JUANA CASTRO

 

BIOGRAFÍA DE JUANA CASTRO: http://www.juanacastro.es/index.php/biografia

 

ENTREVISTA de Juana Castro en la radio de la UNED https://canal.uned.es/video/5a6f1fe0b1111f28298b4861

 

MARÍA ENCADENADA

Llora pequeña.
Te están circuncidando la belleza,

llora,
tus tenues agujeros de esclava
pregonarán tu rol desde la sangre.
Te están atando al oro
para que no recuerdes
ni voluntad ni inteligencia,
para que seas eternamente la muñeca
presa de adornos y miradas.
Tus dos pétalos de rosa taladrados
son el primer dolor de tu recuerdo,

llora,
te espera una isla de vestidos
donde cada deseo te mojará las alas.
Un paraíso de espejos,
de tules y de encajes
te da la bienvenida,

tu mañana

tendrá el color del maquillaje.
Los focos, las joyas y las fiestas
con miles de tentáculos
apresarán tu tiempo atenazado.
Sonreirás
la sumisión estándar que te marquen
en el mundo consumo de los sexos.

de Cóncava mujer (1978)

 

DAFNE

Que tu luz no me busque, Apolo, porque soy una hoja
que vive con el viento.
Toda la savia es
una caricia blanda,
tengo verdes los brazos de besarme en las ramas,
de mirar en las sombras el cristal desvaído de mi cuerpo.
Los helechos me abren su corazón de agua,
poseo dos mil lunas ganadas al ocaso,
los tilos, el espliego, la frescura
de todos los diamantes que se mueren de frío,
las lianas que adornan
la libertad, el talle, las avenas,
mis pestañas, las rosas, los pedernales tiernos de los frutos,
las blancas mariposas donde beben su plata las raíces,
donde el bosque se espesa de semillas y muerte.
No deseo tu fuego, adoro la ceniza que es espora del trigo
y no quiero otro rayo que el resplandor redondo en las naranjas,
el cenit que atomiza la techumbre calada de los árboles,
los troncos como dioses,
las auroras cebadas en su vientre de polen solitario.
Es inútil que corras, porque este paraíso que fecundan tus ojos
me pertenece ya, es la textura
del fondo de mi carne
y crezco vegetal
desde la dermis al vello más oscuro donde duermen los mundos,
es inútil que corras, inútil que me alcances,
porque tengo las plantas
vaciadas en la tierra
y el laurel
es ya un triunfo de oro en mi cabeza.

de Paranoia de otoño (1985)

 

INANNA

Como la flor madura del magnolio
era alta y feliz. En el principio
sólo Ella existía. Húmeda y dulce, blanca,
se amaba en la sombría
saliva de las algas,
en los senos vallados de las trufas,
en los pubis suaves de los mirlos.
Dormía en las avenas
sobre lechos de estambres
y sus labios de abeja
entreabrían las vulvas
doradas de los lotos.
Acariciaba toda
la luz de las adelfas
y en los saurios azules
se bebía la savia
gloriosa de la luna.
Se abarcaba en los muslos
fragantes de los cedros
y pulsaba sus poros con el polen
indemne de las larvas.
¡Gloria y loor a Ella,
a su útero vivo de pistilos,
a su orquídea feraz y a su cintura!
Reverbere su gozo
en uvas y en estrellas,
en palomas y espigas,
porque es hermosa y grande,
oh la magnolia blanca. Sola!
            de Narcisia (1986)
DE COMO SE DESAÍNA AL HALCÓN
Desconocí, hasta ahora, el precio de mi carne.
Porque nunca amé cuerpos, sino estrellas,
imágenes, ideas, la luz alta y lejana
de una efigie trazada sobre el viento.
Mas en ti no hay descanso. La mentira
de tu injusta distancia resplandece y me asedia.
Veo el sol, y sé que ya es el tiempo de romper
las estampas, rasgar en mil pedazos
las siluetas del humo, aquello que no existe
sino en mí o en mis ojos.
Hambre mía olvidada, tal vez nunca
sabida. El corazón, en un minuto
de cuatrocientos golpes te demanda.
Voy a ir hacia ti pues soy una oquedad
que al vacío se cae en su vacío.
Boca mía y el hambre.
Hambre sola total, que en el espacio
sus cuencas desmorona, y a llenarse,
abierta sobre ti se precipita.
           de Arte de cetrería (1989)
LOS ENCERRADOS
Los atrancados. Los encerrados vivos.
Oscurecidos, aherrojados en el último cuerpo
de la casa, se consumen y hablan.
Corre la muerte afuera.
Hablan con el televisor y con sus muertos.
Olvidan los plazos del futuro
igual que olvidan hoy
qué cosas les dolieron ayer tarde.
No abren las ventanas
porque no entren el sol ni los ladrones
y el cielo está techado de uralita,
y no quieren saber a cuántos años
se murieron su madre ni su padre-
Por olvidar, olvidan enfadarse, se tragan
las horas, el caldo, las pastillas, y arrastran
su nombre y sus dos pies como un misterio.
Y leen y releen, una vez y otra vez,
tercos como funambulistas,
la cuenta de la luz, el testamento,
la invitación de boda de una sobrina nieta.
-Anda, padre, hay que andar.
Y se levanta, y sale, y anda, porque su hija
le ha dicho que hay que andar cada día
si no quiere oxidarse.
Mientras madre, para no ver el filo,
para no ver la muerte,
olvida que hoy es miércoles, olvida que es agosto.
Olvida que ha vivido.
Y se afana, y trajina, y se ríe.
-Cómo voy a tener yo ochenta años.
De Los cuerpos oscuros ( 2005)

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