
ELEGÍA XI
Cuando derrite el cielo el sol de julio
buscan los bueyes las espesas sombras;
los segadores de color cobrizo,
las frescas jarras y los pozos húmedos,
las cabras, los retoños del olivo,
y yo -lento y errante por el día-
la terrestre dulzura de tu cuerpo.
Pues la verbena en flor, la verde prímula
y las vides silvestres cuyos pámpanos
sombrean la roja frente de los sátiros,
y el soto umbrío que un arroyo baña
y que al pasar el viento vibra todo
como lira de hojas plateadas,
y las colgantes dríadas que enroscan
sus guirnaldas de azules campanillas
en el tronco del álamo sonante,
y la zarza espinosa donde tiembla
-sombra y rocío- un dios enamorado,
no tienen para mi alma la dulzura
de la dorada gracia de tu cuerpo.
Como la rosa móvil y redonda
del girasol sigue el curso del astro,
como el agua en la fuente campesina
se arquea y luego cae en claro chorro,
como el fruto maduro comba grávido
la rama que sustenta su opulencia,
como el águila gira por el cielo
y se cierne, voraz, sobre el rebaño,
así mi alma gravita, gira y cae
-fruto, flor, agua y águila- en tu cuerpo.
Elegías de Sandua
POETA ÁRABE
Los hombres que cantaban
el jazmín y la luna
me legaron su pena,
su amor, su ardor, su fuego.
La pasión que consume
los labios con un astro,
la esclavitud a la
hermosura más frágil.
Y esa melancolía
de codiciar eterno
el goce cuya esencia
es durar un instante.
Elegia de Medina Azahara,1957
TODO LO QUE ADORASTE
Todo lo que adoraste fuera un día
ya es para siempre tuyo: la ribera
lejana del Genil, la enredadera
que tu infantil mirada suspendía.
Todo es ya tuyo: la mansión profunda
con el patio y sus rosas, las palomas,
el soñoliento olivo de las lomas,
la luz azul que tu recuerdo inunda.
Todo es ya tuyo: por la vieja calle,
tú con tu inseparable bicicleta;
la torre, las primillas, la veleta,
y aquella Grilla de delgado talle.
Todo eres tú. Ya está dentro lo externo,
lo ajeno que era casi cual tú mismo.
Resuelta en ti despeja su espejismo
la realidad. ¡Oh cambio tardo y tierno!
Todo eres tú y tú eres todo: olivo,
rosa, ribera, niño callejero…
Eterno vive en ti lo pasajero
y tú en lo eterno estás ya siempre vivo.
Elegía de Medina Azahara,1957
COMENTARIO
Homenaje a Octavio Paz
Dijeron que las nubes duran poco
pero nada en el mundo es tan blanco y tan puro.
Las aguas son huidizas- dijeron despectivos-
mas ¿quién dará el consuelo de una gota de agua?
Delicioso es el canto de los pájaros,
de las pequeñas aves sobre todo,
en cualquier estación y latitud terrestre…
Mas proclamaron tristes aguafiestas
que todo ha de morir,
que son bellos amores y canciones
pero deben morir.
Y yo pensé, inundado
por una inesperada y grande luz:
¿Qué nos importa la inmortalidad?
Ya solamente amamos lo que muere.
Homenaje