Un arroyo, su murmullo.
El agua encuentra a la piedra
la bordea
y continúa en su fluir.
No como tú,
que te empeñas en demoler
en eliminar a la piedra
al menos desgastarla
aunque te desgarres tu piel
en ese intento.
El agua discurre sin embargo
como si nada la perturbara
ni hubiese obstáculo alguno
en su camino.
del poemario Hallarme yo en el mundo