
Este libro recoge los últimos días de la vida y de la muerte de Joana en el 2001, hija del autor. Cuando lo lees , el corazón va encogiéndose hasta cerrarse en un puño. Parece que un duelo son todos los duelos, aunque este tiene que ser mucho más doloroso al tratarse de su propia hija.
El poeta y Catedrático, actualmente Director del Instituto Cervantes, Luis García Montero comenta en su prólogo que está presente la conciencia final de que la palabra supone un esfuerzo de entendimiento, de darse a comprender. «Quien compone un poema prepara una cita, arregla las palabras, las corrige , las ordena, para recibir en la casa de la propia verdad al visitante, el lector… Para Joan Margarit el género poético en sí es una historia de amor con la verdad». Esta búsqueda le llevó a escribir en su lengua materna y a los pocos días podía escribir el mismo poema en castellano, no es una traducción del catalán.
MIENTRAS TÚ DUERMES
En la plaza tomada por la lluvia
miro la alta ventana iluminada
que no quiero perder: no he de rendirme
a la condena de la vida.
Este lugar ya no es de la ciudad:
una plaza sin nadie con la luz
de hospital reflejándose en los charcos.
Las puertas automáticas
se abren de vez en cuando y dejan paso
a una oscura figura rutinaria.
Unas muletas cruzan, invisibles, la calle
y se acercan a uno de los coches, el nuestro,
el que nos llevará bajo la lluvia
hacia el silencio del dolor futuro.
Tu calidez efímera.
Triste felicidad la de esta paz
mientras recuerdo que tú y yo teníamos
mañanas que guardaban nuestros ojos.
Me daba tanto miedo
dejarte sola un día.
Por débil y pequeña que en la noche
llegue a ser la ventana iluminada,
éste es mi consuelo:
no habrá más desamparo ya que el mío.
CANCIÓN DE CUNA
Duerme, Joana.
Y que este Loverman – oscuro y trágico
del saxo de tu hermano en Montjuïc-
te pueda acompañar
toda la eternidad por los caminos
que tan solo la música conoce.
Duerme, Joana, duerme.
Y a poder ser no olvides
tus años en el nido
que dentro de nosotros has dejado.
Envejecer será también guardar
los colores que un día brillaron en tus ojos.
Duerme, Joana. Ésta es nuestra casa,
y todo lo ilumina tu sonrisa.
Es un silencio amable donde ahora esperamos
redondear las piedras del dolor
para que cuanto fuiste sea música,
la música que llene nuestro invierno.
LA ESPERA
Muchas cosas te están echando en falta.
Cada día se llena de momentos que esperan
esas pequeñas manos
que cogieron las mías tantas veces.
Hemos de acostumbrarnos a tu ausencia.
Ya ha pasado un verano sin tus ojos
y el mar también tendrá que acostumbrarse.
Durante mucho tiempo todavía,
la calle esperará ante nuestra puerta,
con paciencia, tus pasos.
No se cansará nunca de esperar;
nadie sabe esperar como una calle.
Y a mí me colma esta voluntad
de que me toques y de que me mires,
de que me digas qué hago con mi vida,
mientras los días van, con lluvia o cielo azul,
organizando ya la soledad.
En este enlace podéis leer y escuchar más poemas suyos:
Poemas para leer y escuchar
Te agradezco mucho que compartas estas letras de Joan, hay tanta verdad y sentimiento en ellas que, como dices, se te va arrugando el corazón al mismo tiempo que se instala en la mente su belleza. Guerra y Paz, Vida y Muerte, siempre… confusión. Es la vida.