HIMNO
Sólo unos cuantos
gozan del misterio del amor,
y desconocen la insatisfacción
y no sufren la eterna sed.
El significado divino de la Cena
es un enigma para el entendimiento humano;
pero quien sólo una vez,
en los ardientes y amados labios
haya aspirado el aliento de la vida,
quien haya sentido fundir su corazón
con el escalofrío de las ondas
de la divina llama,
quien, con los ojos abiertos,
haya medido el abismo
insondable del cielo,
ése comerá de su cuerpo
y beberá de su sangre
para la eternidad.
¿Quién ha descifrado
el sublime significado
del cuerpo terrenal?
¿Quién puede asegurar
que ha comprendido la sangre?
Un día todo será cuerpo,
un único cuerpo,
y en la sangre celestial
se bañará la feliz pareja.
¡Oh!, ¿acaso no se tiñe de rojo
el inmenso océano?
¿no es ya la roca que emerge
pura carne perfumada?
Es interminable el delicioso banquete,
el amor no se sacia jamás,
y nunca se acaba de poseer al ser amado,
nunca el abrazo es suficiente.
Los labios se tornan más delicados,
el alimento se transforma de nuevo
y se vuelve más profundo, más íntimo y cercano.
El alma se estremece y tiembla
con mayor voluptuosidad,
el corazón tiene siempre hambre y sed,
y así, para la eternidad,
el amor y la voluptuosidad se perpetúan.
Si los que ayunan
lo hubiesen saboreado sólo una vez
lo abandonarían todo
para venir a sentarse con nosotros
a la mesa servida y nunca vacía
del ferviente deseo.
Y de ese modo reconocerían
la inagotable plenitud del amor,
y celebrarían la consumación
del cuerpo y de la sangre.
Novalis, traducción de Rodolfo Häsler, de Mil años de poesía europea
OZYMANDIAS
Encontré un viajero de comarcas remotas,
Que me dijo: “Dos piernas de granito, sin tronco,
Yacen en el desierto. Cerca, en la arena, rotas,
Las facciones de un rostro duermen…el ceño bronco,
El labio contraído por el desdén, el gesto
Imperativo y tenso, del escultor conservan
La penetrante fuerza que al esculpir ha puesto
En su mano la burla del alma que preservan.
Estas palabras solas el pedestal conmina:
“Me llamo Ozymandias, rey de reyes. ¡Aprende
En mi obra, oh poderoso, y al verla desespera!”
Nada más permanece. Y en torno a la ruina
Del colosal naufragio, sin límites, se extiende
La arena lisa y sola que en el principio era.
Shelley, traducción de Leopoldo Panero, Mil años de poesía europea
EL MENDIGO
Junto a la puerta de un convento
pedía ayuda aquel mendigo
muerto de sed, enjuto, hambriento,
de sufrimiento apenas vivo.
Algo de pan, no más, pedía,
en su mirada había dolor;
sobre la mano que tendía
sólo una piedra alguien dejó.
Así tu amor yo te he pedido,
con llanto amargo, con pesar,
¡y así tú siempre has conseguido
mis sentimientos engañar!
Mijaíl Lérmontov , de Poetas Románticos Universales
GOLONDRINAS
Espío atento y acechante,
olvido el mundo alrededor;
la golondrina del estanque
seduce toda mi atención.
Surca, en el aire dibujada,
las quietas aguas de cristal
que, con pasión insospechada,
Sus alas quieren atrapar.
Esa misma actitud valiente,
y ese raudal de ofuscación,
¿no son iguales en la fuente
de nuestra humana inspiración?
¿Y yo, simple mortal? ¿Acaso
no me aventuro en los caminos
buscando siempre, paso a paso,
Alguna gota del destino?
Afanasi Fet , de Poetas Románticos Universales