia los libros, lo que nos hace deducir que le gusta reflexionar sobre el acto de la escritura y de la lectura, el proceso creador de cada libro -nos viene a decir que el corazón de un hombre es el de todos los hombres, pone de relieve el carácter universal o general que posee la poesía. Una finalidad de la poesía sería la de dar a los hombres y mujeres la conciencia de un destino común, La poesía es una hermosa fraternidad que nos concierne a todos.

Como decía, la memoria de las vivencias va dejando huella en ese corazón, común a todos, una memoria que es colectiva y en cuyo poso encontramos la tradición literaria.

En una entrevista que le hizo la doctora, profesora, crítica literaria y poeta, Ana Recio Mir, publicada en Alga, Revista de Literatura, el autor manifestó su deseo de escribir un libro de agradecimiento y amor a la vida, intención que se indica en esta nota, que sus versos reconcilien al lector con la vida, en lo que tiene de belleza y de sufrimiento. Y lo logra.

Estructurado en cinco partes: Sur, Servidumbre de amor, Para una reina de corazón gitano, Memento y Zona Crítica.

Por la lectura de este, y otros libros suyos, nos percatamos que coexisten varios estilos: La influencia de la poesía Oriental (haikus, tankas) ; influencia del flamenco (Para una reina de corazón gitano); una poesía de metro corto, esencial, depurada y precisa (tal vez debida a la estela de Juan Ramón Jiménez) y los poemas que predominan en este texto, que vienen a ser largos versículos con música (suma de heptasílabos, endecasílabos, alejandrinos) y arrastran en su canto de imágenes la emoción y el pensamiento. Exquisita su escritura, una maestría su ritmo, con un lenguaje de gran plasticidad y exactitud alcanza a transmitir la vida, rotundos sus poemas.

En Sur encontramos los recuerdos de la infancia, la nostalgia de la tierra de su niñez, el recogimiento de las siestas, el recuerdo de los difuntos; pero también el arraigo de la primavera , de la luz y de la belleza en el presente. Testimonio de un tiempo ido que se queda escrito en los poemas, aunque todo cambie, como nos dice en El bosque de pinos (la destrucción de un bosque de pino donde jugaba de niño simboliza la destrucción de esa infancia).

El contraste y la polaridad están presentes, normalmente en su poesía, reflejando la ambivalencia de la vida: luz y cenizas, oros apagados, temeroso solecito; aunque vence la belleza, su mirada sobre lo bello.

El título de su segunda parte, Servidumbre de amor, nos indica el tema. En él se alude a la tradición clásica (Propercio, Ovidio, Catulo) y a John Donne, a la importancia del deseo y del amor carnal para sentir la dicha, a los amores contrariados, con cierta picaresca e ironía a veces; otras, con un matiz amargo. En todo caso, nada muere del todo y menos el amor.

En homenaje a Manuel Machado, Para una reina de corazón gitano, con sus sentías soleares.

Respecto al paso del tiempo y la muerte, Memento. Nos señala como metáfora de la vida, una vela, porque nos aporta luz y calor (y refleja sombras); pero Al final sólo queda, leve y triste, un penacho de humo por el aire; la identifica también con un loco carrusel, en este loco carrusel dejamos unas manos tendidas diciéndonos/ adiós y el pobre corazón hecho jirones. Nosotros somos partículas de polvo que quieren ser, sentir, formar parte de algo, tener/ un alma acaso, aunque el alma les duela. En un poema ,que versiona otro de Jean Moréas, A solas con Jean Moréas, nos define la existencia: Es la sombra de un sueño, y eso basta.

Nos retrata por igual la muerte que ya nos posee en vida y ronda la idea del momento final. En este terreno están también las ausencias; sin embargo, nada acaba. Todo es continuidad de un solo día. Eternidad y retorno. Siempre nos quedará la poesía de grandes poetas, como Dylan Thomas, pero duele la prematura muerte de su alumna Jania y de otros amigos. Ante el último expiro aconseja: Cuida de este latido que pasa y que no vuelve.

Principalmente dedicado a la escritura, la inspiración, la poesía, la música, al arte, a lo bello, su último apartado, Zona crítica. La lentitud de la escritura como un modo de evitar el olvido, la lucha con las palabras, su propia pantera ( referida por Rilke, Cernuda y Borges) como símbolo de libertad, pasión y poesía. Se escribe desde la soledad de un lugar desnudo, donde se indaga en la pasión y el misterio. La propia patria, su biblioteca. Recrea los últimos momentos de un cansado Cesare Pavese antes de suicidarse en el Hotel Roma de Turín. La poesía como redención de todas las vicisitudes que arrastra la edad. Y nos reflexiona en su poema en prosa Meditación sobre un paisaje de nieve: ¿Todo o nada está vivo? ¿No hay nada real que brilla dentro de lo irreal? Tal vez el paisaje nevado sea la muerte, ¿o la vida?; y el arte, lo eterno (casi eterno, salvo gran catástrofe), esa ramita verde que aparece en un ángulo, promesa de otra realidad distinta, mucho más hermosa.

Se incluyen dos poemas antibélicos: Olivença ( en el que reflexiona sobre el concepto de patria) y Balada para dormir al soldado Rudi Sureck, inspirado este último en un Cementerio Alemán de Cuacos de Yuste.

Una voz vitalista y pasional que reclama la luz, la belleza, la emoción, el amor y sabe del envés de la vida. Lo eterno de lo bello. La salvación de la poesía, su testimonio. El libro es un hermoso lugar al que seguro que al lector le gustará volver.

LLEGADA

Has vuelto a este jardín con su silencio oscuro, únicamente

roto por un fondo de mirlos que vuelan en los pinos.

Como un panal de luz, bulle la tarde en oros apagados.

Has vuelto a oír tu corazón, el solo fiel,

y te quedas al borde del camino (los mirlos ya dejaron de cantar)

para escuchar los pasos de la noche.

Estás aquí. Aquí. La rueda de los días te ha traído con la puntualidad de un reloj implacable.

Todo pasó, espectral y confuso. El tiempo es una lluvia de luz y

de cenizas.

INSPIRACIÓN

El camino a la fuente
hay que andarlo, despacio, cada día,

y no para beber (pues quizás sed no tengas)
ni para hallar frescor junto a la sombra.

El camino a la fuente se recorre
sólo por no olvidar
la eterna canción del agua.

Evoca su primer encuentro con el poeta Vicente Aleixandre:

AÑOS DESPUÉS

«Solo falta que un puño,
un miserable puño me golpee»
Vicente Aleixandre (De Poemas de la consumación)

Ahora tengo la edad que tú tenías cuando, con diecinueve años,
me acerqué a conocerte al dorado jardín del cedro y la poesía.

Te recuerdo muy bien. Tú leías, echado, en la serena sombra de la tarde.
Julio ardía callado.

Ojos azules de eléctrica bondad e inteligencia lucían en un rostro de tez fina y
rosácea,
que se abría, risueño, al nuevo amigo.

Tu mano adelantaste y se estrechó a la mía. Señal de bienvenida,

también de fe en los hombres.
Cumplías así la que fuera exigencia de tu firme conducta:
ser generoso, darte a los demás,
corresponder a todo impulso de elevación y gracia compartida.

Ese fue, sí, tu denodado esfuerzo para hallar con tu alma otras almas iguales,
que te buscaban y te respondían.
Hija de amor es siempre la gran obra.
Han pasado los años.
La luz se hundió en negros remolinos y tu tiempo vital se hizo memoria.

El mundo, ciego, hoy no desea saber de la grandeza
que en tus versos alienta con maestría.

Mira tu obra en qué manos está, la que fue la razón de tu existencia,
lucha de amor, de soledad y ensueño.

El “miserable puño” que profetizaste (de un codicioso y una avariciosa) cae sobre
ti, como un escarnio, hacia tu obra pura
que desprecian con el rencor de quienes no la entienden.

Pero de las cenizas del oprobio saldrá con alas limpias tu poesía remontando la
altura,
en esa gloria que aguarda a la palabra verdadera, la que acompaña al corazón del
hombre.

Tú ya no necesitas la aquiescencia de nadie. Y los que te buscaban para subir
peldaños y obtener prestigio,
con la primera aurora te negaron. ¿Alguien los oye? Déjalos.

Tú estás en paz con tu vida y tu obra, en equilibrio hermoso,
y eso basta. Duerme en tu cielo y olvídate de todo
para que puedas habitar, al fin, tu perseguido sueño:
el de la pura nada sin memoria, a que aspiraste un día.
Morir no es nada cuando se ha vivido.
Morir no es nada cuando se amó mucho como tú amaste, con total entrega.

Hoy vuelvo a ti, cansado, y con los mismos años que tenías cuando fui a conocerte
aquella tarde.
Vuelve a ser julio. Me he acercado a la verja de tu jardín dormido.

Allí está el cedro
eterno y silencioso. Temo llamar.

Una delicia la tarde- noche de ayer, todos/as nos quedamos cautivados/ as con la interesante charla de Alejandro Duque Amusco, llena de agudas reflexiones , curiosas anécdotas y transmitidas con emoción.Todo un deleite. Le agradecemos muchísimo que aceptara nuestra invitación.

Encuentro con Enrique Javier Nogueras Valdivieso y su poemario «Quince días de marzo»

En el ciclo de encuentros con autores, «El poeta y su voz», el próximo jueves 20 de enero a las 19.00 horas en la Casa del Libro de Viapol- Avda. de Diego Martínez Barrio nº4, Sevilla- estaremos con el profesor universitario y poeta, Enrique Javier Nogueras Valdivieso, quien nos hablará de poesía, de su trayectoria literaria y de su último libro publicado, «Quince días de marzo», prologado por Juan Carlos Abril.

Quince días de marzo es un poemario que guarda coherencia y unidad temática ,canta una historia de amor ocurrida en el pasado, ya remoto , pero con tal impronta , que todavía remueve. Nos puede recordar a Garcilaso de la Vega, pues aunque el amor que viven es moderno y actual; no obstante, en el recuerdo será un amor cortés, platónico, galante. En cuanto a lo formal, también nos recuerda al “dulce estilo” .

El suyo es un libro que sorprende por su eclecticicismo, mezcla de clasicismo- poemas con rima y formas métricas, como el soneto, la sintaxis del verso- con un vocabulario actual, incluso coloquial, y poemas de mayor modernidad – sobre todo en el poema de Oratio in solitudinis ora, referente a la soledad, cuyo estilo cambia radicalmente y nos puede recordar al heterónimo Álvaro de Campos, de Pessoa, en una línea más vanguardista.-

El acertado y lúcido prólogo de Juan Carlos Abril nos revela claves – los ecos Eliotianos de su título, por ejemplo- e influencias en el autor . Resalta el prologuista cómo Enrique profundiza en un tema, resultando sus poemas variaciones o indagaciones, a partir de las cuales va abordando una experiencia vital, convirtiéndola en experiencia estética, escribiendo un cancionero- al modo de Petrarca- referente a los quince días de amor, con sus correspondientes noches.

Poesía breve, intensa, depurada, en una mezcla de clasicismo y modernidad, poemas que – como Machado- borran la historia para cantar la emoción.

Ahondaremos en sus versos en el encuentro, de momento, os dejo algunos poemas:

Poema XIII

Como quien pierde el juicio

voy haciendo presagios.

Voy buscando señales.

Así. Como el que ama.

—–

Vives en marzo como paloma

más allá de su vuelo y su rama

vive en la eternidad que la reclama

y en cada marzo tu memoria asoma.

Vives en marzo como en la redoma

vive el residuo vivo de la llama,

como en el corazón , cuando se inflama

y en la sangre el recuerdo o el aroma.

En la humedad del aire y en la espera

cruel del mes que sigue, en la coraza

y en el recuerdo de las violetas,

y en las tardes tranquilas y secretas

y en la lluvia y el barro o la amenaza

ebria y nocturna de la primavera.

—–

y XIV

(CANCIÓN DE MARZO)

Cuando la primavera se acerca ruidosa

y el tiempo nuevo esparce despacio su dulzura,

teñida de nostalgia de la nieve,

entonces me pregunto cuándo volveré a verte.

Mientras el blanco espino presume de su albura

y el ramaje del bosque su verdor recupera,

y cuando ya los pájaros en su latín insisten,

ahora yo me pregunto si cuando vuelva a verte

mi corazón cansado redoblará su trino,

tal corzo que la fuente recuerda malherido,

o por fin a tu lado latirá indiferente,

como caen los copos o el almendro florece.

—–

…IV

Está escrito «ay del solo» pero quién que está vivo no es la sombra solitaria de un sueño,

la sombra solitaria de un sueño solitario…

Pues que solo he nacido, tú aguárdame,

pues solo he de morir, acompáñame,

pues he de vivir solo, protégeme, no dejes, nunca dejes,

nunca dejes que engañen mis palabras o mis pasos, la algarabía imprevista,

las lilas impasibles, la menuda violeta,

tú ,presencia absoluta y perpetua, hilo que no se rompe,

mapa de un laberinto

del que nunca se escapa.

Enrique Nogueras (Granada, 1956) es licenciado en Filología Clásica y Filología Románica por la Universidad de Granada, donde se doctoró en la segunda especialidad con una tesis sobre la Tradición Clásica en la poesía de Fernando Pessoa, Carles Riba y Luis Cernuda. Es profesor Titular de Filología Románica de la UGR y autor de numerosos trabajos de carácter académico, entre los que destacan los realizados sobre el poeta del siglo XV Ausiàs March. Ha sido colaborador de la Universidad de Iași y, desde 2012, es profesor invitado en la Universidad de Suceava. Asimismo, realiza traducciones de la literatura portuguesa y rumana, entre las que cabe señalar Historia del futuro (Cátedra, 1987), de António Vieira, y Narraciones, de Mihai Eminescu, que mereció en 2017 el Premio Memorial de Ipotesti. Hasta su desaparición en 2018 fue editor adjunto de la revista El genio maligno, y actualmente codirige El mundo románico.

En 2013 se presentó en el Festival Internacional de Poesía de Bistrița su libro de poemas Ore la Mogoşoaia / Horas de Mogoşoaia. En 2017 apareció De la resurrección y, al año siguiente, el cuaderno de poemas traducidos al portugués Terceira Margem. En 2019 recibió el Premio del Festival Internacional de Literatura «Tudor Arghezi» de Târgu Jiu.

Forma parte de ARACIS (Agencia Rumana para calidad de la enseñanza superior) y en septiembre del año pasado fue condecorado por el presidente de Rumanía en reconocimiento a su trabajo de traducción y difusión de la cultura Rumana.

Ciclo «El poeta y su voz» : Rosario Troncoso. «Nuestra orilla salvaje», 23 de noviembre.

El martes 23 de noviembre a las 19.00 horas podremos hablar con Rosario Troncoso de poesía y , en especial, de su poemario «Nuestra orilla salvaje». Un imprevisto imposibilita a la autora a venir a Sevilla y el encuentro será virtual a través de Meet, desde la librería Casa del Libro de Viapol, Avenida de Diego Martínez Barrio nº 4, Sevilla. Quienes estén interesados podrán contactad conmigo en este correo: aalveasanchez@gmail.com .

Mi compañera Ana Recio Mir, profesora de Lengua y Literatura, Doctora en Filología Hispánica, crítica literaria y poeta, ha realizado la semblanza de la autora y breve reseña del poemario que os dejo a continuación:

«La gaditana Rosario Troncoso es autora de más de una decena de libros y cultiva la poesía y el guión teatral. Es licenciada en Humanidades por la Universidad de Cádiz y máster en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Además es profesora de Lengua y Literatura españolas en secundaria y bachillerato.

En 2012 logró el accésit al XV Premio de Poesía del Ateneo de Sanlúcar de Barrameda por su obra Reconstrucción. Ha dirigido encuentros literarios en Andalucía y es integrante del Centro Andaluz de las Letras. Colabora en medios de comunicación como Onda Cero de Cádiz, y publica artículos literarios en La voz del sur, CaoCultura, y en Diario Bahía de Cádiz, donde han visto la luz sus colaboraciones sobre la enseñanza, la música y hasta sobre el alcalde de la ciudad. Dirige la revista El ático de los gatos, y El ático de los gatitos para niños.

Ha impartido talleres literarios en el Centro penitenciario Puerto III y este año ha sido invitada y ha participado en el Festival Internacional de Poesía de Granada. Es autora de una adaptación didáctica de La Celestina y ha impartido escritura creativa en el programa de Mentorías de la Universidad de Cádiz para alumnado de altas capacidades intelectuales.

La riqueza de sus intereses culturales se plasma en su revista El ático de los gatos o en las páginas de “Magia, brujería y esoterismo en la Historia” publicado por la Universidad de Cádiz.

Mujer trabajadora, antes de Nuestra orilla salvaje (2017) Rosario Troncoso ya había publicado siete poemarios entre los que destacan entre otros Huir de los domingos (2006), Delirios y mareas (2008), Juguetes de Dios (2010), y Eternidad provisional (2016). Ha colaborado también en numerosas revistas como La Gaya ciencia, Estación poesía, Crátera, Maremágnum o Dos orillas y es, además, editora en Takara editorial.

Sus últimos libros son Los ángeles fríos (2019) y En el corazón escamas (2020). Algunos de sus poemas han sido traducidos al hindí, inglés, alemán e italiano. Ha coordinado recientemente una antología de poesía femenina con Carmen Canet titulada Maternidades.

Nuestra orilla salvaje reúne un ramillete de 37 poemas que se organizan en dos secciones: “El abrazo de los extraños” y “El final de las hadas”. El título del volumen parece una declaración de intenciones, como si manifestara su deseo de mostrar al lector lo menos lógico y convencional del ser humano.

En los 26 textos de la primera parte se abordan temas como el paso del tiempo, la muerte, le lejanía, la búsqueda del equilibrio, la aceptación del camino del existir, el triunfo sobre la muerte, el goce del presente o el dolor, entre otros. El rótulo de la segunda parte “El final de las hadas” parece apuntar al fin de la infancia, esa época en que muchas cosas se sueñan o se idealizan. La naturaleza parece ser un refugio, casi un nido para la felicidad, por eso en su vuelo jubiloso las gaviotas “gritan mi nombre”.

En lo que respecta a la métrica, la autora escribe con total libertad, sin ajustarse a las estrofas clásicas, ni buscar premeditadamente la rima. Emplea el endecasílabo combinado con versos de arte menor, como el heptasílabo, en poemas, por lo general, más breves en la primera parte que en la segunda.

Su lengua es clara y cristalina, lo que facilita la comunión con el lector y la emplea de un modo original, sobre todo al usar recursos como la personificación:

Y el odio en las chinchetas

del tablón de noticias.

Es una grosería

Dejarse el cuerpo inútil con corbata.

Poeta de exquisita sensibilidad, su alma se conmueve ante las tragedias cotidianas, como la muerte de un vecino. el último poema del libro, de acendrado lirismo y de temática amorosa, pone la guinda a este excelente poemario»

Por mi parte, en mi lectura he encontrado en este poemario, intimista y confesional, la historia de un derrumbe, de un dificultoso período de crisis personal ; el final de una relación y el principio de una nueva vida. La ruptura y su doloroso duelo en un verso claro y tono contenido por el que nos lleva a sentir las cenizas de lo que ardió, el duro trecho que hay que recorrer, el bullir de todas las emociones que atraviesan por ella: “Inquietud. No toques nada por dentro./ Pues no hay control . Y todo arde» ; hasta llegar a una estoica aceptación y a la idea de que mejor ese paso que vivir enterrados en vida. Al final la aceptación la hace libre.

Se retrata a dos personas distanciadas, dos desconocidos que apenas se entienden, una casa invadida por la desgana, el sentimiento de vacío y de muerte, una muerte que se piensa necesaria para seguir viviendo. Será preciso buscar el equilibrio cuando uno tiene que enfrentarse a la soledad y al hueco que deja un nombre, reunir todas las fuerzas posibles; pero el sujeto poético , de fuerza, parece saber bastante.

Encuentro con Victoria León. «Secreta luz»

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Este mes tenemos la suerte de contar con la presencia de la poeta y traductora Victoria León, quien nos hablará de su primer poemario, Secreta luz, con el que obtuvo el IX Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado. Será el próximo jueves 20 de febrero a las 19.00 en Casa del Libro, C/Velázquez, nº8, Sevilla.  La entrada es libre.

En la contraportada de Secreta luz se indica, entre otros rasgos, que recoge la herencia de la tradición lírica hispánica y anglosajona, de la poesía elegíaca latina y tiene algo de cancionero amoroso. Un libro íntimo y universal, de gran cohesión y unidad temática , un lamento por la pérdida del amor, considerado luz y motor de la vida, así como la soledad y tristeza que nos produce su ausencia.  Una pasión que duele, pero salva de la muerte y el vacío, un pálpito que parece eternizarse en el recuerdo, una ausencia que es constante presencia en la memoria. Hay todo un discurso romántico en su poesía.

Una poesía que se baña en los textos clásicos, con una muy lograda naturalidad a pesar de ceñirse a la métrica –versos blancos de ritmo endecasílabo,  con algún heptasílabo y alejandrino-, contenida y sobria, elegante, delicada, sensible y, como se dice en mi tierra, “sentía”, de una brevedad que le aporta intensidad y en la que todo elemento es significativo y motivado- como decía Dámaso Alonso-.

Podemos relacionar el título del libro con la cita de Bécquer que le precede: Como guarda el avaro su tesoro / guardaba mi dolor; pues el yo poético lleva su dolor en secreto, pero es el suyo un sufrimiento que aviva y da luz en el desierto de la vida. Este concepto de la vida como desnudez y soledad, se ajusta a la segunda cita que abre el libro, de R.L. Stevenson: Upon a moorland bare/ To see love coming and see love depart.  Por último, el título hila a la perfección con el hermoso poema Vida secreta, en el que nos dice: A veces solo nuestro amor por alguien/ nos mantiene secretamente vivos. 

No me parece casual que se inicie con el poema “Rastro de fuego”, en el que, a modo de poética, relaciona la poesía con la intensidad en el vivir y la incandescencia. Fusiona vida y poesía, tal como entendían los románticos ambos conceptos.

En el vértigo abismal de la vida, la esperanza de encontrar al amado o que él estuviese esperando resulta motivo suficiente para cruzar el infierno (Infierno. Canto IX , en referencia a la Divina Comedia de Dante). Al igual que Orfeo, quien baja al inframundo a recuperar a su Perséfone, se enfrenta a las Furias y a la muerte. Aunque sufra, se niega al olvido, y aunque lo intente, tampoco es capaz, parece el corazón más poderoso que la razón o la voluntad, así en Foedus amoris (tópico por el cual los enamorados tienen un pacto recíproco de fidelidad) se resigna a ser fiel a su ausencia.

La vida es absolutamente diferente cuando se está junto a la persona amada, disfrutamos de una plenitud tristemente efímera; pero antes nos tenemos que enfrentar al miedo: al amor, a sufrir, a que la vida nos dañe. Ese temor provoca que nos vayamos encerrando en nosotros (En lo oscuro).

También nosotros somos diferentes cuando nos acompaña la persona querida, ¿Quién soy cuando me llamas? (Un instante). Este verso me trae a la memoria la novela «La identidad», de Milán Kundera, en la que reflexiona sobre qué le ocurre a la identidad cuando nos enamoramos.

No resulta fácil entregarse al amor ni tampoco salir del desencanto de los sueños, no es fácil despertar de esa noche sin luna, quedando el amor como un lejano recuerdo. Sin embargo, ese amor pasional que le rasgó fue un abril cuya luz aterradora/ aún me sigue cegando en el recuerdo.

El poema Envejecen también las heridas nos recuerda los versos de Antonio Machado “En el corazón tenía/la espina de una pasión”, cuando dejamos de sentir la herida nos convertimos en fantasmas, que valgan por el mundo sin nostalgias/ en las que refugiarse de la muerte.

Cualquiera de nosotros se puede identificar con los versos de este libro de desamor, de un amor más allá de la ruptura, pues quien lo probó lo sabe. Como decía Rilke, deja que todo suceda: la belleza y el terror, la materia de la que está hecha la vida.

Y para mayor profundización nos vemos el próximo jueves 20 de febrero. Os esperamos.

 

RASTRO DEL FUEGO

la poesía exige incandescencia,

vivir, o haber vivido, entre las llamas,

bajar al propio infierno sin más guía,

haber mirado el mar sin esperanza

y conservar , al menos , un puñado

de cenizas que aún quemen en el alma.

 

ENVEJECEN TAMBIÉN NUESTRAS HERIDAS

Envejecen también nuestras heridas.

Nos vamos deshaciendo lentamente

en el dolor, huyendo de quien somos,

tratando de borrarlas por completo.

Nos desdibuja el tiempo junto a ellas.

Y a veces conseguimos no sentirlas

porque ya hemos dejado de existir:

somos fantasmas de nosotros mismos

que valgan por el mundo sin nostalgias

en las que refugiarse de la muerte.

 

VIDA SECRETA

A veces solo nuestro amor por alguien

nos mantiene secretamente vivos.

Nos arrebata al miedo y nos libera

de la cárcel de nuestra tiranía.

Silencia nuestra rabia y nuestro odio.

Guía nuestro andar ciego por el mundo

y dulcifica el rostro del dolor.

Convierte en luz la sombra y la derrota:

consigue que amanezca en nuestro cuarto

solitario de sábanas intactas.

 

VICTORIA LEÓN (Sevilla, 1981). Victoria León es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, traductora y crítica literaria. Ha vertido al castellano una treintena de libros del inglés, buena parte de ellos obras clásicas de la literatura victoriana y eduardiana de autores como Oscar Wilde, Ford Madox Ford, John Ruskin, Alfred Tennyson, G. K. Chesterton o Arthur Conan Doyle. Ha colaborado como crítica en medios culturales como las revistas Clarín y Mercurio o el blog Estado Crítico. Es responsable de la edición de una antología de poemas del Conde de Villamediana (Del tiempo, del amor, de la fortuna, 2016) y autora del libro de aforismos Insomnios (2017).

Encuentro con Jacobo Cortines y «Nombre entre nombres»

Portada Nombre entre nombres

El jueves 17 de octubre a las 19.00 horas en la Casa del Libro- C/Velázquez n.8, Sevilla,- tendremos la suerte de contar con la presencia de Jacobo Cortines. Todo un lujo. Nos hablará de poesía y de su poemario Nombre entre nombres, publicado por Renacimiento.

Nombre entre nombres es un libro intimista, confesional, reflexivo, elegíaco y celebratorio.

Dulce resulta pasear la mirada por la claridad del verso blanco, melodioso y rítmico- con predominio del ritmo endecasílabo y alejandrino, sin perder el verso la naturalidad a pesar de sujetarse a medida-; dulce dejarse mecer por las olas del mar del verano o contemplar y deleitarse con los campos del sur, espacios que otorgan paz y refugio, los lugares preferidos o amados referidos en el primer capítulo del libro, Escenarios, título que saca a colación su concepción de la vida como un teatro y los lugares que habitamos, sus escenarios.

La Naturaleza, atenazada por la codicia y el exceso de construcción, adquiere una relevante significación. Además de aportar serenidad, representa un paisaje sentimental y simbólico, actúa como correlato objetivo del sentir del poeta, igual que sucede en Antonio Machado o en los poetas simbolistas, y antes en algunos románticos: descripciones crepusculares, el adiós de la tarde entre cipreses, paisajes solitarios, campos secos o el jardín de la casa. Descripciones que transmiten el interior, donde lo de dentro y lo de fuera se funde.

En el segundo capítulo, Ausencias, nos introduce en un túnel y en un sueño de sombras, en la tragedia que nos habrá de venir, si no la hemos sufrido ya. Será una voz intimista, confesional, cercana, quien nos habla en tono contenido del duelo por la muerte de los seres queridos. La memoria y el presente apelan y se aferran a sus recuerdos, el pasado asalta constante su presente. En la casa encendida de su poema Buenas noches -nítida referencia a La casa encendida de Luis rosales- el sujeto, invadido por la añoranza y la nostalgia, se pierde entre brumas de ensueños y nostalgias y deseos, sin saber, tal vez, dónde realmente se encuentra: ¿dónde están?, ¿dónde estoy? Qué es realidad y qué es sueño, dónde el pasado y dónde el presente.

Los contrapuntos, su tercer capítulo, serán esos labios que le devuelven a la vida, la esperanza agazapada tenaz en el fondo, la vida que en su eterno retorno vuelve a reafirmarse y logra despertarlo, como un Ulises que regresa de un viaje doloroso: Una tierra le afirma, / y en la tierra se afirma, entre los otros/ Al fondo el mar con su empezar eterno. Su lectura nos alienta y nos avisa de la luz que alumbra al final del túnel, de la posibilidad de comenzar de nuevo; igual que Lázaro, también nosotros podremos resucitar.

En el último poema de este capítulo, Olas de ayer, reflexiona sobre el tema del tiempo: ¿ese ayer- se pregunta-, / no es este hoy; tal vez también mañana? Al igual que el poeta T.S Eliot, viene a concebir el tiempo como un continuum donde pasado, presente y futuro se funden en su conciencia del tiempo. Así, en su extenso poema Nombre entre nombres indicará que se siente en un presente/ que es a su vez infancia, vejez, todo, suma de eternidades.

Su cuarto capítulo lo constituye el extenso poema que da título al libro, Nombre entre nombres. Puede aludir a la frase bíblica por amor de su nombre, pues encontramos varias referencias y símbolos bíblicos, con los cuales logra trascender y universalizar el relato, y otorgaría al poema varios planos de interpretación: en un primer plano, literal, el nombre es la casa de campo heredada y cuya construcción le renueva el entusiasmo al otorgarle un lugar rodeado de campo y naturaleza, semejante al que disfrutaba en la niñez, donde encontrar paz; en un segundo plano, de sentido religioso, pudiera ser que la fe o, en todo caso, la sabiduría que expresamente aprecia en el Libro del Eclesiastés –Anda, come tu pan con alegría,/ y disfruta la vida con quien amas…- le ayuden a continuar con entusiasmo su vida.

Precedido el último capítulo por los famosos versos de Juan Ramón Jiménez: “¡Intelijencia, dame/ el nombre exacto de las cosas!”, de cuando nuestro poeta Nobel quería encontrar la realidad más auténtica a través de la poesía- pero no con la inteligencia racional, sino por la intuitiva y poética- y poder comunicarla a los demás con un lenguaje desnudo y preciso, la llamada poesía “pura”. Perteneciente el poema a su libro Eternidades, igual que en él, Jacobo Cortines presenta una vida cotidiana, trascendida, eternizada, pero con un estilo preciso, realista y contenido, escritos que me esfuerzo en que sean/ testimonios del tiempo en el que estoy.

Este poema narrativo y dialógico parece constar de dos partes: en su primera parte, más trágica, la voz que habla en el poema interpela a un tú, a modo de narrador que se dirige a sí mismo. Este desdoblamiento permite un distanciamiento, tal vez necesario para contar los hechos, y modera y suaviza el sufrimiento que subyace en el relato; en su segunda parte, el narrador le otorga la palabra al protagonista, Sé tú ya, pues, quien hable, y continúa el poema en primera persona, momento en el que se produce un giro en la escritura, convirtiéndose en un canto y celebración de la belleza de la vida.

Al principio, ese nombre está vacío para el sujeto, pues lo que aporta sentido a los nombres es el haberlos vivido y haberlos sentido suyo. La importancia de este nombre deriva de su raíz, de la familia, de su madre, constituye una seña de identidad, un retorno al paisaje de la infancia -aunque no sea el mismo lugar- y a pesar del dolor sentido o de la soledad, sabe que la vida tiene que seguir, y no es posible, vivir sin nombre alguno.

A partir de recibir en herencia una casa de campo, un lugar como retiro/ del ruido del mundo, el poema se ilumina, le inyecta ilusión el proyecto de levantarla de su derrumbe, a la vez que él y su vida se van levantado, retoma con entusiasmo la reconstrucción de la finca y de sí mismo, por amor a las cosas de este nombre, todos los sentidos se despiertan. Y todo alrededor se vuelve hermoso: los árboles, la luz, el aire, la noche, el canto de los pájaros, el estudio, el jardín, los amaneceres, la sucesión de estaciones. Después de arduos trabajos, lista está la casa y la persona para sentir con amor todo el encanto que le rodea.

Emulando a Walt Whitman, quien lea este libro está adentrándose en la vida, en su tragedia, en su belleza y en la vital enseñanza de confiar que siempre puede haber un nombre que ilumine el regreso del reino de Hades. Cada cual tendrá que buscar el suyo, aquel que sea capaz de resucitarlo. Un placer su lectura, por supuesto.

De todo esto y de más hablaremos el próximo jueves 17 de octubre a las 19.00 horas. Os esperamos. Y terminamos con algunos poemas del libro.

 

PASEO

 

Sereno el mar al acabar la tarde,

y el cielo entre celeste y amarillo.

Dos cañas de pescar sobre las piedras

el horizonte enmarcan.

Rota y Cádiz, envueltas en la bruma,

fantasmales ciudades que en la noche

poco a poco se van iluminando.

Por esta larga playa yo paseo

con mi silencio a solas. No hay respuestas

porque nada pregunto. Sólo escucho

el romper de las olas, las espumas

con su frágil murmullo en retirada,

el viento en mis oídos, algún pájaro

que canta mientras vuela. Nada quiero

sino hundir los talones en la arena,

seguir, seguir, hasta sentir cansancio,

y volver lentamente

como un oscuro bulto que regresa

al punto de partida. Ya es bastante

no naufragar en el silencio propio.

 

BAJO LOS PÁRPADOS

 

Como un derrumbe o el tajo de una espada,

así, bajo los párpados, el día.

«¿No estaba- se pregunta- en aquel sitio

con aquellos con los que estuve siempre?»

No entendía con ellos lo que hablaba,

pero sí recordaba haberlo hablado

quizás en otros sueños. Y de pronto,

entre sudores fríos, la penumbra

del cuarto ante sus ojos, y una vida

cargada de torpezas y quimeras,

de errores, desengaños y despistes.

Un rápido desfile que le lleva

a hundirse entre las grietas como huyendo.

No quiere el nuevo día, la mañana

con los huesos helados, ni la tarde

de hirientes horas lentas y vacías.

Pero al fin se levanta , y el espejo

en silencio le otorga la esperanza.

 

NOMBRE ENTRE NOMBRES

Todo ha de ser más claro

en la nueva conciencia, más hermoso

que nunca con esfuerzo y con constancia,

por amor a las cosas de este nombre.

Desde lo más pequeño a lo sublime,

de raíz a la flor, de piedra al cielo.

Una explosión de súbita alegría,

íntima, contenida, esperanzada,

derriba laberintos y cloacas,

prisiones del pasado

que ya no han de volver, porque el deseo

no permite que vuelva lo ya sido,

y es más fuerte que miedos y amenanzas.

Él es afirmación, no negaciones,

construcción, no derribo, acción, proyectos,

y el tiempo mismo es tiempo en sí distinto,

no su enemigo, sino su aliado,

sí posibilidad frente a impotencia.

El tiempo entre mis brazos que me impulsa

a rescatar el nombre antes perdido…

 

Jacobo Cortines (Lebrija, 1946) es autor de los siguientes libros de poesía: Primera entrega (1978), Pasión y paisaje (1983), Carta de Junio y otros poemas (1994), Consolaciones (2004), por el que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica, y este último, Nombre entre nombres. Una antología de sus versos se encuentra en la colección Poética y Poesía de la Fundación March (2006). De Petrarca ha traducido los Triunfos (1983) y el Cancionero (1989), así como, de Sterbini, el libreto de El barbero de Sevilla (1997). Entre sus obras en prosa figuran Itálica famosa (1995), Separatas de Literatura, Arte y Música (2000), Burlas y veras de Don Juan (2007), Nuevas separatas (2012), y sus ediciones de Escritos sobre Fernando Villalón (1982), Poemas escogidos (1908-1961) de Felipe Cortines Murube (1983), Actas del Primer Congreso Internacional sobre Luis Cernuda (1990), e Historial de una vida (2003), y, en colaboración con Juan Lamillar, Obra selecta I, II y III (2004), de Joaquín Romero Murube. Vive en Sevilla, en cuya Universidad se doctoró en Filosofía y Letras y ha ejercido la docencia. Es miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y director de la colección de poesía Vandalia.

3º Ciclo de Encuentros «El poeta y su voz»

Aquí os dejo el calendario completo con fechas, autores y libros de nuestro 3º Ciclo «El poeta y su voz». La dinámica del acto es la siguiente: leemos el libro elegido e invitamos al autor para charlar sobre poesía, su trayectoria, el poemario… Tiene lugar en la Casa del Libro de Sevilla, C/Velázquez n. 8. La librería nos invita a una copa de manzanilla para acompañar la tertulia. El acto está abierto al público y nos encantaría vuestra presencia.

3º CICLO DE ENCUENTROS “ EL POETA Y SU VOZ»:

Los encuentros tendrán lugar en jueves a las 19.00 horas.

17 de octubre:   JACOBO CORTINES, “Nombre entre nombres”, Renacimiento.

21 de noviembre: JAVIER SALVAGO. “Variaciones y reincidencias (Poesía 1978-2018), Renacimiento.

11 de diciembre: JOSÉ JULIO CABANILLAS. “Vigilia: antología poética”, Renacimiento

23 de enero: JOSÉ DANIEL M. SERRALLÉ. “Un sol inocente”, Renacimiento.

20 de febrero: VICTORIA LEÓN. “Secreta luz”, Premio Iberoamericano Hermanos Machado, Fundación Lara.

26 de marzo: JOSÉ ANTONIO RAMÍREZ LOZANO. “La sílaba de ónice”, premio Fray Luis, si se publica antes de enero, o bien, “Epifanías”, Pretextos.

23 de abril: ADRIANA SCHLITTER. “El péndulo”, Harpo Libros

28 de mayo: ROSARIO TRONCOSO, Los ángeles fríos de Calambur (o Nuestra orilla salvaje, Isla de Siltolá)

18 de junio: ISABEL MARTÍN SALINAS, “A ráfagas tu nombre”, Torremozas.

 

 

 

 

 

 

 

13 de junio: Vicente Tortajada y su libro «Esplendor»

Esplendor

Culminamos este segundo ciclo de encuentros con  una interesante figura, como es la de Vicente Tortajada (1952-2003) ,  buen escritor y exquisito poeta, fue también  traductor y asesor literario de la editorial Renacimiento. Entre sus obras de poesía encontramos: Sílaba moral (1983)- Premio de Poesía Luis Cernuda-, La respuesta inelegante (1986), Pabellones (1990) y una traducción de Los sonetos de Crimea del polaco A. Mickiwewicz (1984). Esplendor (1994) fue su último poemario  . En 1999 publicó la novela Flor de cananas  y en 2002  Azahar y Vitriolo, una selección de textos publicados en periódicos y en revistas entre 1996 y 2001. Posteriormente la editorial Metropolitana editó la primera antología poética , Esplendor. Antología poética (2009).

La tertulia será el próximo jueves 13 de junio a las 19.30 horas, en la Casa del Libro, C/Velázquez n.8, Sevilla. Tendremos la enorme suerte de estar acompañados por dos poetas de calidad: su hermano Jesús Tortajada y su amigo José Julio Cabanillas. Como viene siendo costumbre, la librería nos invita a una copa de manzanilla por gentileza del Grupo de Bodegas de José Estévez.

La poesía de Vicente Tortajada suele incardinarse dentro de la Poesía de la Experiencia- en su veta más reflexiva que narrativa-; pero ya Abelardo Linares aducía que se salía de tales contornos para adentrarse en un mayor irracionalismo. Efectivamente, parece que la escritura de Vicente bebe de diversas fuentes: el simbolismo que podemos hallar en las descripciones de sus poemas -como en el poema Contempla las paredes-; el uso de imágenes y metáforas genuinas e insólitas que reflejan un mundo moderno con sus maquinarias, tal como se hacía en las vanguardias-  su poema Una cruda luz nos puede recordar el Ultraísmo-; la red de referencias culturales con las que cubre sus versos, un tejido intertextual -como hacían, mayormente, los Novísimos-, ya sea con la música, la pintura, la tradición literaria ; cierta ironía que subyace debajo del vitalismo, de la melancolía y del dolor que contiene este libro. Una mirada que resalta la ironía de la vida, su paradoja.

La ciudad, la noche, los amaneceres, el hospital, la palabra, la cultura, la música,  el muelle, lugares decadentes… van tomando significado en sus versos para hacernos mirar la existencia, su belleza, el paso del tiempo, la muerte, desde la perspectiva de quien se enfrenta a una grave enfermedad y siente la cercanía de la muerte. ¿Y dónde está el heno removido,/ las mieses de qué campo?»  Paisajes que divisa desde la ventana de su habitación o desde la ventana de la memoria para quedarse con la luz donde la muerte/ descansa transparente en las higueras.

Concibe la vida como un espectáculo que nos hace olvidar la muerte y de este modo poder vivir su esplendor, tal como nos dice en su poema Era de acuario. El tiempo trae sus cambios , pero en el verso se pregunta… ¿Qué nos espera/ aún? ¿qué cambios a esta vida mía? Son muchas las metáforas con las que quiere retratar la fugacidad de la vida : polvo/ de palabras/ que flotan en el humo de la calle; la vida es como un suelo de aguanieve/ que se va deshaciendo entre las notas. Y me hace pensar si la bandera que ondea hasta el final no será la propia literatura, la palabra, la poesía. Una poesía como exquisito lenguaje, otra forma de decir que cause asombro , un modo de ir detrás de su vida. Hablaremos con más profundidad el próximo jueves de este libro, que a mí personalmente me ha encandilado. El foro es abierto y estáis invitados.

Os dejo algunos poemas para degustar la poesía de Vicente Tortajada , un autor que merece estar muy presente :

 

PAREDES, LABERINTOS

Un paso en la noche. Paredes, laberintos

entre esquinas mojadas,

los cristales mellados- cristaleras de pisos-

y el suelo que la arena comienza a suavizar.

El olor de ceniza de las copas de cisco

impregna los mechones que asoman en la nuca

– o el vertedero en llamas, su olor dulce y podrido.

…Rompe la oscuridad una hoguera lejana.

Al sur

– el resplandor vivísimo,

arcoiris de grasa entre los barcos-

de algún pájaro grande, muy alto va el silbido

como fuego de estrellas,

va marcando los pechos con alambres de espino.

Los muchachos- compás de sangre entre los labios-

se abrazan o se besan, o es un sudor muy frío

al grito de los muelles.

Por un vago temor, el carmín desvaído

y un mínimo jadeo. Risas. Vino

para el amor que ahuyenta

el veneno del aire, la noche,

la muerte sin razón. Altísimos silbidos.

 

AL SONETO Nº  XXVII DE D, JUAN DE ARGUIJO, LLAMADO LA TEMPESTAD Y LA CALMA

Yo vi del rojo sol la luz serena

turbarse, y que en un punto desparece

su alegre faz, y en torno se oscurece

el cielo con tiniebla de horror llena.

El austro proceloso airado suena,

crece su furia, y la tormenta crece.

Y en los hombros de Atlante se estremece

el alto olimpo y con espanto truena;

mas luego vi romperse el negro velo

deshecho en agua, y á su luz primera

restituirse alegre el claro día.

Y de nuevo esplendor ornado el cielo

miré, y dije: ¿ Quién sabe si le espera

igual mudanza á la fortuna mía?

 

Glosa:

 

Vemos irse la tarde tan serena

y que, pronto, la luz desaparece

de las calles. La casa que oscurece…

La lluvia que de gris todo lo llena.

Un temblor en tus labios cuando suena

el aire. Silban, vuelan mirlos. Crece

la tormenta, y el trueno te estremece:

pareces tan pequeña cuando truena…

Pero , pronto se rompe el turbio velo

de las gotas, y tú eres la primera

en descubrir que empieza a abrir el día.

Otra vez sol. Me dices, viendo el cielo:

-Ya cambia… Como tú. ¿Qué nos espera

aún?¿ qué cambios a esta vida mía?

 

LUZ SUAVE

 

Crujen fríos helechos entre las zambullidas…

como una estrella muerta y nítida,

como un espino inmenso

que flota sobre el agua,

el alma.

La palabra líquida.

EL vivero de la melancolía

deshace entre gritos el sueño.

Una miel negra enmarca

la puerta que resguarda la turbina;

y el motor que funciona con deseos

comienza a dilatar las pupilas del día.

Vicente Tortajada

 

 

Encuentro con Gonzalo Gragera y su libro «La suma que nos resta»

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El próximo jueves 16 de mayo a las 19.30 horas tenemos como invitado, en nuestro ciclo de encuentros «El poeta y su voz», al joven poeta sevillano Gonzalo Gragera, con quien hablaremos de poesía, y en particular de su poemario «La suma que nos resta» ( Premio de Poesía Joven RNE 2017) . Será en la Casa del Libro, C/ Velázquez n.8, Sevilla. Estáis invitados y nos alegrará compartir versos, reflexiones y vino con vosotros. La libreria nos invita a una copa de manzanilla por gentileza del Grupo de Bodegas de José Estévez.

La suma que nos resta se asienta sobre tres pilares, que casi se corresponden con su tres capítulos:

En su primera parte,  La luz y sus nombres, prima cierto intimismo, en el que lo personal trasciende y abarca al otro. El poeta puede ser cualquier lector, escribe y piensa sobre temas universales partiendo de la memoria y la vivencia particular: el paraíso de la infancia, la juventud, el tránsito al árido mundo adulto, el descubrimiento del amor y de lo que es importante en la vida, sus propios dioses, el paso del tiempo…

Su segundo capítulo, Victoria Station,  nos muestra una interesante mirada crítica al ser contemporáneo y a nuestro modo de vida: los hombres como pétalos y naipes/ recorren los pasillos sin oxígeno/… Es el hombre nacido en nuestro tiempo./ Las siete en la estación. Es hora punta./ Están los hombres, todos, ya, dormidos. Retrata un individuo que se mueve por inercia, sin hacerse preguntas , sin  valores, ni ideas- menos aún utópicas- ni credos ni fe; el ser contemporáneo como un autómata en su inmenso y frío vacío.

El final del libro, La suma que nos resta,  enlaza con el primer poema que abre el poemario,  Consideraciones previas, creando una estructura circular, iniciando y cerrándose el poemario con la reflexión metapoética sobre la poesía y su escritura. Concibe la poesía como descubrimiento o revelación,  capaz de alumbrar ambigüedades o enigmas. Escribir consiste en ofrecer, ofrecerse, dar todo o casi todo: impresiones, pensamientos, vivencias. Escribir es una resta que en los otros puede convertirse en suma. Y ahí se enlaza con el primer poema, en el cual se dirige al lector – como Baudelaire en su poema Al lector- , en el que afirma buscar la precisión, no poder ofrecer salvación ni respuesta alguna; pero sí que el lector se pueda encontrar en sus versos.

En cuanto a la forma, tiene un estilo sobrio, ,  poesía muy depurada , una esencialidad elegante, no falto de sentimiento contenido ni de sutil ironía, preciso en su lenguaje coloquial e imágenes, pero sugerente gracias a las elipsis y los silencios. Verso con ritmo, resalta en su poesía las enumeraciones y paralelismos , que también confieren ritmo al poema. Sin querer ser pedante, respiran en los poemas las referencias culturales, de modo inevitable porque es un gran lector , porque las lecturas nos conforman y porque contrapone una vida de lecturas a una vida más simple, libros de la maleta/ con los que ni tributo ni cotizo.

Como siempre, os dejo algunos poemas para abrir boca.

 

2007

Ni Horario ni Aristóteles.

Ni Leopardi ni Papini.

Ni Chesterton ni Kundera.

Ni Ortega ni Krahe.

Sólo una terraza

y tus diecisiete

para saber de qué se hacía

lo único que aquí importa:

para saber qué es eso

de llevar el mundo en los labios

 

DAMA DE NOCHE

La noche como un peso inabarcable,

inmensa y decidida.

La ausente gravedad

dibuja los contornos

de acequias y parterres.

El mar es un adiós,

una mano distante,

despedida de espumas

y de sales amargas.

Lo observas, lo contemplas,

con la O de tus ojos;

los mares como muros

en donde tu memoria es la pintada

de jóvenes sin ecos.

 

La noche como un peso inagotable.

Y la dama de noche,

aquel olor perenne,

imitando el propósito

de estas horas oscuras:

sin espacio ni tiempo,

las ramas- o los brazos- de la madre

cuyo perfume evoca tus ayeres.

 

MALABARES

A pesar del qué tal todo,

y decir que vas tirando.

 

De los cajeros, el día veinte.

Del comprobante de saldo.

 

De las diputaciones, asesores,

gabinetes, despachos.

 

De estos martes y miércoles

con las eses del sábado.

 

De los saludos esquivos

de vecinos malhumorados.

 

Del que entiende de vinos

y te enseña cómo catarlos.

 

Del IPC, del Euríbor,

del correo certificado.

 

A pesar de todo esto,

reunir valor para intentarlo.

 

Para apostar de trapecista

entre las sílabas del fracaso.

 

 

Todo, o casi, lo has dado.

Sobre la mesa has diseminado

lo poco que te pertenece:

lecturas, impresiones, otoños.

 

Ya de ti mucho no queda.

Eres resta en manos de otros.

Un número , como cualquiera,

que se deshoja en notas y apuntes.

 

Consumido.

¿Entiendes estas cifras decrecientes?

 

Todo, o casi todo, lo has dado.

Resta de ti que en otros, quizá, es suma.

 

Ahora sopla en el título

y apaga la penúltima mecha.

 

Sola se queda

una vela encendida.

 

GONZALO GRAGERA. Sevilla, 1991. Escritor y lector. Autor de dos poemarios: Génesis (Jirones de Azul) y La vida y algo más (La Isla de Siltolá). Ha publicado sus poemas en revistas como Quimera Piedra del Molino, y han sido recogidos en la antología de poesía joven Nacer en otro tiempo (Renacimiento). Actualmente, es colaborador en la cadena COPE, en la revista cultural Zenda y en el periódico digital The Objective. Su libro La suma que nos resta ganó Premio de Poesía Joven de Radio Nacional de España 2017 (Editorial Pre-Textos). Su blog: latrastienda.org

 

 

 

 

 

2º Ciclo «El poeta y su voz»: Carlos Vaquerizo y su poemario «Versos del equilibrista»

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El pasado jueves 15 de noviembre estuvo en la Casa del Libro de Sevilla, C/Velázquez nº 8, el poeta Carlos Vaquerizo , quien nos habló de su concepción de la poesía , y en concreto de su último libro «Versos del equilibrista». Un poemario que ha ganado el XXXVII Premio Internacional de Poesía «Juan Alcaide» . Y como se indica en el mismo, indaga sobre cuestiones universales e inherentes al ser humano:  la dolorosa conciencia de la fugacidad del tiempo y las pérdidas que arrastra, lo que dejamos de ser en ese discurrir del río; la memoria como construcción de la identidad, como fragmentarios recuerdos de lo que fuimos,  brisa varada o percepción tergiversada y moribunda de las cosas ; la infancia y el niño aquel que a estas alturas de la vida no reconocemos; la identidad; el amor; los sueños;  la escritura y la poesía.

En el borgiano laberinto de la vida, la literatura es un modelo a seguir y un refugio de las inclemencias. La visión del mundo y la propia identidad se van forjando por diversos factores , y uno de ellos es sin duda nuestras lecturas, que nos influyen y construyen, he construido el mundo con palabras ajenas, con ficciones/ajenas, con ajenas experiencias… Así creé el concepto de otredad, de donde escojo las palabras ajenas que necesaria y volitivamente he de hacer mías. Se va formando el otro que hay en nosotros y será también será un Otro de nosotros quien escribe.

En cuanto a la poesía, parece que hay un cambio de apreciación de la misma, un deseo machadiano de dejar de hablar de uno para mirar a la colectividad, aboga por la solidaridad y la fraternidad, mi verso debe ser la sangre de los hombres, el abrazo del hombre./ No quiero volver a abrazarme a mí mismo. No obstante, siempre que sea una escritura cuidada formalmente. No vale escribir poesía de cualquier manera, y así en su poema Rubén Darío nos dirá:…Nunca alcancé el azul, perfección, todo. No pude hacerlo mío. Y me deshago aquí, en la imperfección del verso que me empuja cada instante a buscar tu color impenitentemente. La poesía sirve igualmente de puente para comunicarse con los otros, los lectores, quienes completarán su obra, quienes le acompañan.

Y el amor,  el dolor, las alusiones al cine, sus poetas… mejor  os dejo algunos de sus poemas para que apreciéis por vosotros mismos.

DEJANDO DE SER OTRO

He construido el mundo con palabras ajenas, con ficciones ajenas, con ajenas experiencias.

Creí bien darles mi autenticidad . Hice del mundo ajeno un gran espejo donde me siento otro que vive de palabras, con palabras, para las palabras.

Así creé el concepto de otredad, de donde escojo las palabras ajenas que necesaria y volitivamente he de hacer mías.

 

NO SILENCIES TU SUEÑO

No silencies tu sueño, que no se precipite su grito en las paredes de la razón. Que puertas y ventanas de intramuros se abran. Que tu sueño sea nuestro como el cielo, el mar o las llanuras. Que la conversión del grito liberado en el sueño que toda subterránea maleza deshilvana nos avive la luz mientras la noche avanza y preludia la hora que todo lo consume.

 

MADRE

A ti me entrego: madre, amada, encina

que reverdeces en la hora más triste,

cuando la noche cierra el círculo.

Ya no queda nada entre nosotros

que no sea vestigio del pasado.

Pero el pasado no me pertenece

sin ti,

aunque dejes de estar en este mundo.

 

TU NOMBRE

¿Podré hallar el núcleo de tu nombre o acaso perfilarlo en esta leve mansedumbre del aire?
¿Podré llegar a ti desde tu nombre, desde la clara, tibia y anhelante dicción con que te palpo en esta busca nacida de este anhelo desde el cual te conformo?
¿Podré ser en ti cuando te llame en el estrecho ámbito y grite tu nombre, amada mía?

 

Carlos Vaquerizo (Sevilla, 1978) es licenciado en Filología Hispánica y actualmente trabaja como profesor de Enseñanza Secundaria. Versos del equilibrista es su séptimo poemario. Anteriormente ha publicado: Fiera venganza del tiempo (Premio “Adonáis” 2005), Rialp, 2006; Tributo de Caronte (I Premio Internacional de Poesía “Ciudad de Almuñécar”), Valparaíso Editorial, 2014; Preludio de una mirada (VIII Premio de Poesía “Ciudad de Pamplona”), Celya Editorial, 2014; Consumación de lo eterno, Ediciones en Huida, 2015; Quienes me habitan, Isla de Siltolá, 2015 y Rebato del tiempo, Samarcanda, 2016.

 

 

18 de octubre: José Mateos

El próximo jueves 18 de octubre a las 19.30 horas tenemos la suerte de tener en nuestra tertulia literaria, ya sabéis que es en la librería Casa del Libro sita en Calle Velázquez nº8 de Sevilla, al poeta jerezano José Mateos, con quien haremos un recorrido por su trayectoria poética con su antología «Poesía esencial». Todo un lujo contar con un autor que ha sido finalista del Premio Nacional de Poesía en varias ocasiones, en concreto con sus poemarios Días en claro, Canciones y La niebla; y cuya poesía, independientemente de premios, me parece necesaria conocer , además de un deleite para el lector detenerse en la belleza de un verso contemplativo y reflexivo, intimista y trascendental, tensado por una claridad esencial.

Prologado por el también poeta Pedro Sevilla, quien nos guía con acierto y conocimiento por la poesía de José Mateos, el poeta de las preguntas, nos dice. Y efectivamente leemos un autor que busca descifrar el misterio de la vida, lo no visible, en el que la razón va poniendo espinas en el camino de la fe. Un camino indócil y pedregoso a veces por culpa de la vida, con su carga de dolor y muerte, y que convierte en ocasiones el verso en un campo de batalla. Una batalla que parece ganar la fe, a pesar de todo, una fe que salva del absurdo y el vacío. Y una voz que se interroga por qué y a qué, que le hace llevar la noche dentro, que sitúa su casa en la niebla. Dudas y cantas: ésa es tu creencia. Y por supuesto, no sólo hallamos esta sed de conocimiento, también trata sobre el paso del tiempo, el amor, la pérdida de la infancia, la belleza de la vida, su desasosiego, la muerte, la eternidad o vida eterna… de todo ello hablaremos con más profundidad, pues solo he podido hacer una primera lectura, pero os dejo algunos poemas para que os hagáis una somera idea. Estáis invitados, la entrada es libre y gratuita.

Y para celebrar la buena compañía brindaremos con Manzanilla La Guita, Bodega Valdespino, del Grupo Estévez.

 

 

EL TIEMPO

En las tabernas sucias, en los cuartos

con fotos y cartones de otra época,

en la humedad de un sótano que guarda

el disfraz y el espejo, el uniforme,

los guantes que confiesan su lujuria,

la candorosa media y el caduco

papel donde se riman los recuerdos.

 

En la confusa urgencia de la muerte

que ahora recorre un cuerpo entre las sábanas.

 

En la abolida noche donde, herido,

conversa el asesino con su crimen.

 

En las sórdidas calles. En los trenes

vacíos, irreales de una noche.

 

Contra mí, contra ti, contra la vida.

 

En la terca oquedad de este poema.

Una extraña ciudad ( 1983-1990)

 

CUANDO SE HIZO LA NOCHE

A Francisco Bejarano

 

Aquí, frente a este cielo que ahora extiende la noche,

sentados a la brisa tranquila del verano,

en tu casa, movido por uno de tus libros,

mientras ibas leyéndonos sus versos, sus palabras,

 

al fin he comprendido que nunca, nunca acepta

ni aprende uno a estar solo y a vivir con el miedo.

 

Tú nos dices que arrastra el viento lo que es puro,

que se lleva estos días, que nos dejan las tardes

sólo dolor y angustia. Lo sé , pero no importa.

 

Aquí , mientras yo oigo tus severas palabras

y ladran unos perros, allá al fondo, en la noche,

qué suerte es estar juntos y apurar nuestras copas.

Días en claro ( 1990-1995)

CANCIÓN 15

(Un mal despertar)

Muy lenta, al anochecer,

entraste a ver mi secreto…

 

Alma, ¿de dónde has venido?

¿desde el fondo de qué sueño

vuelves fría y asustada?

¿Qué es lo que viste por dentro?

Canciones (1998-2000)

 

Dicen que en la oquedad de algunos pozos,

entre sus grietas, donde crece el musgo,

hace su nido a veces algún pájaro

y entona allí su canto incierto.

 

Dudas y cantas: ésa es tu creencia.

Salvar un poco de ese instante único

que llega a ti como un deslumbramiento,

como una sacudida que deshace

y diluye fronteras, cotos, límites…

Porque también el tiempo, cuando quiere

y se detiene en medio de dos cifras,

es un peso que eleva, es como un bálsamo

que alivia el daño de vivir sin rumbo,

de estar perdido en donde nada es nada

y todo cambia de sustancia y forma.

Vive y alégrate. Muerde la fruta

que es ser y respirar hoy todavía

aunque, al comerla, su sabor amargue.

Entra sin miedo hasta un lugar más hondo:

no hay caminos que salgan de este bosque.

 

Vuela a tu lado el cuervo y sientes frío.

Tus manos palpan una puerta, un muro.

Se oye a lo lejos un rumor de agua.

Te cercan voces, pasos de otra vida.

Y tu casa está aquí: es esta niebla.

La niebla ( 1999-2002)

 

EL POZO

Cuando usted, tan amable,

me enseñaba los últimos

tilos de su jardín,

quise asomarme al pozo.

Lo que vi, ¿no lo sabe?:

 

yo también, aun de día,

llevo dentro la noche.

Reunión ( 2006)

 

EPÍLOGO

En donde el mundo termina,

al otro lado del mar,

este horizonte, ¿qué oculta?

¿qué es lo que tiene detrás?

Parece que acaba y siempre

su más allá es más allá.

 

A veces, siento el milagro.

Casi toco una verdad.

Pero todo es horizonte

que se aleja más y más.

Cantos de vida y vuelta (2008-2011)

 

CANCIÓN DE LO QUE ESTÁ POR DECIR

Te esperé siendo niño;

en las noches del miedo

sólo con mis preguntas.

 

Pero tú no acudiste.

 

Te esperé sin paciencia

más tarde, entre la gente,

dándote nombres falsos.

 

Y te sentí más lejos.

 

A la luz de una lámpara,

te esperé en otras voces.

Y casi eras audible

en algunos poemas.

 

Pero tú me rozabas

y desaparecías.

 

Después, de muchas formas

y en muchas ocasiones

te he esperado, Palabra

aún por decir, que dice

y no dice, que sabe

lo que nunca se sabe.

 

Canción que me contiene.

Poemas de un libro inédito (2013-2014)

 

Para saber de la biografía de JOSÉ MATEOS, poeta, ensayista, narrador, pintor… qué mejor información que la que aporta su propia web : http://josemateos.es/biografia