Tú, Álvaro, que encarnas la alegría,
ahora que inseguro empiezas
a dar tus primeros pasos
y miras con asombro la vida
y obstinado todo lo quieres coger
el mundo se descubre para ti.
En tu larga vida de aprendizaje
no sé la suerte que tendrás
así tan loco como eres
siempre riéndote y jugando
corriendo de un columpio a otro
sin agarrarte nunca
subiéndote a las mesas las ventanas
con esa vocación de escalador
que no conoce ni intuye ningún peligro.
Te pondré ramas de olivo en los bolsillos.
de Hallarme yo en el mundo